Wearables para la rehabilitación de enfermedades cerebrovasculares

Investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido), en colaboración con el Imperial College de Londres, desarrollan una manga portátil con Wifi que ayuda a los pacientes de ictus y derrame cerebral a recuperar la funcionalidad de su brazo.

El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo. La sangre no llega al cerebro y las células nerviosas no reciben el oxígeno necesario, lo que provoca que dejen de funcionar.

El ictus es la primera causa de mortalidad entre las mujeres españolas, y la segunda entre los varones, según datos del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN). En Europa mueren 650.000 personas anualmente y, de ellos, 40.000 en España. De hecho, al año se detectan unos 120.000 casos nuevos.

Los síntomas del ictus son la pérdida de sensibilidad, fuerza, debilidad en brazo y pierna de un lado del cuerpo, visión doble, vértigo, alteración del habla…

Cuando se trata de herramientas que pueden ayudar a personas que han sufrido episodios cerebrovasculares como apoplejías, derrames, ictus… nos viene a la cabeza el uso de exoesqueletos o nanopartículas que disuelven los coágulos cerebrales para ayudar en el proceso de rehabilitación de los enfermos. Pero esta vez, investigadores de la Universidad de Southampton y el Imperial College de Londres han llegado más lejos y están desarrollando un dispositivo llamado M-Mark. Este wearable consiste en una manga de ropa con conexión WiFi que proporciona información sobre el estado del paciente mientras realiza los ejercicios de rehabilitación y ofrece consejos y datos para la mejora de la terapia.

M-Mark es el primero en incorporar mecanomiografía (MMG), utiliza sensores para detectar la vibración de un músculo cuando se contrae, además de una unidad de medición inercial (IMU) que ayuda a detectar los movimientos. Así, los datos recogidos por los sensores se combinan y se elimina la información que no sea necesaria.

El dispositivo capta lo datos para enviarlos a un ordenador y, seguidamente, el paciente podrá ver en la pantalla la representación de los movimientos y la evolución  de cada ejercicio. Además el sistema proporciona información a los médicos para diagnosticar problemas específicos del movimiento, y facilitar la toma de decisiones, controlar el progreso y, por tanto, optimizar la eficacia de la terapia y reducir las visitas al hospital.

El proyecto M-Mark, que aún no se ha hecho realidad, nació hace dos años y cuenta con una financiación que no llega al millón de libras esterlinas por parte del National Institue for Health Reserach (NIHR) a través del programa Invention for Innovation (i4i). Además, el marco de colaboración entre la Universidad de Southampton y el Imperial College London cuenta con el apoyo de consultoras médicas: Maddison and Tactiq y NHS Trusts.

Según explica el coordinador del proyecto, Jane Burridge, profesor del Restorative Neuroscience de Southampton: “Esperamos que la manga ayude a los pacientes con ictus a recuperar el uso del brazo, a reducir el tiempo dedicado a los terapeutas y a permitir que tengan terapia de 45 minutos diaria de manera más fácil. Todo esto sirve para evaluar los problemas de los pacientes de forma más precisa”. “Unas 150.000 personas en el Reino Unido tienen un episodio cerebrovascular al año. A pesar de las mejoras en la atención, alrededor del 60% de estos pacientes no terminan de recuperar la función de su brazo o mano”.

Internet de las Cosas sigue evolucionando día a día en todos los campos, y en el de la salud no se queda a la deriva. M-Mark tiene el tiempo y la financiación necesaria para que sea desarrollado de tal forma que se convierta en una herramienta imprescindible de cara a la mejora de los pacientes con este tipo de enfermedades.

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