Según estudios de universidades americanas, podría ahorrarse hasta un 40% con la incorporación de ventanas inteligentes en nuestras casas. Una sofisticada tecnología las dota de múltiples funciones.
Al ritmo al que se desarrollan los avances tecnológicos hoy en día, en unos años lo menos inteligente que habrá en el planeta serán las personas. Una de las novedades para ir configurando poco a poco un hogar inteligente total son las ventanas smart. Aunque hace tiempo que se trabaja y mejora esta tecnología, se ha ido perfeccionando en los últimos tiempos para lograr un producto difícilmente superable, al menos por ahora.
En España un ciudadano medio paga unos 1-000 euros al año en facturas de luz, algo más de ochenta mensualmente. La gran mayoría busca trucos y consejos sin saber que, posiblemente, la solución pase por la tecnología. Además del gasto en luz, en gas se puede llegar a gastar una media de 170 euros al mes dependiendo de la estación. Según estudios de universidades americanas, se podría lograr un ahorro de hasta el 40% en facturas con la incorporación de este nuevo elemento inteligente a nuestras casas.
Estas ventanas pueden realizar muchas funciones. Para ello es fundamental su conectividad con nuestros dispositivos móviles. Una de las tareas que llevan a cabo es la de regular automáticamente su grado de apertura dependiendo del clima exterior. Mediante un sensor interior de temperatura y uno exterior meteorológico, la propia ventana los compara y se abre o se cierra sola para lograr la temperatura idónea para nuestro hogar, que previamente podemos configurar desde nuestros smartphones.
Por otra parte, las ventanas inteligentes están empezando a sustituir a las cortinas y persianas. En primer lugar, llegaron las ventanas en las que nosotros mismos podíamos controlar qué partes se vuelven opacas. Mediante una aplicación móvil o control por voz es posible modificar a cualquier hora cuánta luz queremos que pase. Además, los cristales tienen diferentes formas (para controlar mejor el lugar por el que entra la luz) y pueden ser de los colores azules, verdes, grises y transparentes.
Y todavía se ha dado un pasito más. Ahora las ventanas no solo pueden controlar la cantidad de luz que entra, sino que también pueden ajustar el calor que penetra en la vivienda. Mediante este nuevo mecanismo es posible programar la ventana en tres modos. En el modo verano se deja pasar la luz pero no el calor, así se rentabiliza más el aire acondicionado y no es necesaria tanta cortina. Con el modo invierno se ahorra en calefacción porque deja pasar la luz y más calor, por lo que se reduce también la factura del gas. El tercer modo es muy español: el modo siesta/amanecer, que bloquea tanto luz como calor para un mayor descanso.
Por si esto fuera poco, este tipo de ventanas pueden funcionar con luz solar, lo que significa que además de regular luz y calor son energéticamente autónomas. Aunque estos productos comenzaron siendo muy caros, poco a poco han reducido su precio, siendo hoy asequibles para la gran mayoría de nosotros. Ya no hay excusa que valga para no contar con un hogar inteligente y sostenible.