Aunque el vehículo eléctrico se va incorporando, poco a poco, a las autoescuelas, en su mayoría siguen trabajando con automóviles de combustión. De manera que la mayoría de conductores, nuevos y veteranos, han aprendido a conducir con motores de combustión. Esto hace que muchos tengan ciertos prejuicios o cometan errores al conducir un coche eléctrico.
Salvando las distancias, es normal que a un conductor habituado a determinado vehículo le cueste cambiar sus hábitos, muchos de ellos interiorizados hasta tal punto que surgen de manera automática. También ocurrió con la introducción del cambio de marchas automático, el sistema de control eléctrico y otras novedades tecnológicas. Y en cuanto al coche eléctrico, son muchos los cambios de hábitos que hay que incorporar. Y que no siempre tenemos ocasión de aprender.
A continuación, hemos recopilado seis de los errores más frecuentes que comete un conductor de coche eléctrico que ha conducido, durante años, automóviles de combustión. Puede que algunos ya los hayas detectado y solucionado tú mismo. Otros, tal vez nunca los hayas tenido en cuenta porque también podían sucederse con el auto de combustible. Lo que está claro es que, aunque el vehículo eléctrico, que es mucho más sostenible, lleva años entre nosotros, todavía nos queda mucho por aprender sobre su funcionamiento y manejo.
Cómo cargar la batería durante el viaje
Cuando empiezas a conducir un automóvil eléctrico, la batería suele ser el tema principal de conversación. Es algo similar a lo que ocurre cuando compras un nuevo teléfono móvil. Los primeros días te fijas en cuánto dura la batería y procuras no usar mucho el dispositivo. Pero, con el paso del tiempo, te olvidas del tema y adquieres ciertos hábitos de consumo y de carga.
El conductor de motor de combustión acostumbra a llenar el depósito. Con el depósito lleno, ya puedes olvidarte de volver a repostar durante horas. En cambio, la carga de la batería no funciona igual. Por ahora, la carga de batería completa lleva más tiempo que la de combustible. Y esa carga pasa por distintas fases. La carga inicial es más rápida, la carga media es algo más lenta, y a partir del 80%, el proceso se ralentiza todavía más.
Así que, durante un viaje medio o largo, es más conveniente hacer pequeñas cargas rápidas en vez de cargas más largas. Te llevarán más tiempo y alargarán todavía más el viaje. Y si te preocupa la salud de la batería, ten en cuenta que los automóviles eléctricos incorporan un sistema de gestión de baterías que controla su estado, temperatura y niveles de carga.
No subestimes la vida útil de las baterías
Enlazando con el tema anterior. Otro de los prejuicios o errores frecuentes sobre el coche eléctrico que condiciona nuestra manera de entenderlo y conducirlo tiene que ver con la vida útil de la batería. Sigue siendo una asignatura pendiente, pero los modelos actuales ofrecen ya unas autonomías considerables que permiten viajes interurbanos y de media y larga distancia. Eso por un lardo.
Y otro tema relacionado con la vida útil de las baterías: su degradación. Un reciente estudio ha analizado la degradación de las baterías de más de 7.000 vehículos. Algunos de ellos con más de 300.000 kilómetros a sus espaldas. El resultado es que en los primeros 30.000 kilómetros, la degradación se acelera. Pero, a partir de ahí, no lo es tanto. La batería carga hasta el 90% pasados los 100.000 kilómetros. Y reduce su carga en un 10% cada 100.000 kilómetros. Lo que significa que la degradación de la batería, en condiciones normales, no es un gran problema. Otro error de percepción sobre el coche eléctrico que conviene desterrar.
Tu eléctrico gasta electricidad pero también la recupera
Hace años, los automóviles de carreras de competición introdujeron una tecnología llamada KERS o freno regenerativo. Fue todo un hito en la historia de la Fórmula 1. Uno más. KERS es el acrónimo de Kinetic Energy Recovery System o Sistema de Recuperación de Energía Cinética. Y quién nos iba a decir que los automóviles eléctricos iban a disponer de esta tecnología. O su gran mayoría.
