El país nipón ha creado, junto con un grupo de empresas líderes en sus sectores, un proyecto para disponer de coches voladores la próxima década.
El premio Nobel de Literatura, Anatole France, escribió esta frase acerca del concepto de utopía: «La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor«. En cierto modo, las utopías nos sirven de guías, de camino a seguir para poder concretar en los años venideros diferentes cuestiones que nos hemos planteado con anterioridad. En el ámbito tecnológico, la utopía siempre suele asociarse con su opuesto, es decir, la distopía. En este sentido, no nos pondríamos de acuerdo aún al pensar en Japón como una utopía o una distopía tecnológica. En lo que sí que estaría todo el mundo de acuerdo es en establecer a Japón como un país puntero tecnológicamente (más allá del anterior debate). El cual, sin ningún tipo de dudas, está a la cabeza de las representaciones futuristas de la actualidad.
Es en este sentido, en el que el país nipón se ha erigido como uno de los pioneros a nivel mundial después de impulsar una iniciativa estatal con el fin de promover los coches voladores. Dicha propuesta contará inicialmente con 21 empresas de carácter tecnológico-automovilístico como Uber Technologies, Airbus, una startup respaldada por Toyota llamada Cartivator, ANA Holdings Inc. o Japan Airlanes entre otras. En palabras del ministerio de Economía: «El gobierno japonés proporcionará el apoyo adecuado para ayudar a realizar el concepto de automóviles voladores, así como la creación de reglas aceptables para su uso y producción«.
La misión de descongestionar el tráfico urbano
Japón, que se ha convertido en una de las potencias mundiales en materia de automovilismo eléctrico y sin conductor, ha decidido tomar la delantera también en el sector del coche volador. Puesto que se ha dado cuenta del potencial que dicho nicho de mercado puede crear en unas décadas. Una de sus principales misiones será la de descongestionar el tráfico metropolitano de las ciudades niponas. Y con ello, aprovechar la coyuntura tecnológica para aupar a algunas de sus empresas al primer escalafón dentro de esta industria futura.
Desde el ministerio de Economía japonés también se ha querido dejar claro la cuestión de la regulación. En un panorama dominado por una nueva producción, quieren sentar las bases burocráticas para evitar cualquier tipo de procedimiento alegal en el transcurso y desarrollo de los coches voladores.
Así pues, esperamos que de aquí a unos años, el resto de países del mundo hagan como Japón, y prueben como el país nipón a apostar por la tecnología bajo unos estándares más propios de las utopías (reguladas en este sentido).