Según los expertos, en 2050 más del 65% de la población mundial vivirá en ciudades. Los pueblos y lugares alejados de las grandes urbes quedarán de lado. Sin embargo, ¿podríamos sobrevivir en un espacio urbano sin árboles?
Puede que, a veces, pensemos que la naturaleza no tiene cabida o importancia en el lugar en el que vivimos. Pero los árboles siempre han sido una parte fundamental de las ciudades, tanto para el terreno como para los propios ciudadanos.
Son fuente de vida, pues nos ayudan a tener mejor salud, pero también son necesarios para alimentarnos, calentarnos y para la construcción. Esto puede llegar a suponer una explotación exagerada, que provoca su desaparición en muchas zonas. Con todo esto, es comprensible que su existencia es clave para nuestra supervivencia.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XVIII, cuando los constructores empezaron a tomar consciencia de la relevancia que tenía la presencia de naturaleza dentro de las ciudades. Por ello, los urbanistas comenzaron a diseñar las ciudades de modo que estuvieran envueltas entre parques y zonas verdes.
Beneficios de los árboles en las urbes
– Funcionan como esponjas naturales. Cuando se producen lluvias, estos absorben el agua y evitan las inundaciones. Esto también implica menor necesidad de alcantarillado en las ciudades.
– Sus hojas purifican el aire, atrapando el carbono y otros contaminantes que suponen un problema para el ser humano.
– Evitan las altas temperaturas, ya que, con su ausencia, los edificios pueden llegar a absorber hasta 10 veces más radiación solar que cuando hay cerca árboles.
– Favorecen la disminución de enfermedades contagiosas, tanto por la purificación del aire, como por el descenso de unas temperaturas muy elevadas.
– Asimismo, son una buena medicación frente a las enfermedades mentales. Esto se debe a que los espacios verdes mejoran la atención y aplacan el estrés. Además, en estudios recientes se ha demostrado que los pacientes que tienen a su alcance vistas a la naturaleza se recuperan antes que los que no pueden ver más allá de un muro o una pared.
A pesar de todas las ventajas que tiene la presencia de la naturaleza -tanto flora como fauna- en nuestro entorno, todavía no estamos mentalizados de que la incorporación de árboles, parques y más zonas verdes en las ciudades es fundamental. Ahora es trabajo de todos impulsar la integración de los llamados «pulmones verdes» en nuestros espacios grises.