Así, los coches eléctricos recuperan parte de la electricidad o energía perdida. La frenada regenerativa o freno regenerativo hace lo siguiente. Cuando se reduce la velocidad o se pisa el freno, el motor eléctrico toma la energía cinética y, al resistir el movimiento de avance del vehículo, devuelve esa energía a la batería. La Dirección General de Tráfico lo explica así: “El motor eléctrico en conducción normal impulsa las ruedas del vehículo hacia delante, pero como puede funcionar en dos direcciones, al decelerar y frenar, cambia de dirección y se convierte en un generador capaz de cargar la batería. Es decir, es un sistema que transforma la energía cinética e inercial que genera la frenada en energía eléctrica que almacena en la batería”.
Para aprovechar al máximo el freno regenerativo, los expertos recomiendan activar el nivel de regeneración alto cuando circulamos por ciudad. En zonas urbanas, con tráfico frecuente, las paradas y arranques son habituales. Y el nivel de regeneración bajo es más adecuado para autopistas y autovías. Es decir, cuando apenas hay paradas y arranques.
La batería de tu coche no es terrible en invierno
Otro de los errores frecuentes sobre el coche eléctrico tiene que ver con las temperaturas extremas y la duración de la batería. Es cierto que temperaturas elevadamente altas y bajas influyen. Y que la temperatura óptima de funcionamiento está entre los 15 y los 25 grados, según apunta el RACE. Temperaturas muy altas generan pérdida de electricidad, que se convierte en calor. Y temperaturas muy bajas, reducen la potencia y autonomía de la batería, ya que aumenta la resistencia del electrolito por el que viajan los electrones durante la carga y descarga.
La buena noticia es que los fabricantes de automóviles eléctricos aíslan las baterías para que no les afecten tanto las temperaturas. Además, los modelos más actuales cuentan son sistemas adicionales. Por un lado, tienen un sistema de refrigeración para evitar incendios en la batería o temperaturas demasiado altas. Y, por otro lado, incorporan bombas de calor cuando es necesario calentar la batería hasta la temperatura más adecuada para un comportamiento eficiente. Así que aunque las temperaturas extremas son siempre algo que influye durante un viaje, las baterías de los automóviles eléctricos cuentan cada vez más con herramientas para no verse afectadas.
Tu vehículo eléctrico no se incendia fácilmente
Es probable que te haya llegado por WhatsApp algún video de un automóvil eléctrico incendiándose. Es una imagen impactante y espectacular. Y que da pie a cometer un error de percepción sobre la seguridad del coche eléctrico. En realidad, no es algo que ocurra con la frecuencia con la que puedas pensar. Según datos de Maldita.es, publicados por el Gobierno australiano entre 2010 y 2020, tan solo se incendiaron un 0,0012% de coches eléctricos. La probabilidad de que un automóvil eléctrico estalle o su batería explote es menor que la de los coches de combustión.
Las baterías de litio, como las que hay en teléfonos móviles, patinetes y coches eléctricos, pueden arder espontáneamente. Pero tienen que coincidir muchas situaciones para que ello ocurra. Científicos de medio mundo trabajan en soluciones para que esto no ocurra. Pues es un riesgo menor pero real. Otro estudio, este del Gobierno sueco, afirma que en 2022 se incendiaron 23 turismos híbridos o eléctricos de uno total de 610.000. Lo que significa un 0,004%. Una cifra tan baja que contrasta con la sobreexposición a videos que denuncian este tipo de accidentes.
No darle importancia a las actualizaciones de software
Tal y como ocurre con los teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos, los automóviles eléctricos suelen recibir actualizaciones de software. Estas actualizaciones, en función del fabricante y del modelo de vehículo, pueden suponer correcciones o mejoras en el rendimiento de sus componentes. Lo que, a la larga, repercute en su buen desempeño. No prestarles atención es un error frecuente en el uso del coche eléctrico.
Si bien estas actualizaciones se pueden comprobar manualmente, es mejor automatizar este proceso para olvidarnos de ello. La mayoría de modelos permiten programar la comprobación de actualizaciones. Así no tendrás que estar pendiente de ellas.