Recientemente, el gobierno de Xi Jinping se ha propuesto reducir a la mitad la producción de carne de granja, lo que supondría un gran avance en materia de explotación animal.
Para contextualizar el mercado sostenible primero hay que observar históricamente cómo ha evolucionado la industria alimenticia, y en este caso que nos ocupa la cría de animales en granjas y factorías industriales.
Este tipo de crianza de animales para un posterior consumo humano comenzó en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Cuando, con el nacimiento de las grandes urbes los granjeros tuvieron que masificar sus lugares de trabajo con el fin de poder abastecerlas. Después de alguna que otra crisis como el boicot cárnico en 1910 o la I Guerra Mundial, el sector se asentó y en la actualidad es una de las potencias mercantiles más importantes del mundo. Tanto que en pleno siglo XXI, el 90% de la producción alimenticia ganadera se da en explotaciones a gran escala.
En este aspecto, China se ha convertido en el país donde habitan aproximadamente la mitad de los animales de granja del mundo. Por lo tanto, esta industria se ha erigido como puntera dentro de la economía del gigante asiático. Esto hace, a su vez, que el país oriental sea el matadero más grande del planeta. Una cuestión que preocupa, y mucho, a diversas organizaciones animalísticas chinas. Las cuales creen que no solo esta cuestión supone una idea negativa con los propios animales, sino que a nivel económico, ven un problema en el gasto tan alto que conforma esta industria.
Por suerte, el gobierno chino también se ha dado cuenta de este asunto. No pensando en los animales, sino en su bienestar económico. Algo que, a fin de cuentas, también satisface a las organizaciones pro-animales chinas, aunque no compartan el planteamiento del problema, la solución sí que parece beneficiarles a ambos. El gobierno de Xi Jinping pretende rebajar al 50% la producción cárnica del país y ha firmado recientemente un acuerdo con el gobierno israelí sobre alimentación sostenible.
Estos atisbos positivos de China en materia de producción sostenible, ponen al país asiático en el foco de atención de un posible cambio mundial respecto a la industria cárnica y la explotación animal.