Varios científicos han dedicado años de estudio para descubrir cómo se crean los sueños. A día de hoy, existen varias teorías sobre la razón de ser de los sueños y su producción. Desde Aristóteles o Platón, pasando por Freud y terminando en un hallazgo de principios 2018.
El enigmático mundo de los sueños ha acompañado al ser humano desde el origen de los tiempos. La psiquiatría y la neurología llevan décadas investigando qué ocurre en nuestro cerebro cuando dormimos y cómo se crean los sueños, y es que, hay aspectos que la ciencia todavía es incapaz de explicar.
Lo que sí sabes es que los sueños parece que no son nuestros deseos, sino que más bien responden a nuestras preocupaciones, temores e intereses. A lo largo del día, vivimos un gran número de situaciones y sentimientos que, nuestro cerebro, más tarde, recreará cuando durmamos. Son tan realistas porque nuestra mente, a lo largo de nuestra vida, recopila información de lo que pasa a nuestro alrededor en la memoria. Así aprendemos, pero también damos información a nuestro cerebro para que sea capaz de crear esas experiencias oníricas que muchas veces nos cuesta diferenciar con la vida real.
Pero, ¿para qué iba a hacer eso nuestro cerebro? ¿Por qué tenemos que soñar? Hay varias teorías sobre el porqué de los sueños:
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Simulacro de amenaza: el cuerpo practica en los sueños cómo superar amenazas.
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Reducción del miedo: el cerebro nos ayuda a eliminar o reducir el temor, creando situaciones de aprendizaje.
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Consolidación de la memoria: el cerebro aprovecha la noche para recopilar recuerdos.
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Higiene psicológica: la experiencia onírica es necesaria para mantener una mente sana.
A lo largo de la historia, grandes científicos han estudiado sobre cómo se crean los sueños y el porqué. Uno de ellos, Freud, con su obra ‘La interpretación de los sueños’ (1889), sostenía que la función de los sueños era satisfacer nuestros deseos del subconsciente. Esta teoría ya la apuntaron siglos antes los filósofos griegos Aristóteles y Platón.
Región del hipocampo y en la fase REM
En 1977, Alland Hobson, propuso la teoría de activación-síntesis. Esta teoría está basada en que, durante el sueño REM, existen numerosos circuitos del tronco encefálico que se activan y bombardean la corteza cerebral con señales neurales. Este modelo sostiene que, realmente, la pregunta sobre cómo se crean los sueños, a día de hoy, solo se puede contestar con que es una enigmática secuencia de imágenes que nuestro cerebro forma de manera aleatoria.
“Los sueños son un resultado del intento del cerebro anterior de sintetizar y organizar los inputs suscitados por la activación cíclica y aleatoria de ciertas zonas colinérgicas del tallo pontino cerebral”.
La teoría más apoyada a día de hoy es que la producción de los sueños está asociada a los recuerdos y a la región del hipocampo, una zona situada bajo la corteza cerebral, con un papel importante en la memoria.
Más concretamente, a principios de 2018, un grupo internacional de prestigiosos neurocientíficos descubrieron que el sueño se crea en la denominada zona caliente o ‘hot zone’, un lugar de nuestro cerebro en el que la actividad es diferente al sueño REM. La denominada ‘hot zone’ se halla encima de la nuca.