En el mundo hay mil millones de jugadores online. Millón arriba, millón abajo. En la cabeza, China, Corea del Sur y Japón. Para 2025, la cifra estará en los 1.300 millones. Jugadores que utilizan principalmente ordenadores pero también consolas como PlayStation, Xbox o Nintendo Switch e incluso smartphones o tablets. El caso es que el gaming está en un buen momento. Y en especial el gaming online. Por un lado, decenas de juegos online, gratis y de pago, y por el otro, el auge de la banda ancha mediante cableado o con conexión inalámbrica.
¿Qué necesita un jugador online desde el punto de vista de su red de Internet? Un buen ancho de banda que alcance altas velocidades y una conexión con una latencia baja y estabilidad en la transmisión. Y esto es posible tanto con una instalación de red cableada como una conexión inalámbrica a través de WiFi. Eso sí, para disfrutar del gaming inalámbrico son necesarios ciertos requisitos que afectan al router y a tu ordenador de juego.
Hacer que tu conexión inalámbrica funcione correctamente supone jugar online en perfectas condiciones. Esto supone tener acceso a los servidores de juego sin problemas, intercambiar impresiones en tiempo real con los demás jugadores, con mensajes de texto o directamente por voz, y movernos sin retraso por el escenario. En definitiva, lograr una buena experiencia de juego. Veamos cómo lograrlo y qué impedimentos hay que sortear.
Redes inalámbricas y gaming online
Decíamos que hay varios factores que determinan que tu conexión inalámbrica sea apta para jugar online. Para empezar, toda conexión a Internet está pensada para la transmisión de datos en buenas condiciones, sean lo que sean. Pero hay tareas y tareas. No requiere el mismo esfuerzo para la red el transmitir vídeo en tiempo real que enviar un mensaje de correo electrónico o cargar una página web.
En realidad, los juegos online “utilizan una cantidad relativamente pequeña de datos en comparación con otras actividades, como la transmisión de vídeo”, en palabras de Intel, gigante de la tecnología, también inalámbrica. Pero aunque los datos requeridos para jugar online son pocos, deben llegar a su destino en el menor tiempo posible.
Contar con un buen ancho de banda se hace indispensable para jugar online. El proveedor de Internet estadounidense Xfinity habla de un mínimo de 3 Mbps de velocidad de bajada y 1 Mbps de velocidad de subida. Pero la propia Xfinity considera que para lograr una experiencia completa, lo ideal sería disponer de una conexión de 300 Mbps. Precisamente, es la velocidad media que proveedores como Movistar ofrecen a sus clientes si contratan fibra óptica.
Pero además de la velocidad, hay otros aspectos que también influyen. Para empezar, jugar online con una conexión inalámbrica compartida supone que la velocidad contratada se reparta entre varias tareas simultáneas. Si juegas online mientras otra persona mira Movistar Plus+ y otra habla por videollamada, el juego online se puede resentir.
La latencia, el gran enemigo del gamer
Si hablamos de juego online o gaming online, es inevitable tratar el tema del lag, ping o latencia. Un problema que ocurre más frecuentemente en redes inalámbricas que en redes cableadas y que se mide en milisegundos. La cifra ideal es 20 ms o milisegundos. A partir de ahí, la experiencia de juego online se verá perjudicada. Con todo, hay quien valora como aceptable un ping de entre 60 y 100 milisegundos. Y la cifra catastrófica, el punto de no retorno, estaría en los 150 milisegundos.
Aunque 60 milisegundos puede parecer una tontería, una latencia alta puede suponer que tu personaje se mueva más tarde de lo debido. Es decir, cuanto más tiempo tarden tus órdenes en llegar a tu personaje en el juego online, más probable que sucedan situaciones como que te muevas con torpeza. En un juego de acción implica recibir disparos de tus rivales o disparar a la nada. En un juego de fútbol, que te quiten el balón o no parar un gol a tiempo.
Para reducir la latencia podemos tomar varias medidas. Primero, jugar en servidores online cercanos geográficamente. La ubicación del servidor importa. También ayuda que seas el único usando la conexión inalámbrica en ese momento. Prueba desconectando el resto de dispositivos si no los necesitas. Finalmente, la configuración de tu router también influye en que la experiencia de juego sea la adecuada.
Reducir la latencia con la funcionalidad gaming
Si eres cliente de fibra óptica de Movistar, es posible que estés familiarizado con la aplicación móvil Smart WiFi. Gratuita y disponible para iPhone y Android, sirve para configurar tu conexión inalámbrica y tu router Smart WiFi desde tu teléfono. En vez de acudir a las opciones del router desde su IP y el navegador web, como ocurría hace años.
Entre las funciones que integra esta aplicación, destaca la funcionalidad gaming. Sirve para priorizar la conexión a Internet y hacer que el router reserve más ancho de banda a tu ordenador de gaming o a tu consola de videojuegos. Se activa fácilmente. Abrimos la app Smart WiFi, entramos en Dispositivos, elegimos el que queremos priorizar, y vamos a Servicios Smart WiFi > Gaming. Ahí podrás activar o desactivar la funcionalidad gaming y así reducir la latencia de juego online.
Las ventajas de jugar online con WiFi 6
Y si se trata de jugar online mediante conexión inalámbrica, conviene dedicarle un espacio al WiFi, la tecnología que hace posible que los datos viajen sin cables desde tu router hasta tu ordenador, consola o dispositivo móvil de juego. Y más concretamente, hablemos de WiFi 6, el estándar más reciente que se viene implementando en los últimos años.
Ahora mismo, la mayoría de dispositivos que tenemos en nuestros hogares emplean el estándar WiFi 5. Cambiar al estándar WiFi 6 supone mejoras en varios aspectos: velocidad, estabilidad, latencia, conexiones simultáneas, consumo eléctrico… Por ejemplo. A nivel teórico, WiFi 5 alcanza velocidades de 6’9 Gbps, mientras que WiFi 6 sube hasta los 9,6 Gbps. En la práctica, un router con WiFi 6 ofrece una conexión con una velocidad 3,5 veces superior y una cobertura 25% mayor.
Además, es compatible con los estándares anteriores, por lo que dispositivos antiguos se pueden seguir conectando al router. Eso sí, con las prestaciones y velocidades del estándar anterior. Por ejemplo, se mantienen dos conexiones o redes paralelas: la de 2’4 GHz y la de 5 GHz. La primera es más lenta pero llega más lejos. La segunda ofrece más velocidad pero en distancias cortas.