El cerebro es un gran misterio. Esconde millones de secretos y los expertos lo clasifican como uno de los órganos más complejos del cuerpo. Actualmente, se sabe muy poco sobre su funcionamiento, entonces, ¿es posible entender cómo crea el cerebro nuestra realidad?
Según los expertos en neurociencia, nuestras neuronas trabajan para crear lo que denominamos experiencia consciente o consciencia. El propio cerebro hace una diferencia entre la inteligencia y la consciencia, pues la segunda tiene que ver directamente con la naturaleza en la que vivimos.
Anil Seth es un neurocientífico que estudia las bases cerebrales de la conciencia y el yo. Él afirma que somos seres que, constantemente, estamos alucinando de forma más o menos controlada. Cuando aceptamos esas alucinaciones las llamamos “realidad”.
¿Qué es realmente la consciencia?
A través del estudio de Anil Seth, entendemos que hay dos formas de comprenderla. En primer lugar, las experiencias que vivimos a partir del mundo que nos rodea formado por sonidos, aromas o sensaciones que crean una panorámica multisensorial 3D. Es decir, como si se tratara de una película interior.
Y en segundo lugar, está el “yo consciente”, el sentirse o no parte de esa película interior que conforma el mundo a nuestro alrededor.
El cerebro como organismo único ni ve, ni oye, sino que crea conjeturas gracias a todas las señales que recibe del mundo exterior. Aunque lo más curioso es que las percepciones no se crean de fuera hacia dentro, sino al contrario. Nuestras experiencias previas determinan cómo percibimos estas señales.
Alucinamos constantemente
Los neurocientíficos determinan que los humanos construimos nuestra realidad a partir de alucinaciones que controlamos, siempre que no haya una enfermedad mental previa. Incluso el “yo” se construye a través de esas alucinaciones.
Nuestras experiencias del mundo y de nosotros mismos como parte de él son diferentes tipos de alucinaciones controladas. Y que, como seres humanos, las hemos ido moldeando a lo largo de los siglos para mantenernos vivos ante los peligros.
De este modo, cuando una persona sufre una enfermedad mental, como la depresión o la esquizofrenia, percibe el mundo de forma errónea y, por ende, se percibe a sí mismo de manera inexacta. Esto es porque los mecanismos de predicción no están funcionando correctamente.
Sin embargo, haber podido llegar a entender que hay personas a las que les sucede esto, abre puertas a la investigación, tanto en psiquiatría como en neurología. Porque no se trata de síntomas de percepción, sino del propio mecanismo del cerebro, que tiene esa función en nuestro cuerpo.