En plena era de la posverdad y las fake news, hoy, 21 de noviembre, celebramos el Día Mundial de la Televisión.
Esta efeméride se celebra desde 1996, cuando la ONU impulsó este día para conmemorar un uso responsable de uno de los principales canales de difusión de la información pública.
Una herramienta que ha hecho historia
Han pasado casi 150 desde que se dieron los primeros pasos para que fuera posible la aparición del que sería considerado como primer aparato de televisión de la historia: el disco de Nipkow.
Durante todos estos años, grandes hitos históricos han quedado grabados en nuestra mente y en la de generaciones y generaciones, gracias a la existencia de la televisión: la retransmisión de los primeros Juegos Olímpicos (1936), el primer Mundial de Fútbol (1954), el debate entre John F. Kennedy y el vicepresidente Richard Nixon (1960), la llegada del hombre a la luna (1969), la muerte de Franco (1975), el Golpe de Estado del 23F (1981), la caída del muro de Berlín (1989) o el 11S (2001). Y, aunque no sean grandes hitos de la historia, no podemos obviar los acontecimientos más televisados con millones de televidentes en todo el mundo, como el funeral de Diana de Gales (1997) o de Michael Jackson (2009).
De televisión familiar a televisión social
La televisión, como antes lo había hecho la radio, fue aquella tecnología capaz de reunir a las familias en sus hogares para compartir información, como cuando siguieron a tiempo real el asesinato de Kennedy, y para compartir entretenimiento.
Desde la democratización y descentralización de Internet con la aparición de la WWW, los mass media han ido año tras año perdiendo cuotas de audiencias, las cuales han virado hacia los medios nativos o versiones digitales de la prensa tradicional. Sin embargo, a pesar de la lógica caída del ‘papel’, hemos visto cómo, tanto la radio a través de los podcasts, como la televisión con las retransmisiones en los canales online, han tenido una revitalización.
Y es que sí, hoy la televisión está disponible a cualquier hora y en cualquier lugar, tan solo es cuestión de elegir qué queremos ver.
Ahora la televisión es fundamentalmente social. Acostumbrados a consumirla en un “Second screening” o, incluso, “Multisecreening”, consultamos el correo, wasapeamos, miramos nuestro Instagram o tuiteamos mientras vemos nuestros programas favoritos… ¿Qué sería de Eurovisión hoy día sin Twitter?
La televisión al servicio del público de la ciudadanía
Además del uso responsable, a los medios televisivos se les pide estar al servicio de los espectadores para promover la cultura, el desarrollo social y económico, así como la igualdad y la paz. Pero, en estos tiempos de absoluta crispación y tensión política, ¿creemos que los medios realmente promueven el bienestar emocional de los televidentes?
Sin duda, con la pandemia por coronavirus la televisión se puso al servicio público de la ciudadanía no solo para informar de la situación que estaba ocurriendo a tiempo real, con respecto a la crisis sanitaria. Sino también para convertirse en una válvula de escape de los millones de personas que se encontraban aisladas en sus domicilios. Información y entretenimiento para toda la familia veinticuatro horas siete días a la semana en todas las cadenas, públicas y privadas.
¿Hacia dónde vamos? El metaverso aplicado al entretenimiento
Con la llegada de las grandes plataformas VOD muchos predijeron la muerte de la televisión, sin embargo, no solo seguimos en una convivencia amistosa, sino que estas, ante los problemas de rentabilidad, parece que se están volviendo más televisivas.
El periodismo del siglo XXI ya no solo emite información de forma unidireccional y centralizada, sino que ahora los usuarios, la audiencia, nos hemos convertido en verdaderos prosumidores: comentamos, compartimos y creamos contenido (CGU). Por lo que, lo primordial no es tener una masa de audiencia en torno a un medio, si no generar productos o servicios de valor para crear una comunidad fiel y sementada que esté dispuesta, incluso, a pagar por ellos.
Y si alguien sabe de televisión es Condorcet Da Silva, en la cual ha trabajado desde 1957. Desde la TV pública portuguesa (RTP), la OTI, América Televisión, como consultor de la Unesco para el desarrollo del intercambio de noticias entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, siendo uno de los padres del Grupo Atresmedia. Pero Condorcet tiene una visión muy clara de que la tecnología, primero con Internet, y ahora con las diferentes IAs y el metaverso, no hace más que abrir y multiplicar las posibilidades de enriquecer la experiencia del usuario hacia límites ni siquiera imaginados.
“El metaverso es un concepto que desarrolla la siguiente generación de Internet, que describe una experiencia inmersiva y multisensorial en el uso aplicado de diversos dispositivos y tecnológicos en Internet. La palabra metaverso proviene de la novela de ciencia ficción Snow Crash, escrita por Neal Stephenson. El metaverso generalmente está compuesto por múltiples espacios virtuales tridimensionales, compartidos y persistentes, vinculados a un universo virtual.
Quizá en un sentido más amplio, el metaverso puede no solo referirse a los mundos virtuales, sino a las experiencias multidimensionales aplicados en Internet en su conjunto, especialmente combinando la web 2.0, la realidad aumentada, la tecnología de tercera dimensión y la realidad virtual.
Hasta ahora se han identificado usos aplicados de los metaversos en el terreno del entretenimiento, especialmente en los videojuegos. Facebook que lidera el desarrollo con una gran cantidad de recursos tecnológicos y humanos hasta ha cambiado su nombre por Meta. Estoy seguro de que el metaverso tendrá influencia en el mundo de la televisión y en su conjunto en el mundo audiovisual», comentaba Condorcet Da Silva.
La televisión sigue siendo un elemento clave en esta sociedad, capaz de influir en las opiniones y pensamientos a nivel social, político y cultural. Velar por un contenido veraz, que huya de los bulos y la desinformación, ayudará a reducir la crispación que la política ya crea de por sí.