La venta de un millón de coches eléctricos por parte de Tesla constituye un hito para el sector de la automoción y confirma el cambio de modelo.
Los números redondos tienen un magnetismo especial. Pese a vivir en un mundo inundado de cifras, con una exposición excesiva a los récords numéricos, alcanzar ciertos guarismos nos llena de satisfacción. Los vemos como hitos, como fronteras superadas. Y es precisamente lo que ha ocurrido con el anuncio que realizó Tesla. La compañía había vendido un millón de coches eléctricos.
Lo anunció Elon Musk a través de su canal favorito: con un tuit. Sencillamente una foto del coche número un millón y otra de empleados de la compañía ilustraron el anuncio. Hasta llegar a este punto, la empresa ha llevado a cabo un largo recorrido.
Congratulations Tesla team on making our 1,000,000th car!! pic.twitter.com/5M99a9LLQi
— Elon Musk (@elonmusk) March 10, 2020
La fundación de Tesla Motors, como se llamaba inicialmente, se dio en 2003. Detrás había una voz preponderante, Elon Musk. A lo largo de los siguientes años tocaba investigación y desarrollo. Fue lo que hizo la compañía hasta que lanzó su primer producto, el Tesla Roadster, en 2006. Se vendieron 2.100 unidades hasta su descatalogación en 2012.
Pero cuando de verdad empezó el ascenso de la compañía fue con el lanzamiento del Model S. Un coche elegante de alta gama que apareció en 2012. A partir de ahí Tesla empezó a ser conocida como el Apple de los coches en algunos lugares. Para diciembre de 2018 el número de unidades vendidas había sido de 263.000.
Llegar a todos los públicos
No acaba en la alta gama el recorrido de Tesla. La presentación de su Model 3 y su llegada reciente a distintos mercados ha expandido las miras de su negocio. Aquí está una de las claves de haber llegado a vender un millón de coches eléctricos. Este es un vehículo encuadrado en la gama media, con un público objetivo mucho más amplio. Y esto se ha notado en las ventas. El Model 3 se ha aupado en los rankings de varios países entre los eléctricos.
Paralelamente y antes de llegar a un millón de coches eléctricos vendidos, Tesla ha ido presentando novedades. Nuevos modelos , como el Model Y o el Cybertruck, han acompañado a sus esfuerzos en el ámbito del coche autónomo.
Producción de baterías en masa
Uno de los pilares de Tesla ha sido la producción masiva de baterías. Su alianza con Panasonic , una compañía con tecnología sólida en este terreno, la posicionó en el sector de un salto. A partir de ahí sus ambiciosos proyectos y sus aún más ambiciosos objetivos han hecho el resto. Algunos de los primeros ya se han llevado a cabo, como la construcción de gigafábricas. Muchos de los segundos siguen en el aire. A veces la visión futurista de Musk choca con la realidad, otras veces sale él victorioso.
Triunfos y desilusiones (retrasos, expectativas demasiado altas) aparte, nadie le discute a Tesla su mérito. Ser capaz de producir un millón de coches eléctricos, especialmente con un enfoque hacia la alta gama, es loable. Porque lo ha hecho en un mundo en el que el motor de combustión interna había sido indiscutible durante décadas. Incluyendo en esta imbatibilidad los frustrados intentos por buscar motores alternativos en los 70 y 80.
Pero esta carrera de fondo habría terminado en las primeras etapas de no ser por la fabricación masiva de baterías. Estas constituyen la base de los vehículos. Son uno de los componentes más caros y el más esencial. De ellas depende la autonomía, la principal característica que echaba para atrás a los consumidores. Además, su tecnología está vinculada a la velocidad de carga, otro de los factores de rechazo. Tesla ha podido superar ambos. El segundo gracias a una fuerte inversión en una red de cargadores propia.
Pero la producción en masa de baterías también ha permitido abaratar los costes de los vehículos en gran medida. Un paso muy importante para alcanzar la rentabilidad. Con esta esquiva frontera ha coqueteado Tesla durante muchos años. Ahora el camino parece más allanado.
Imágenes: Telsa