Google Assistant no cambiará (por ahora) la forma en la que usamos el smartphone

Se acerca la llegada de Google Assistant en español, y como pasa con predecesores y competidores, se sigue sintiendo lejos de lo que el usuario necesita.

Google Assistant se lanzó como la gran exclusiva del Google Pixel, pero también como mucho más. Representaba y representa cómo Google quiere implementar la inteligencia artificial en el día a día de los usuarios, haciendo sus vidas más fáciles y brindando información con una calidad de respuesta muy superior a la de sus competidores. Al fin y al cabo, tantos años manejando cantidades ingentes de información deberían darle a Google la posibilidad de contextualizar las búsquedas mejor que nadie.

Y así es. Google Assistant llegará pronto a los terminales que ya contaban con él en su versión en inglés, con la promesa de cambiar la forma en que los nuevos usuarios españoles que accedan a él utilizan el smartphone. La realidad es que, como hemos visto a lo largo de este tiempo en los usuarios anglosajones, no está lejos de ser un asistente más. Cualquier terminal Android integra Google Now, y sin duda, sus convenientes tarjetas ya son esenciales para muchos usuarios.

Estaren un aeropuerto y esperar a que se publique la puerta de embarque es un suceso muy corriente. Con Google Now eso cambió, pues analizando el correo electrónico de cada usuario es capaz de extraer información relevante de ese tipo. En ese caso en concreto, el asistente nos envía una notificación con la puerta de embarque, en muchos casos antes incluso de que se publique en el aeropuerto. Otros usos pasan por ofrecer traducciones de frases comunes en lugares como estaciones de transporte público al detectar que nos encontramos en una de ellas en el extranjero.

Todo esto es presente, pero Google Assistant no se contenta con la adecuación a la vida del usuario. Además de manejar la información clásica de Now quiere estar ahí para el usuario a modo de mayordomo, ejecutando con fiabilidad todas las peticiones que se le hagan. Sin embargo, tanto en inglés como en español, Assistant no cambia el hecho de que la mayoría del público sigue sin encontrar atractivo hablar a un smartphone. Sí, ahora también se le podrá escribir a modo de chat, pero en muchas ocasiones sigue siendo más rápido hacer una búsqueda manual o ejecutar la acción requerida (poner alarma, enviar mensaje por WhatsApp, recordar un evento determinado) en su aplicación correspondiente.

Los fabricantes se empeñan en vender la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y todos sus sucedáneos como la máxima necesidad del usuario en los smartphones, y probablemente el estudio sobre las necesidades es preciso. Lo que sigue sin ser preciso es que la proactividad sea baja más allá de datos muy concretos como los repasados, o que al buscar datos obtengamos webs que los incluyen, pero en las que hay que rebuscar demasiado.

Google, Samsung, Microsoft o Apple dedican horas y horas a los asistentes en cada evento. Google permite incluso lanzarlo apretando los bordes del Google Pixel 2, es decir, que le dedica espacio físico, y Samsung le ha dedicado un botón físico que ha resultado ser un fiasco ante la no llegada de Bixby a España o las carencias de la versión que disfrutan en Estados Unidos. Aun así, las quejas no pasan del día primero, pues los asistentes personales siguen sin importar. Los usuarios no tienen que esperar nada, deben ser los asistentes los que, con cuidado, les inunden allá donde esperen.

La conversación es el futuro, eso está claro. Pero no habrá conversación mientras la distancia entre ambas partes sea tan lejana. Que Google Assistant sea capaz de encadenar preguntas muestra la evolución respecto a Now, estrenado en 2011, pero esta es, de todas todas, insuficiente considerando los datos que manejan.

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