El aumento de las ventas de eléctricos en China ha sido incisivo durante los primeros diez meses del 2018: un 91% de incremento.
Puede parecer que la movilidad eléctrica ha comenzado en California. Tesla y el foco mediático que es Silicon Valley invitan a pensar así en un primer momento. Pero donde realmente ha tenido lugar el impulso industrial que los nuevos vehículos necesitan es en China.
Las cifras hablan sin necesidad de otro interlocutor. En 2017, según datos del International Council on Clean Transportation (ICCT), salieron 595.000 coches eléctricos de las fábricas chinas. Durante ese año la producción mundial de este tipo de automóviles se estimó en 1,1 millones de unidades. La cuota del país asiático es más de la mitad de la cifra global.
La balanza se inclina hacia este gigante, y esto se refleja también en las ferias. Resulta significativo el eco que ha tenido la última edición de la Guangzhou International Automobile Exhibition. Se ha celebrado en una ciudad cuyo entorno tiene un claro perfil industrial. Parte del nuevo sector automovilístico chino, dedicado a la movilidad eléctrica, se encuentra en las cercanías.
Durante esta feria es cuando se ha conocido el nivel de ventas de eléctricos de China este año. En los primeros diez meses del año, desde enero a octubre, se vendieron un 91% más de unidades. En total, fueron 726.000 coches. Y aún queda un pedacito de 2018 para engordar la cifra.
En este contexto, los dos fabricantes que más destacan son BYD y BAW. El primero, probablemente la compañía china de eléctricos con más proyección internacional, vendió 163.000 coches, un 20% del mercado. El segundo en la lista es el grupo de carácter estatal BAW, que despachó 114.000 unidades.
La oportunidad china para liderar la automoción
El aumento de las ventas de eléctricos en China es un síntoma de cómo afronta el país el cambio de movilidad. No solo coches sino autobuses, motos, bicicletas e incluso transporte aéreo y marítimo. Todo ello se encuentra dentro del cambio que trae un nuevo motor y entierra la tecnología de combustión interna.
Los esfuerzos de China en este campo no han sido orgánicos. Las empresas que fabrican coches y otros vehículos eléctricos han florecido al amparo de los incentivos estatales. El gobierno del país ha apostado fuerte por esta industria con un doble propósito. Uno de los objetivos es evidente. Los eléctricos permitirán reducir la contaminación en las ciudades, mejorando la calidad del aire.
La segunda intención tiene que ver con un enfoque estratégico dentro de la industria mundial. China es la fábrica del mundo desde hace décadas. Pero parece que se ha cansado de ser únicamente eso. El país quiere diseñar, fabricar y vender con su propia marca. Y aquí es donde entran las nuevas empresas de vehículos eléctricos. Estas son las llamadas a formar una nueva industria de la automoción, basada en un nuevo motor, en nueva tecnología, diferente a la que dominan las compañías japonesas, estadounidenses y europeas.
Imágenes: Remko Tanis, Eneas