De los robots a los ciborgs

De las prótesis robóticas a los cíborgs

Los cíborgs, humanos con elementos robóticos implantados directamente en su cuerpo, son una realidad. Al menos, si tomamos la definición al pie de la letra. Las prótesis de última generación o los experimentos de unos pocos innovadores son los primeros pasos de algo que podría tomar forma en el futuro, cuando conectarse a Internet sea posible sin necesidad de ningún artilugio más allá que nuestro propio cerebro… y los dispositivos que coloquemos en él.

Llegar hasta donde la ciencia ficción ha imaginado es soñar despiertos, pero los avances se suceden día a día. Un ejemplo, relacionado con el mundo de las prótesis, sería esta mano, que tiene unas características similares a las de un humano, pero mejoradas. Su sistema robótico de alta velocidad le permite moverse mucho más rápido que cualquier persona. Los dedos y la muñeca están articulados de tal forma que pueden formar ángulos imposibles gracias a los cuales realiza distintas tareas. No solo las más complicadas, sino también las más inútiles. ¿Quién no ha movido un bolígrafo entre los dedos y lo ha hecho girar? Pues bien, este robot es capaz de imitar ese comportamiento… a toda pastilla. Que no se diga que el modelo no es una persona real:

¿Es impensable ver una de estas sustituyendo a un brazo de verdad? Puede que sus características sean diferentes pero este tipo de prótesis está ya en la calle. Buena prueba de ello es la creación de los británicos RSLSteeper. En el siguiente vídeo se puede apreciar su funcionamiento. Tareas tan sencillas como servirse una cerveza o abrir huevos, imposibles a una mano, vuelven a ser parte de la vida normal de personas amputadas.

La evolución lógica que sigue a la construcción de miembros aislados es construir un robot completo con características humanas. Boston Dynamics y Darpa (agencia de investigación de proyectos avanzados de defensa de Estados Unidos) están desarrollando un impresionante nuevo modelo, antropomorfo y bípedo, que trepa, salta y evita obstáculos.

En el vídeo siguiente, el robot, bautizado como Pet-proto, se enfrenta a dificultades como la de esquivar un enorme agujero en el suelo. Según la agencia, es capaz de tomar decisiones de forma autónoma para superar todo tipo de situaciones difíciles. En el futuro, cuando esté perfeccionado, se empleará en tareas que deban realizarse en entornos peligrosos para la vida humana.

Pero ese robot es, simplemente, la mejora de un modelo humano. ¿Qué hay de los cíborgs? ¿De las personas con implantes robóticos? Existen, es cierto. Ya hablamos en el blog de personalidades como Kevin Warwick, un auténtico pionero, aunque gente como él son, por ahora, solo anecdóticos.

Para llegar a un mundo en el que tener sensores, dispositivos o brazos robóticos en nuestro cuerpo sea habitual puede que haya otras fases primero. Si llevar aparatos directamente conectados al cuerpo es demasiado extremo, tal vez habría que fijarse en un paso anterior: llevarlos en la ropa, como cualquier otro complemento. ¿Os suena? Tener un ordenador integrado en nuestro look es tan fácil como sustituir unas gafas normales y corrientes por unas del Project Glass, listas para conectarnos a la red, grabar vídeo y, al mismo tiempo, tener un estilo a la última y «futurística» moda.

Y después, los cíborgs

Superada la fase de la ropa inteligente y conectada a la red, ¿cuál es el siguiente paso? Tal vez sea el momento del verdadero comienzo de la era cíborgs, donde la información entra y sale directamente del cuerpo del usuario que, en combinación con hardware integrado en él, se convierte en receptor y emisor de datos que no era posible procesar antes.

Los robots que hemos visto al principio podrían marcar las pautas de lo que será común dentro de mucho tiempo. Si un brazo artificial puede mejorar en todos los aspectos la funcionalidad de uno natural… ¿no habrá quien prefiera integrar uno de esos en su cuerpo?

Todo esto es ciencia ficción. Las películas y series actuales siguen preguntándose si algún día será posible llegar tan lejos, como es el caso de H+. Y aunque el planteamiento suele ser interesante, con todo el mundo conectado siempre acaban por desarrollar tramas donde la tecnología se vuelve en contra de la gente. Parece que, si todo sale bien, no le interesa a nadie:

Imagen | Kevin Warwick

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