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Despliegue del 5G insular: el reto de conectar a las islas

No es lo mismo enterrar un cable de fibra óptica a lo largo de varios kilómetros que tender un enlace submarino. Algunas diferencias entre el despliegue de redes en tierra y lograr tener un 5G insular se ven fácilmente. Pero no siempre somos conscientes de los retos que supone desplegar infraestructura en una isla.

Está previsto que el 5G alcance una cobertura global y esto incluye lugares remotos, entre los que se cuentan muchos archipiélagos. Sin embargo, no es sencillo llegar a las islas. No solo hay que pensar en llevar la fibra. También transportar el material para construir las antenas es más dificultoso, pues debe llegar por barco.

Lo principal es llegar a la isla

El primer reto del 5G insular está en que la isla tenga la capacidad de ofrecer la velocidad y latencia necesarias para la nueva red de telecomunicaciones. Esto se consigue teniendo fibra óptica. “La principal dificultad está en la transmisión, que es la conexión digital de la isla vía cable submarino”, explica Elena Arrieta, directora de comunicación de DigitalES, la Asociación Española para la Digitalización. “En España este aspecto no es una barrera reseñable y, de hecho, hay planes para desplegar nuevos cables submarinos que conecten tanto las islas como la península con otros continentes”.

Arrieta se refiere a la conexión que tanto Baleares como Canarias tienen con la península mediante cableado tendido años antes. Son despliegues que se hicieron con el objetivo de proporcionar tecnologías como la fibra óptica o el 4G. Pero parte de todo esto sirve para el 5G. “Una vez que se resuelve esa evidente primera barrera, el despliegue de redes fijas o móviles por una isla tiene los mismos condicionantes que en cualquier otro lugar”, señala Arrieta.

En esto coincide José Antonio Portilla, catedrático de la Universidad de Alcalá en el Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones, portavoz del COIT (Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación) y director del Observatorio UAH-ISDEFE en TIC y Avance Digital: “Desde el punto de vista de la RAN, la dificultad técnica del despliegue de 5G no tiene por qué ser superior a la dificultad en cualquier otro entorno de las mismas características. Aunque por supuesto hay que tener en cuenta las especificidades concretas para el adecuado mantenimiento y operación de los equipos”. El catedrático cita como condicionantes la altitud, la humedad, la temperatura, el viento o la exposición solar. Pero nada que no haya que barajar en otros entornos.

Arrieta añade una puntualización con respecto al 5G insultar de Baleares y Canarias: “Una particularidad de las islas españolas es que cuentan con una gran cantidad de espacio natural protegido, lo cual condiciona la instalación de estaciones base”. Lógicamente las limitaciones para instalar antenas son mayores en entornos protegidos.

El núcleo de la red, la parte crítica en el despliegue insular

Sin embargo, el 5G tiene una gran diferencia respecto a otras redes móviles de telecomunicaciones. Se trata del edge computing. Este procesamiento de los datos que se lleva a cabo cerca de los usuarios requiere la instalación de potencia de computación en múltiples puntos. Ya no sirve con enviar toda la información a un centro de datos alejado, para que después viaje de vuelta. Ahora muchas operaciones se llevarán a cabo en el entorno de las estaciones base, lo que disminuye la latencia de forma abrupta.

“Los retos nos pueden aparecer en el cómo diseñamos el núcleo de red. Debemos tener en cuenta que una cosa es el esquema sobre el papel de la arquitectura de la red, y otra distinta llevarlo a la realidad”, reflexiona Portilla. “Cada uno de los elementos que dibujamos en la arquitectura corresponde a un elemento físico en la realidad y el dónde se coloca tiene importancia en la operación del sistema. Con carácter general, los elementos del núcleo de red son de número reducido y de coste elevado”.

Para lograr un 5G insular completo se tienen que manejar conceptos como el mobile edge computing y también el fog computing (un procesamiento híbrido entre la nube, el edge y el ámbito local). “Para satisfacer requisitos de algunas de las aplicaciones del 5G será necesario que versiones más reducidas de los centros de datos, donde radica físicamente la película, la aplicación o el juego al que queremos acceder, estén situados físicamente cerca del usuario final”, incide Portilla. Esto quiere decir que las propias islas deberán tener centros de datos, aunque sea con una capacidad reducida, para habilitar el 5G.

El estado de los despliegues en Canarias y Baleares

En el caso de los principales archipiélagos españoles, Canarias y Baleares, los despliegues ya están avanzados. Los datos ofrecidos por los operadores indican que el porcentaje de cobertura poblacional del 5G (y esto incluye cualquiera de sus versiones, tanto el 5G NSA como el 5G SA) por parte de algún operador es de más del 91 % en las islas Baleares y más del 87 % en el caso de las islas Canarias. En el primer trimestre del año, Telefónica anunció la cobertura de 51 municipios de Canarias, que alcanzaban un 87% de la población de la comunidad autónoma.

“También se están haciendo otros esfuerzos con infraestructuras completamente necesarias que, por supuesto, favorecerán el despliegue de 5G, como el nuevo cable submarino de telecomunicaciones que conectará la península con el archipiélago canario”, apunta el catedrático de la Universidad de Alcalá.

Un 5G al mismo nivel

Pese a las dificultades que puede parecer que tiene el 5G insular, la calidad de la conexión no debería ser inferior. Los problemas de conectividad que puedan surgir estarán más referidos a cuestiones que también suponen un trastorno en un continente.

La insularidad en sí misma no influye en la calidad de los servicios de telecomunicaciones”, sostiene Arrieta. “El tipo de redes que se desplieguen en los distintos territorios depende de otra serie de factores, incluyendo las especificidades de los planes públicos de impulso de conectividad, la orografía, las necesidades de la población y de la economía de la zona”.

La cuestión de los costes

Es difícil hacerse una idea de cuánto pueden variar los costes a la hora de implantar un 5G insular. Pero para Portilla hay dos variables principales: una es el cableado, la otra, la capacidad de computación necesaria.

“Estudios prácticos realizados para un operador en Indonesia indican que la máxima distancia hasta los data center que logra una latencia de 1 milisegundos es de 21 kilómetros, con la infraestructura con que se cuenta actualmente”, indica el catedrático de la Universidad de Alcalá. “Evidentemente existen diferencias, pero esto nos sirve como indicativo de que los data center tienen que estar muy cerca del usuario final. Y, por lo tanto, se requerirá inversión adicional tanto en el territorio peninsular como en el insular”.

Otra cuestión es el despliegue de los cables submarinos. “Entre las islas y la península tienen que existir conexiones de banda ancha. Y es evidente que los cables submarinos que las implementan tienen consideraciones técnicas y costes diferentes que los que se implementan en tierra firme”, destaca Portilla.

Imagen destacada: Nikotchan.

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