Los sectores de salud y de tecnología crecen de la mano. Aunque se puede decir que el segundo arrastra a una parte del primero.
En los últimos años, el sector salud se ha visto influido por los avances tecnológicos. Ambos sectores, salud y tecnología, se tocan en algunas áreas, y la segunda apoya el crecimiento de la primera.
La mayor parte de los avances técnicos, como la inteligencia artificial, el big data, los wearables o los sensores, son proyectos a futuro. Pero ya se han encontrado aplicaciones reales para ellas dentro del campo médico. Algunas tecnologías ya se han probado e incluso tienen una versión comercial, si bien el grueso de las posibilidades que prometen está por desplegarse aún.
En el diagnóstico de enfermedades, una de las partes más cruciales del cuidado médico, jugarán un papel importante el big data y la IA. Desde hace tiempo, se conocen las capacidades cognitivas de IBM Watson para diagnosticar dolencias. Pero es que también se ha comprobado que la supercomputadora acierta en escoger tratamientos para los pacientes. Y lo hace mucho más rápido.
La recopilación de una ingente cantidad de datos médicos y la capacidad de analizarlos permite automatizar la toma de decisiones. En esto se basa el uso de inteligencia artificial en medicina. Pero no solo alcanza a los diagnósticos complejos.
El análisis de datos ha hecho posible también la aparición de otros dispositivos más cotidianos. Los wearables, que podemos llevar por comodidad e incluso por moda, sirven igualmente para monitorizar parámetros biológicos. El empleo de estos relojes o pulseras inteligentes permite mantener un control del ritmo cardíaco. Incluso es posible hacer el seguimiento de un paciente mediante uno de estos dispositivos. Son una nueva fuente de datos, que si bien no suple a todas las demás, sí las enriquece.
La automatización de la medicina
La búsqueda de la automatización es una constante de la tecnología. De ahí que un mayor uso de esta en el campo médico lleve irremediablemente a mayores cotas de automatización. Los procesos que antes eran activos ahora pueden ser perfectamente pasivos. Puede que los resultados sean mejores, incluso.
La recopilación de datos mediante un wearable no requiere de esfuerzo por parte del usuario o del personal sanitario. Mientras que controlar el ritmo cardíaco durante una temporada conlleva molestias para el paciente y el empleo de recursos de parte de los médicos.
Un caso extremo se puede encontrar en China. Allí la escasez de doctores en zonas rurales ha impulsado el uso de la IA. El gobierno confía en poder sustituir algunas de las funciones que hace el personal médico con una inteligencia artificial. De esta forma, pacientes con dolencias ligeras, fácilmente diagnosticables, con síntomas claros, no tendrán que pasar por el médico en persona.
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