Cristales tintados que recogen la energía solar y un espray que convierte superficies en paneles fotovoltaicos, cubrirán los edificios del futuro.
Uno de los retos en lo que se refiere a energías renovables es su integración en los edificios y elementos urbanos susceptibles de acoger paneles solares o instalaciones eólicas. El coste añadido desanima a las empresas constructoras e instituciones encargadas de gestionar este tipo de proyectos. En los próximos años podría cambiar la tendencia, pues ya hay tecnologías que permiten integrar la energía solar evitando que el precio se dispare. Una empresa del Reino Unido ha desarrollado cristales tintados que incorporan celdas receptoras de luz y cuestan sólo un 10% más que los normales.
El carácter finito de los combustibles fósiles invita a pensar en soluciones para cubrir las necesidades energéticas del futuro y uno de los conceptos clave en este debate es el de la independencia, que llevado a su extremo desemboca en autosuficiencia. Las infraestructuras que consigan integrar generadores tendrán menos dependencia de la red eléctrica general, contribuyendo asimismo a la sostenibilidad.
Energía solar en las ventanas
La empresa Oxford Photovoltaics ha desarrollado un tipo de cristal que incorpora un panel solar gracias a una tintura, cuyo coste sólo eleva el precio final un 10%. Los creadores de la compañía, salida de la Universidad de Oxford, confían en que sea una solución atractiva a la hora de elegir qué tipo de ventanas van a ir en una construcción. A finales de 2013 tienen previsto contar con prototipos de esta tecnología del tamaño de un folio, mientras que en 2014 empezarán a fabricar paneles de tamaños comerciales para realizar pruebas y una distribución selecta.
Los cristales tintados convierten en electricidad aproximadamente el 12% de la energía solar que reciben, que puede aprovechar el edificio o ser incorporada a la red eléctrica. Su capacidad fotovoltaica se basa en una capa transparente y sólida de panel solar. A esto se le añade el tinte, que se aplica a través de impresión y puede ser de cualquier color, si bien no todos tienen la misma eficiencia. El negro absorbe más la luz, mientras que el azul se comporta peor y el verde o el rojo tienen un buen rendimiento.
Un ritmo frenético de investigación
La energía solar es, tal vez una, la que más investigación suscita. Otro trabajo británico, en esta ocasión procedente de las Universidades de Sheffield y de Cambridge, ha resultado en un espray que permite pintar una superficie de plástico para convertirla en un panel fotovoltaico. Han comprobado que la capacidad de este desarrollo es equivalente a la de una placa tradicional.
En este caso los investigadores también contemplan la aplicación de este espray para lograr energía solar en las ventanas o tejados de edificios. Este acercamiento se completa con desarrollos a gran escala, que apuntan a las centrales fotovoltaicas, como los nanocables que permiten concentrar hasta 15 veces más la intensidad de la luz recibida. También está previsto que la próxima generación de placas solares transforme el despliegue que se hace de esta energía.
Imagen: liber