Cerveza en polvo

Cerveza en polvo: la clave para hacer más sostenible una de las bebidas más populares

El café instantáneo o la leche en polvo son dos ejemplos de cómo la tecnología permite allanar el camino para que los alimentos se puedan transportar y conservar mejor en determinadas condiciones y llegar a todo el mundo. Mientras que el café soluble agiliza el proceso de transporte, conservación y preparación de una de las bebidas más importantes para muchos, la leche en polvo ayudó y sigue ayudando a millones de personas que no pueden acceder a este producto. Y otra bebida popular que se une a esta lista es la cerveza en polvo.

La cerveza ya se bebía en el 4.000 antes de Cristo, si nos atenemos a los restos encontrados en antiguas poblaciones sumerias, egipcias y germánicas. La humanidad, desde siempre, ha buscado alternativas al agua en tiempos en los que no siempre era posible encontrar agua potable y la única opción era preparar bebidas más digestibles. Y el alcohol generado con la fermentación de estos brebajes era un componente que les daba más atractivo.

Millones de litros de cerveza se venden hoy en día por todo el mundo. Una bebida que siempre ha gozado de popularidad en muchos países. Y que gracias al aluminio se ha podido distribuir con mayor facilidad junto a las tradicionales botellas de vidrio. Además, las cervezas artesanales han supuesto un empuje más para favorecer su consumo. Así como la cerveza sin alcohol, cada vez más popular.

En definitiva, como toda industria de grandes dimensiones, los fabricantes de cerveza tienen el reto de optimizar la fabricación de cerveza para consumir menos recursos. No solo para favorecer su rendimiento económico en un mercado tan competitivo. También para contribuir a aplacar la crisis climática. En este caso, en el consumo de agua. Lo que hoy llamamos huella hídrica o huella hidráulica.

La cerveza requiere transporte y materias primas para elaborarla

Cerveza en polvo para cambiar el mundo

Estados Unidos es el principal consumidor de cerveza del mundo. A mucha distancia del resto. Le siguen Francia, China, Italia, Reino Unido, Países Bajos, Alemania, Canadá, España y Australia. Al otro lado, los países que más producen cerveza son China, Estados Unidos y Brasil. Le siguen México, Alemania, Rusia, Japón, Vietnam, Polonia y España.

En cuanto a la fabricación de la cerveza, Estrella Galicia y otras fuentes coinciden en que por cada litro de cerveza se necesitan 5 litros de agua. La cifra fluctúa entre 3 y 5 litros. Como ellos mismos explican, no es que esa agua forme parte de la cerveza. El agua está presente en “diferentes momentos del proceso de elaboración”. Como, por ejemplo, en el cultivo de la cebada y el lúpulo, ingredientes de esta bebida. Es decir, “tanto para la elaboración de la bebida como para la limpieza del equipo usado en la fabricación”. Y, con todo, “el agua usada en esa última fase se depura” para su reutilización. 

Pero todo es mejorable. De ahí que surjan propuestas como la cerveza en polvo. La idea es alemana. En concreto, de Klosterbrauerei Neuzelle, una empresa cervecera cuyo nombre en alemán significa “cerveza del monasterio de Neuzelle”. Precisamente, muchas de las cervezas que podemos disfrutar en países como Francia, Bélgica, Países Bajos o Alemania nacieron en monasterios. 

Consumir cerveza reduciendo su impacto ambiental

Volviendo a la cerveza en polvo, está elaborada con destrina, malta, lúpulo y levadura. Con las cantidades adecuadas, se hacen polvo, listas para consumir. Del resto del proceso se encarga el propio consumidor, que será quien disuelva ese polvo con dos cucharadas de agua. El resultado es técnicamente cerveza, con su color y espuma habituales, aunque sin pasar por el proceso de elaboración habitual. Y, en ese camino, reduciendo el uso de agua.

La cerveza que distribuye esta cervecera alemana viene en tres variedades diferentes: langer, pilsner y dark beer. La primera es muy popular y suele fermentar durante más tiempo con levaduras de fermentación baja. La segunda variedad debe su nombre a la ciudad de Pilsen en la actual República Checa. Y la tercera, muy popular en Alemania, destaca por su color y un sabor más fuerte.

Según los responsables de esta cerveza en polvo, su invento haría posible reducir el consumo de vidrio, para transportar el producto. Y, claro está, del agua empleada en su fabricación.  Además, dan la cifra de entre un 3 y un 5% de reducción de emisiones de CO2 si toda la industria alemana fabricase cerveza en polvo. En esa cifra se incluye especialmente el impacto que tiene la industria cervecera en el transporte de su producto por todo el mundo. Al reducir las latas y botellas a diminutos sobres o envases más reducidos, el transporte reduciría su impacto ambiental.

Cerveza en polvo
Fuente: Klosterbrauerei Neuzelle

En busca de un mercado con conciencia sostenible

Esta cervecera alemana puede tenerlo difícil para llegar al consumidor final, acostumbrado a la cerveza ya preparada cuyo envase solo hay que abrir y consumir. De ahí que su apuesta se centre más en los propios distribuidores y establecimientos que venden cerveza. Al simplificar el proceso de fabricación, cualquiera podría hacer cerveza con unas instalaciones mínimas y sin conocimientos previos. 

Otra salida posible a la cerveza en polvo sería el ámbito de la fabricación casera, muy en auge. Cada vez es más frecuente encontrar cursos y talleres para aprender a hacer tu propia cerveza en casa. Y abundan los kits y utensilios para preparar cerveza casera con una menor dificultad. Con la cerveza en polvo, estos talleres y estos kits serían más sencillos y accesibles para cualquiera con una mínima preparación y en unos pocos minutos.

Por el momento, Klosterbrauerei Neuzelle sigue fabricando y vendiendo cerveza tradicional. En su página oficial encontramos distintas variedades disponibles en las tradicionales botellas de medio litro. Pero su idea de crear cerveza en polvo ahí está. Desde su anuncio, medios de comunicación de todo el mundo se han hecho eco de ello y cada pocos meses aparece la noticia. Tal y como podemos ver en su página oficial. Tendremos que esperar a ver si productores y distribuidores deciden dar el paso y vender cerveza en polvo como alternativa sostenible.

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