Científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias han descubierto este hecho a partir del estudio de un millón de estrellas colindantes dentro de la propia Vía Láctea.
El universo es un vasto terreno inexplorado que alberga todo tipo de fenómenos inimaginables para la conciencia humana. Unos procesos interestelares que suelen desembocar en portentos espaciales capaces de dejar boquiabierta a la mismísima naturaleza terrestre.
Los protagonistas de estos procesos son de diversa índole, desde cuerpos de grandes magnitudes como estrellas, hasta pequeños cúmulos de gas y polvo que vagan por el espacio, pasando por galaxias enteras chocando entre sí. Todos estos elementos son los que componen el universo que habitamos, por lo tanto, tanto nosotros, los seres humanos; como ellos, los procesos, estamos dispuestos de manera que es el tiempo, relativo a nivel universal, el encargado de ejercer de juez divino ante toda esta serie de circunstancias.
Galaxias que comen galaxias
Uno de los eventos de mayor magnitud a los que se puede asistir a nivel cósmico es el que consiste en una especie de canibalismo galáctico entre dos galaxias cercanas.
Científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han publicado recientemente en la revista académica Nature Astronomy un descubrimiento peculiar dentro de la dinámica intergaláctica.
Se trata de la fusión de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y una cercana llamada Gaia-Encélado, lo que produjo que la propia Vía Láctea se tragara a Gaia-Encélado debido a su mayor magnitud. Este suceso ocurrió alrededor de 10.000 años atrás en el tiempo.
Los científicos llegaron hasta este hallazgo a través del estudio de un millón de estrellas en un radio de 6.500 años luz. De todo este macrogrupo de estrellas decidieron poner énfasis en dos tipos ubicadas en el halo galáctico, una gran esfera que rodea el disco aplanado de la Vía Láctea.
La conclusión de los investigadores respecto a los dos grupos de estrellas fue que cada uno pertenecía a una galaxia diferente. Las estrellas rojas nacieron en la Vía Láctea primitiva hace aproximadamente 13.000 millones de años, mientras que las azules surgieron en esa misma franja temporal también pero en la galaxia Gaia-Encélado.
Por lo tanto, dedujeron que dichas estrellas azules fueron engullidas por la Vía Láctea cuando ambas galaxias chocaron violentamente en el pasado.
FUENTE: EL PAÍS