Si hace 10 años hubiéramos preguntado a Jordi Gaspar (animador de personajes) qué quería ser de mayor, nos habría respondido: «ser animador en Pixar«. Hoy, una década más tarde, ha logrado dos nominaciones a los premios Oscar 2022 por la película de animación, «Los Mitchell contra las máquinas» y el cortometraje, «El Limpiaparabrisas«. Siendo este el primer corto español ganador de un premio Oscar.
Además, ha trabajado en diversas producciones animadas en grandes estudios, desde «Capitán Calzoncillos: su primer peliculón«, «Hotel Transilvania 3«, «Los hermanos Willoughbys«, entre otras. Su historia es un ejemplo de superación que nos enseña, que con trabajo, pasión, ilusión y constancia, alcanzar nuestros sueños es posible. Hace cuatro meses comenzó su andadura en Pixar, donde ha trabajado en el próximo estreno de Disney+, «Cars on the road» y, nos confiesa que en breves empezará a trabajar en otra nueva producción.
Unos inicios marcados por «Cálico Electrónico«
Para poder contar su historia tenemos que retroceder hasta 2011, cuando Jordi se apuntó a un curso realizado por Nikodemo, el estudio de Niko Gómez, más conocido como Nikotxan, precursor de webseries, como «Cálico Electrónico» y diseñador en Estudio 24 de Telefónica. Las clases hacían hincapié en la animación con Macromedia Flash (hoy Adobe Animate), programa utilizado para dar vida al personaje de Cálico.
Hasta ese momento, Jordi sabía que le gustaba la animación, había estudiado Bellas Artes, pero aún no tenía claro si quería dedicarse a esta disciplina. Así, fueron pasando los días. Al curso acudían diferentes profesionales de la animación para impartir diversas charlas. En una de ellas, el invitado fue Edward Robbins, quien habló sobre el estudio de animación Pixar. Jordi reconoce que ese fue un momento de inflexión en su vida laboral porque, «gracias a su charla, a Niko y al resto de profesores conecté con la animación, dándome cuenta de que eso era lo que quería. Así que, seguí formándome para conseguirlo», cuenta a Think Big.
Tras esta experiencia, llegaron muchas más. Nuevos personajes a los que dar vida, compañeros a los que conocer, desafíos a los que enfrentarse, más cursos y técnicas por aprender. Y, todo ello, con un único fin: lograr su sueño.
Dar vida a los personajes de una animación: un proceso lento y muy satisfactorio
Pero, ¿en qué consiste la animación? Lo primero que hay que tener claro, es que la animación es un proceso que requiere de su tiempo, donde cada detalle cuenta. Como explica Jordi, al animador le llega la historia que se quiere contar con los modelados ya hechos. El papel del modelador es crear una representación tridimensional de los objetos digitales que aparecerán, posteriormente, en la escena.
Tras este paso, se asignan los planos y las secuencias a uno o varios profesionales de la animación o a un equipo de animadores, factor que depende del presupuesto del proyecto, y se lleva a cabo una breefing meeting. Es decir, una reunión del equipo con el director, donde este explica plano a plano lo qué quiere que pase en cada secuencia, cuál es el papel de cada personaje, etc.
A partir de esa reunión, el animador ya sabe cuál es su trabajo, cuáles son sus planos y comienza a organizarse para llegar al objetivo de cada día, semana o mes. Jordi comenta que esta parte se puede hacer de dos formas. Por un lado, se pueden dibujar los personajes para ver qué expresiones quieren qué muestren en cada escena, cuál de ellas se adecua más a su personalidad, etc. Mientras que, otra técnica que utilizan a la hora de planificar el plano es grabar referencias. «No todo el mundo lo hace, depende de la manera de trabajar de cada profesional», confiesa Jordi. Para ejecutarla, el animador pone el audio de la escena y «actúa». Esto es positivo porque observan de una manera más directa y visual cuál sería la reacción real de una persona ante una situación concreta.
