redes para el metaverso

Las redes e infraestructuras que necesitamos para crear el metaverso

Es difícil hacerse una idea de cómo será el metaverso cuando aún solo hay proyectos deslavazados. El concepto tiene mucho de etéreo y, por el momento, pocas referencias más allá de la ciencia ficción, siempre deudora de sesgos literarios o cinematográficos. De ahí que en general se especule con lo que puede ser esta tecnología. Y es que en realidad no será homogénea, pues habrá una disparidad de mundos virtuales con distintas características cada uno.

Pero todo ello no quita para plantearse unos rasgos comunes. El metaverso se compondrá de diferentes metaversos, idealmente con facilidad para saltar de uno a otro. Y entre las necesidades que tendrán estos mundos virtuales se cuentan una infraestructura sólida y redes de alta velocidad.

Hay que tener en cuenta que para el funcionamiento del metaverso se necesitan chips, para los dispositivos y servidores, centros de datos y equipos de red. Un escenario potencial en el que cientos de millones de usuarios se conecten a estas plataformas requieren una enorme capacidad de procesamiento y de red. Sobre todo a sabiendas de que parte de la tecnología elemental de estos mundos será la realidad virtual y aumentada, cuya exigencia en recursos es alta.

Todas estas necesidades son demasiadas y demasiado complejas como para que se ocupe de ella una sola compañía. El despliegue de la tecnología de metaverso necesitará de un ecosistema de empresas de servicios a su alrededor. Desde luego serán necesarios proveedores de cloud, pero también operadoras y una serie de compañías que proporcionarán partes concretas del servicio, como los dispositivos para acceder o los medios de pago.

Las redes para el metaverso

Uno de los elementos básicos son las redes. La conexión a Internet será decisiva para el funcionamiento de unos entornos exigentes a nivel de recursos. Estas plataformas necesitarán una conectividad que priorice la entrega rápida de datos, con el fin de lograr tasas de ejecución en tiempo real. También se necesitarán operadores que ayuden con los posibles cuellos de botella y permitan virtualizar funciones de red claves.

Todo esto será mucho más sencillo con 5G. El despliegue de la fibra óptica y de la nueva generación de red inalámbrica están llamados a convertirse en un apoyo esencial para el desarrollo del metaverso. De hecho, del 4G no se espera que sea suficiente como para ejecutar aplicaciones de realidad aumentada y virtual. No lo sería ni por velocidad ni por latencia.

En lo que respecta a la latencia el 5G traerá una mejora sustancial. De los 50 milisegundos de retardo que ofrece el 4G, la evolución de la red alcanza tasas de 1-5 milisegundos. A esto ayuda el edge computing. El hecho de que sea posible establecer nodos de procesamiento de datos cerca de los usuarios hace que la información tenga que viajar menos, tanto de ida como de vuelta. En lugar de enviarse al centro de datos, la información se puede computar de forma más local.

La nube

El ecosistema necesario para el metaverso incluye proveedores cloud, capaces de escalar la computación rápidamente ante la afluencia de usuarios o interacciones. Pero también es necesario que permitan una migración de datos fiable y ágil. En este caso, las compañías más adecuadas para prestar este tipo de servicios son los llamados hyperscalers: Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud.

Cuanto más volcamos nuestra información, nuestra actividad y, en definitiva, nuestra vida al plano digital, más necesitamos de la nube. Esta tendencia se incrementará con el metaverso, pues estos entornos virtuales solo se podrán desplegar gracias a una potencia de cálculo como la que ofrecen los centros de datos. Por no hablar de la experiencia a nivel visual. Los gráficos, cuando lleguen al hiperrealismo, solo se podrán procesar adecuadamente con ayuda de tarjetas de última generación y de alta calidad, como los productos de alta gama de Nvidia.

Los dispositivos para consumir el metaverso

Entre la infraestructura que será necesaria para la consecución del metaverso también está el hardware. La fabricación de dispositivos que proporcionen experiencias inmersivas es necesaria, aunque a estas plataformas se pueda acceder de distintas formas. La producción masiva de gafas de realidad virtual o realidad mixta (que permita interactuar con el entorno físico además de con el virtual) formará parte del despegue de los mundos virtuales.

Aunque no solo se necesitarán gafas. También serán necesarios controladores, incluso otro tipo de dispositivos, como guantes que permitan el control gestual y garanticen cierta sensibilidad háptica.

Infraestructura digital para las redes del metaverso

Al igual que para muchas aplicaciones y plataformas de la Web 2.0 se necesita una capa de servicios facilitadores, lo mismo ocurrirá en la Web3. El metaverso necesitará medios de pago, ya sea basados en blockchain o en sistemas como los actuales, tipo Paypal. De hecho, por ahora parece que la norma será la convivencia entre ambas clases de aplicaciones.

La seguridad, una de las claves de cualquier proyecto digital, se apoyará en blockchain pero también en fórmulas ya utilizadas desde hace décadas por las compañías. Aunque se espera que exista una capa de protección por defecto en los mundos virtuales, siempre que hay interacciones sociales la seguridad depende en gran medida de cada uno. Como siempre recuerdan desde el sector de la ciberseguridad, estar prevenido como usuario es uno de los mejores métodos para no caer en estafas. Tampoco se puede obviar que las propias plataformas de metaverso tienen que construirlas empresas. Son proyectos cuyo desarrollo esencial tiene sentido que esté centralizado. Aunque después la operación de estas plataformas sea descentralizada, en base a las tecnologías blockchain.

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