Mitos sobre Europa desmentidos: los programas de aceleración de startups se han incrementado casi un 400% en los 10 principales países del continente.
A menudo nos dicen que Europa está perdiendo el tren de la innovación y de la tecnología. Lo cierto es que iconos europeos han caído –ahí está el ejemplo de Nokia–, que no tenemos startups en primera liga mundial (o muy pocas) si pensamos en valoraciones, o muchas empresas que cotizan en el Nasdaq. Pero hay también otra manera de verlo y apuntar al dinamismo creciente del ecosistema emprendedor y de startups en Europa. A mediados del 2013 hemos llevado a cabo un amplio estudio en los 10 principales países europeos, haciendo un mapa completo (el más completo hasta la fecha) de todas las aceleradoras e incubadoras que hay. Los resultados invitan a destruir algunos mitos sobre Europa y apuntan a (varias) sorpresas.
Primer mito
Europa es un continente zombi desde el punto de vista del emprendimiento, de la innovación y de la nuevas tecnologías. La realidad es todo lo contrario y muy sorprendente. El estudio demuestra que Europa cuenta en 2013 con más de 260 aceleradoras de startups. Esto la sitúa por delante (30% más) que Estados-Unidos con unas 200 según los principales estudios realizados. Esto significa que, en términos per cápita, Europa tiene tantas o quizá más aceleradoras e incubadoras que EE.UU.
Segundo mito
La crisis nos ha sacado del mapa. También es todo lo contrario: Europa está mostrando una vitalidad creciente en el ámbito emprendedor. Según los resultados obtenidos de nuestro estudio, se confirma estamos asistiendo a un boom anti-cíclico de iniciativas emprendedoras a pesar del entorno económico adverso. Desde el inicio de la crisis en 2008, los programas de aceleración de startups se han incrementado casi un 400% en los 10 principales países del continente. Esto se traduce en que, si antes de la crisis la proliferación de aceleradoras se producía a una tasa de crecimiento interanual del 14%, desde el 2008, este ratio se ha duplicado hasta el 29%.
El mensaje es claro: La crisis ha contribuido a incrementar la velocidad de proliferación y consolidación del ecosistema emprendedor europeo. Estamos presenciando un gran boom de startups en todo el continente, y ello más allá de Londres o Berlín. En España, Madrid y Barcelona, en Suecia y Finlandia, Estocolmo y Helsinki, estamos viendo proliferar las iniciativas con dos grandes modelos regionales: en un extremo están Francia y Reino Unido, con el grueso de las aceleradoras concentradas en una sola ciudad (París y Londres) y en el otro extremo países como Suecia o España con aceleradoras desparramadas más allá de las dos principales, Estocolmo y Gotemburog, en el caso de Suecia o Madrid y Barcelona, en el caso de España.
Tercer mito
Los países afectados por la crisis se han derrumbado desde el punto de vista del emprendimiento tecnológico. La realidad es también todo lo contrario. En Irlanda o España, países afectados por el tsunami financiero y económico, se han disparado las iniciativas. En España en particular las tasas de emprendimiento tecnológico están repuntando hasta niveles del 10% del total de emprendimiento, desde niveles bajos, dos veces inferiores a éstos antes de la crisis. El caso de España es particularmente llamativo y demuestra que la vitalidad de su ecosistema emprendedor es aún mayor que la de otros países europeos impactados en menor medida por la crisis: no sólo España ha visto crecer sus programas de aceleración en los últimos cinco años en un 660%, pasando de cinco aceleradoras en 2008 a un total de 38 en 2013.
Cierto que la cantidad no habla de la calidad. Pero es muy llamativo que tras el Reino Unido (con unas 50 aceleradoras de startups, récord europeo, casi todas ellas en Londres), se asoma ahora España (con 38), incluso por delante de Francia y Alemania.
Estos son algunos de los mitos más sorprendentes que desmonta el estudio. Europa tiene un ecosistema emprendedor que late fuerte a la vez que diverso, con un gran potencial a desarrollar. El reto será obviamente anclar estas iniciativas, que prosperen y se ensanchen. Quedan muchas piezas por ajustar; si bien el número de fondos de venture capital de cierto tamaño (más de 100 millones de euros) sigue siendo escaso, sobre todo en Europa continental, también empiezan a estructurarse equipos grandes. Igualmente empieza haber cada vez más emprendedores que buscan financiación internacional más allá de su país, incluso procedente de Estados Unidos.
Con respecto a cinco años atrás, y en particular en el caso español, los pasos han sido grandes y muchos en la buena dirección. Dicho esto todavía nos quedan mitos por tumbar. No somos Palo Alto ni tampoco Tel Aviv. Inventaremos un modelo sui generis. En cualquier caso esto no es (sólo) un continente de museos y restaurantes (que también los tenemos y de primera liga mundial), ni tampoco de viejas piedras y lindas playas (que también podemos disfrutar). Esto no es un continente zombi.