SpaceX ha alcanzado un nuevo hito en el objetivo de la exploración espacial. El lanzamiento del cohete Falcon Heavy en una misión que lo mantendrá en la órbita de la Tierra durante un año.
El despegue forma parte de la misión Space Test Program-2 (STP-2), una demostración de la NASA para perfeccionar la tecnología que en un futuro podría llevar astronautas a Marte.
La misión espacial observará el entorno espacial alrededor de la Tierra, y estudiará la forma en la que nos afecta. El lanzamiento tuvo lugar el pasado 25 de junio desde el Centro Espacial Kennedy en el Cabo Cañaveral (Florida).
«Este lanzamiento significa una verdadera asociación entre gobierno e industria. Las misiones de la agencia a bordo del Falcon Heavy también se van a beneficiar de colaboraciones con otras empresas, con Universidades y las distintas agencias públicas», ha afirmado Jim Reuter, administrador asociado de la Dirección de Misiones de la NASA.
24 satélites espaciales en órbita
Las misiones contribuyen al diseño de naves espaciales más inteligentes y proporcionan una visión más amplia de los efectos de la radiación en el espacio. Se han enviado al espacio 24 satélites, equipamientos científicos y meteorológicos y un reloj atómico.
Los distintos satélites puestos en órbita estarán encargados de explorar las capas con una carga eléctrica en la atmósfera superior de la Tierra y su influencia en la interrupción de las comunicaciones y las señales GPS.
Navegación entre la Luna y Marte
Los instrumentos meteorológicos espaciales y el satélite CubeStat recopilarán información para mejorar la protección del hardware y de los astronautas durante su estancia en el espacio.
El reloj atómico probará una nueva forma en la que las naves pueden viajar a través del espacio profundo. Esta tecnología podría permitir el uso de las señales GPS como un método de navegación entre la Luna y Marte.
Una vez que el lanzamiento del Falcon Heavy se ha completado con éxito, la misión estará operativa durante al menos un año para recolectar datos y comunicarse con la Tierra. Se trata de un periodo de tiempo imprescindible para que se perfeccionen las distintas tecnologías implicadas y los datos extraídos puedan ser analizados con precisión.