La respuesta la tienen en Japón, y se trata del vuelo de Lévy, una forma de movimiento conocida dentro del reino animal utilizada principalmente para cazar.
Las matemáticas han sido siempre una fuente de disputa en los colegios entre los adolescentes de todas las edades. ¿Para qué sirven? Es la típica pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez. Con la que además, nos preguntábamos qué necesidad podría haber en saber despejar ecuaciones o resolver funciones por ejemplo.
La respuesta es más compleja de lo que parece y tiene cierto parecido con las mismas preguntas que los alumnos se hacen sobre la filosofía.
La filosofía como tal en el ámbito educativo tiene especial importancia, pese a que en el momento de su estudio no se vea más allá del mismo. La filosofía expande nuestra manera de pensar, nos aporta nuevos conceptos y pensamientos, que aunque no se pongan en práctica tal cuales, generan un desarrollo intelectual y madurativo esencial en nuestra edad adulta.
Con las matemáticas sucede parecido. La vida humana está completamente ligada a esta ciencia. Si las matemáticas que se estudian en el colegio son los ladrillos, el mundo que conocemos son los edificios construidos por esos ladrillos. Incluso la propia naturaleza, dado que las matemáticas provienen de ella.
Es por eso que tanto la filosofía como las matemáticas son esenciales para la vida humana, cada una en su ámbito, y por mucho que les pese a los alumnos de primaria y secundaria.
Es en este sentido en el que la ciencia matemática nos ayuda a resolver cuestiones que parecían destinadas a la casualidad, como por ejemplo el cruce de los pasos de cebra o de peatones.
El vuelo de Lévy, patrón clave en los paseos
Varios científicos japoneses se pusieron de acuerdo para realizar un estudio sobre la posible existencia de un patrón de movimiento del ser humano. Y lo encontraron.
Se trata de un patrón común dentro del mundo animal llamado vuelo de Lévy, en el cual el movimiento del individuo se basa en movimientos cortos y al azar, unidos a otros largos.
Los científicos establecieron que al cruzar un paso de peatones, los viandantes tienden a seguir a otra persona que vaya en su misma dirección. Lo que supone al llegar a la acera y visto con un diagrama de movimiento, un camino que se representa como un vuelo de Lévy, es decir, pequeños pasos en busca de un guía y luego una trayectoria larga completando el cruce.
Este tipo de movimiento fractal, también se da en el vuelo de aves, en las abejas y hasta en los tiburones. Lo que sustenta la idea por la cual, la naturaleza en todos sus aspectos se rige de la misma manera; y esta manera tiene mucho que ver con las matemáticas.