Ferias automovilísticas, concesionarios y publicidad muestran una imagen hace años impensable. Un sector que ha conseguido dejar la gasolina y el diésel por las baterías eléctricas. Todavía queda mucho por hacer, tanto por parte del usuario como de los fabricantes, pero todo apunta que vamos directos a un modelo de vehículo eléctrico. Pero aviones y barcos lo tienen más difícil. Grandes y pequeños ingenieros trabajan en crear barcos eléctricos que surquen los mares contaminando menos. ¿En qué fase se encuentran?
Solo tenemos que ver el tamaño de los gigantescos barcos mercantes que transportan la mayoría de mercancías por todo el mundo. O los cruceros de recreo, ciudades flotantes que albergan una inimaginable cantidad de personas a bordo. Que toda la flota marítima actual cambiase hacia un modelo basado en barcos eléctricos sería una de las mayores revoluciones para la humanidad. Más allá del transporte sostenible. Un cambio de paradigma hacia el que van encaminados los esfuerzos de pequeños ingenieros pero también de nombres como Maersk, MSC o COSCO.
Curiosamente, la Wikipedia cuenta que los barcos eléctricos tuvieron popularidad entre 1880 y 1920. Fue entonces cuando el motor de combustión interna se erigió como la opción más potente para mover unos barcos cada vez más grandes que debían atravesar distancias mayores. La crisis del petróleo de 1973 y los acuerdos internacionales, como la reciente Agenda 2030, han impulsado la recuperación de la electricidad como fuente para mover los barcos. En un contexto en el que la generación eléctrica cuenta con aliados sostenibles en forma de aire, sol o agua.
Barcos eléctricos para contaminar menos
En la actualidad, los barcos emplean mayoritariamente gasóleo, ya que sus motores son diésel. Y aunque se han realizado mejoras en los últimos años enfocadas a alargar su durabilidad, evitar su oxidación o mantener limpios los motores, sigue siendo una fuente de energía contaminante. En lo que a contaminación se refiere, los fabricantes de gasóleo para barcos han reducido el contenido de azufre. Del 3,5% al 0,5% actual. Empujados principalmente por las regulaciones internacionales surgidas en las últimas décadas. Pero los gases de escape de los barcos siguen siendo contaminantes, en especial el óxido de nitrógeno.
Hay dos alternativas principales al gasóleo: el hidrógeno y la electricidad. En un artículo anterior hablé de cómo el gas natural licuado o el metanol verde son algunas de las propuestas como combustible menos contaminante. El gas natural sería un combustible de transición, ya que sigue siendo una fuente de origen fósil. El metanol verde, en cambio, se crea a partir de hidrógeno, que puede ser también verde gracias a su generación a partir de energía solar o eólica.
Pero los barcos eléctricos también son una alternativa seria. A pequeña escala, resulta relativamente fácil comprar embarcaciones eléctricas con esloras de 3 a 23 metros. Desde embarcaciones neumáticas a fuerabordas, botes de ocio o barcos de tipo catamarán. Pero vayamos a las embarcaciones más grandes. ¿Qué hacen las grandes compañías navieras para que sus futuros barcos sean eléctricos?
Carga de barcos eléctricos en alta mar
El año pasado, el gigante danés de la navegación marítima, Maersk, anunció una empresa subsidiaria, Stillstrom, que iba a trabajar en la carga de barcos eléctricos en alta mar. Precisamente, la autonomía de las baterías es uno de los impedimentos para unos gigantes marinos que deben recorrer grandes distancias en alta mar. Es decir, lejos de las costas y de cualquier puerto o infraestructura de apoyo.
Según sus responsables, “la boya de carga será lo suficientemente grande como para cargar una batería o un recipiente eléctrico híbrido del tamaño de un SOV (Service Operations Vessel o buque de operaciones de servicio). Se escalará y se adaptará para suministrar energía a los buques más grandes, lo que permitirá a los buques de todos los tamaños apagar sus motores cuando estén inactivos”.
La idea detrás de esta empresa es facilitar estaciones de carga, el equivalente a las electrolineras terrestres, que instalará en puertos, hubs y demás instalaciones. Creando así una red que sustente a los barcos eléctricos una vez las flotas adopten esta tecnología. Que detrás de este proyecto esté un referente como Maersk y no una pequeña empresa es un gran avance, ya que supone el apoyo directo del sector en la transición hacia un modelo más sostenible.
Grandes cruceros con apoyo eléctrico
En mayo de este año, MSC, otro gigante de la navegación marítima con una gran flota de transporte y de cruceros de recreo, anunció que su mayor crucero, el MSC World Europa, iba a estar equipado con propulsión eléctrica integrada. Uno más que se une a una lista de 17 grandes embarcaciones de MSC que ya cuentan con esta tecnología facilitada por la filial francesa de General Electric.
Estos barcos emplean gas natural licuado para su funcionamiento. Y son propulsados por dos motores de inducción de 25 MW y entre 120 y 127 rpm alimentados por cuatro convertidores PWM MV7000 IGBT. A esto hay que añadir la propulsión eléctrica de General Electric, que además, incluye cuatro transformadores de propulsión y control remoto para la propulsión a bordo. Esta tecnología que puede contribuir a “mejorar la fiabilidad de la propulsión y a reducir los costos de mantenimiento” durante el ciclo de vida operativo de los buques.
El crucero eléctrico más grande del mundo
El año pasado se daba a conocer el, en principio, crucero eléctrico de mayor tamaño del mundo. Su nombre, Yangtze River Three Gorges 1, que nos da una pista de su fabricación y de en qué aguas opera este gigante propulsado enteramente por electricidad. De 100 metros de longitud, es un barco de cero emisiones que permite transportar hasta 1.300 pasajeros gracias a su baterías de 7.500 kWh. El equivalente a 100 automóviles eléctricos.
Pensado para moverse por el gran río Yangtze como barco de recreo de grandes dimensiones, fue desarrollado por la empresa china China Yangtze Power, subsidiaria de China Three Gorges Corp y de Three Gorges Tourism Group. Y tuvo un coste de aproximadamente 24 millones de dólares. En enero de 2022 realizó su primer viaje y puede recorrer distancias de 100 kilómetros a plena carga. Una cifra que se tiene que mejorar mucho, pero que supone un gran primer paso en este sector tan masificado como es el de los cruceros de ocio.
Transporte de grandes cargas para pequeñas distancias
En 2021 se estrenaron varios barcos eléctricos de transporte de mercancías para recorrer la distancia que hay entre los puertos de Amberes en Bélgica y los puertos de Ámsterdam y Róterdam en Países Bajos. Estas embarcaciones, que hasta entonces usaban motores diésel, empezarían a mover cargas de hasta 24 contenedores por nave y se alimentarían de baterías eléctricas. No solo eso. Aunque inicialmente serían tripuladas, la idea a medio plazo era que estos barcos eléctricos fueran autónomos.
La empresa responsable de estos barcos es Port Liner, de Países Bajos. En una primera fase iba a construir cinco embarcaciones eléctricas. Una cifra que puede aumentar en los próximos años para realizar desplazamientos de contenedores a cortas y medias distancias.
Precisamente, el principal escollo de los barcos eléctricos es su autonomía. Con los diferentes proyectos que hemos repasado en este artículo y los que se siguen produciendo por todo el mundo, hacia 2050 deberíamos contar ya con una flota de barcos eléctricos capaces de recorrer grandes distancias, aunque sea repostando por el camino. Sacrificando algo de autonomía y ampliando la duración de los viajes, podríamos convertir un sector contaminante en uno más sostenible sin renunciar a mover grandes mercancías de punta a punta del planeta.