Los resultados trimestrales de Twitter muestran los primeros beneficios en la historia de la compañía. Un buen paso adelante que no puede ser el único.
La lista de problemas de Twitter puede no tener fin, económicamente, en cuanto a comportamiento de usuarios y en cuanto a las decisiones que la empresa va adoptando. Sin embargo, por primera vez en su corta historia (12 años), la compañía fundada y liderada por Jack Dorsey, ha conseguido ser rentable, algo que sin duda sube el ánimo de los inversores y que muestra que todavía se puede hacer mucho bueno.
En concreto, en su cuarto trimestre del año fiscal 2017, tras obtener 732 millones de dólares en ingresos, creciendo un 2 por ciento sobre el mismo trimestre del año anterior, la compañía ha obtenido 91 millones de beneficios, frente a los 167 millones de dólares de pérdidas con los que cerraba el curso. El problema para la junta presidida por Dorsey es que otro de los grandes problemas, como es el estancamiento en número de usuarios mensuales, no acaba de tener solución.
La cifra sigue siendo 330 millones, frente a los 330 millones que se esperaban. Si se compara con el crecimiento que siguen experimentando servicios de mensajería y redes sociales como Facebook, Instagram o WhatsApp, que o bien han superado por mucho los 1000 millones o bien se acercan peligrosamente. De hecho, sólo Instagram Stories como apartado de Instagram superará pronto a Twitter. La parte buena es que parece que dentro de esos usuarios, ahora hay más que se conectan día a día, en concreto un 12% más.
Aunque sea de manera anecdótica, Twitter sigue siendo muy relevante en muchos ámbitos, e incluso en gente joven que ya ni pensaba usar la plataforma, como los muchos seguidores que, por ejemplo, han hecho que Operación Triunfo sea trending topic día a día. A nivel no anecdótico, sino comprobado después de años, Donald Trump sigue siendo el personaje más relevante a día de hoy.
Además de la cifra de usuarios, la compañía sigue sin controlar aspectos como el acoso o el crecimiento en la red de opiniones políticamente y socialmente radicales que incitan al odio hacia colectivos y grupos sociales. Desde Twitter defienden que se lo toman en serio, pero lo cierto es que siempre parecen estar más centrados en llevar a cabo implementaciones de funciones que nadie ha pedido que las que realmente pueden cambiar el día a día de la plataforma, como un mejor filtrado para los usuarios o edición de tuits que no obligue a borrar debido a pequeños errores ortográficos.