La bioimpresión 3D revoluciona la regeneración de órganos con células propias

El doctor Atala y su equipo investigan las posibilidades que ofrece la técnica de bioimpresión en 3D para el transplante de órganos en pacientes de forma efectiva. La creación e implementación de una vejiga a un jóven estadounidense mediante esta técnica basada en la impresión tridimensional es un gran avance para la medicina generativa.

Anthony Atala, director del Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa en Estados Unidos, logra regenerar mediante la bioimpresión 3D tejidos y órganos e implementarlos en pacientes. Luka Massella es uno de los 10 pacientes que viven con una vejiga creada a partir de sus propias células con este tipo de técnica.

La bioimpresión 3D de tejido humano promete revolucionar el campo de la medicina con trasplantes de órganos, tratamientos para combatir el cáncer y desarrollo de medicamentos. Según un estudio reciente realizado por IDTechEX se prevé que este tipo de técnicas en el ámbito sanitario generará alrededor de 6.000 millones de dólares anuales en diez años.

Esta novedosa técnica parece sencilla, pero actualmente se enfrenta a diversos retos dentro del ámbito sanitario. La bioimpresión 3D tiene como finalidad crear, mediante células vivas, una estructura tridimensional funcional para dar solución o suplir las funciones de un órgano o tejido dañado.

El doctor Atala y su equipo han trabajado para lograr la implementación con éxito de los tejidos y órganos regenerados a partir de las propias células del pacientes que, previamente, son cultivadas en el laboratorio y crecen sobre una estructura de biomateriales que es integrada en el cuerpo humano. Con el tiempo se desintegra en el interior del organismo con la misma facilidad que lo hacen los puntos de sutura tras una operación.

El caso del joven Luke

Luke Masella nació con un defecto en el tubo neural llamado espina bífida, por lo que la columna vertebral del feto no consigue desarrollarse completamente desde el primer mes de embarazo causando daños en los nervios y en la médula espinal. A los 10 años, y tras varias operaciones, sus riñones dejaron de funcionar por un problema en la vejiga.

“Me enfrenté a la posibilidad de la diálisis para el resto de mi vida por lo que nunca más podría practicar deportes ni tener una vida normal” explica Luke. Atala y su equipo decidieron afrontar el reto y tomaron un trozo de vejiga de Luke para crear una nueva en el laboratorio. Tras una difícil operación de 14 horas, se reemplazo la vejiga defectuosa de Luke por una fabricada a partir de sus propias células para evitar así un posible rechazo futuro. A día de hoy, y con 27 años, Luke afirma poder llevar ‘una vida más o menos normal tras la cirugía’ .

Nuevos retos de la bioimpresión

La bioimpresora tiene varios frentes abiertos. El primero de ellos es conseguir que las células sobrevivan a la impresión y mantenga su estructura intacta. Otro de los desafíos de este tipo de técnica es lograr que las células puedan nutrirse para poder sobrevivir.

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Atala explica que «estructuras planas como la piel son más fáciles de imprimir que las estructura tubulares (vasos sanguíneos y uretra) y órganos huecos como las vejigas”. Pero, sin duda, el gran reto esta en grandes órganos como el corazón, los pulmones o los riñones, que necesitan «muchas más células por centímetro».

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