Los nuevos descubrimientos ponen en cuestión décadas de suposiciones sobre la composición de las aguas del océano subterráneo de Europa, el sexto satélite natural de Júpiter.
Científicos de Caltech y el Laboratorio de Propulsión de la NASA han asegurado que el océano subterráneo de la luna de Júpiter podría tener una composición química similar a la de los océanos de la Tierra.
Las posibilidades de que la habitabilidad del océano subterráneo de Europa sea una realidad dependen de su composición química. Las investigaciones previas realizadas por el espectrómetro infrarrojo de la sonda espacial Galileo concluyeron que el océano es rico en sales de sulfato.
Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista científica Science Advances. Las últimas observaciones mediante infrarrojos sugieren que la zona subterránea de Europa puede presentar una composición de cloruro. El cloruro de sodio, en esencia, no es visible en el espectro infrarrojo.
Una irradiación provocada
Para ofrecer una respuesta a esta problemática, científicos de la NASA han provocado una irradiación que reproduce las condiciones de Europa hasta conseguir identificarlo. “El cloruro de sodio es un poco como tinta invisible en la superficie de Europa. Antes de la irradiación, no se puede decir que está ahí, pero después de la irradiación el color salta directamente hacia ti”, dijo Kevin Hand, especialista en el Laboratorio de Propulsión.
La presencia de cloruro de sodio endógeno tiene importantes implicaciones de cara al entendimiento de la composición química interna y de su evolución geoquímica a lo largo del tiempo. Las filtraciones a largo plazo a partir de las rocas de la superficie oceánica indican un sistema rico en sulfatos que podría conducir hacia un océano compuesto por cloruro de sodio.
Un océano hidrotérmicamente activo
Sin embargo, la relación compositiva entre el océano de Europa y su material endógeno sigue siendo desconocida. “Los sulfatos de magnesio podrían simplemente haberse filtrado al océano desde las rocas, sin embargo, el cloruro de sodio podría indicar que la superficie oceánica es hidrotérmicamente activa. Esto significaría que Europa es un cuerpo planetario mucho más interesante geotérmicamente de lo que siempre creímos”, ha declarado Samantha Trumbo, una de las principales autoras del estudio.
La superficie podría simplemente representar el resultado de la estratificación dentro de la corteza helada. Más allá de si el cloruro de sodio observado está directamente relacionado con la composición del océano, su presencia garantiza una reconsideración de los conocimientos establecidos sobre la geoquímica de Europa.