Cada plano que vemos en una cinta animada pasa por diversas fases. «Normalmente, la parte de blocking es la primera», cuenta Jordi. En esta parte, los animadores plasman con un mínimo de poses del personaje o personajes la idea de un plano. Esta propuesta la ven junto con el director y cuando tienen su visto bueno, pasan a la fase de animación. Aquí, es donde se comienzan a añadir todos los frames para pasar a la parte final, y más corta, «pulir y limpiar las escenas para que estén perfectas», prosigue.
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los profesionales de la animación está en la cantidad de secuencias que tienen que realizar por cada personaje. Si una película de animación suele tener una duración de 90 minutos, cada secuencia cuenta con una duración de entre 1 y 7 minutos y en cada segundo de animación hay 24 fotogramas, ¿te imaginas cuántos fotogramas componen una película animada? Según este artículo de Disney, su película de animación «Encanto» tuvo 133.709 fotogramas.
«El limpiaparabrisas«, primer corto español en ganar un premio Oscar
En los últimos años, el mundo de la animación está sustentado por un uso creciente de la tecnología. Siendo la técnica 3D el mejor ejemplo de este uso, donde cada software tiene sus propias herramientas; pero dentro de cada estudio de animación, los técnicos desarrollan otras para poder crear técnicas nuevas. Como ha sido el caso del corto «El Limpiabarabrisas«, que utiliza la animación 3D sin ser full animation, es decir, no tiene una pose por cada frame; si no que tiene una pose por cada tres o cuatro frames.
Esta propuesta de Jordi fue algo novedoso en el mundo de la animación, «podíamos hacer algo que, probablemente, no se había visto hasta aquel momento«, recuerda. El corto de «El limpiaparabrisas» comenzó a gestarse en 2016, como un proyecto a largo plazo de Alberto Mielgo (director y animador de cine). Jordi fue el primer animador de este corto y, por tanto, la primera persona que dio vida a sus personajes. Además, pudo participar en la elección del estilo de la producción, junto a Leo Sánchez (productor). «Esto es algo a lo que no sueles tener acceso en los grandes estudios. El poder buscar entre todos el camino hacia algo diferente y único… Fue genial», cuenta.
Al tratarse de un proyecto más pequeño e íntimo, el equipo no podía dedicarse completamente a él, ya que estaban participando en otros proyectos simultáneamente. Así, pasaron seis años. En los cuales, a pesar del poco tiempo que tenían, conseguían avanzar en el corto, contando con el hándicap de que cada uno de ellos estaba en un lugar diferente. «Quedábamos una vez a la semana vía online, veíamos como íbamos, Alberto nos daba feedback y seguíamos trabajando», explica.
Cuando le preguntamos, si en algún momento creyó que podrían alzarse con un premio Oscar en la categoría de Mejor Corto de Animación, nos confiesa que sí se le llegó a pasar por la cabeza tras ver el potencial de la pieza audiovisual. Y llevaba razón, el tipo de animación, la novedad, el estilo y todo el trabajo detrás hicieron posible que se cumpliese su sueño, el pasado 28 de marzo.
Una trayectoria marcada por una pasión
Pero, esta historia no acaba aquí. Si no que, durante esos premios 2022 hubo una cinta que fue nominada a Mejor Película de Animación y de la que Jordi formó parte: «Los Mitchell contra las máquinas«. Si en la anterior producción estuvo desde los inicios, en esa ocasión llegó al final de esta durante los últimos meses de 2019. «En cuanto vi lo que estaban haciendo me di cuenta de que era algo totalmente único», afirma. Se trata de una película que a nivel visual quería recordar al 2D por el contorno de los personajes, efectos, etc. Para lograr ese efecto, unieron el 2D y el 3D, siendo esta mezcla el futuro de la animación.
En una trayectoria de 10 años, las experiencias laborales y aprendizajes de una persona son muchas. Y, en todo camino, siempre hay un trabajo o un proyecto que es más especial. En el caso de Jordi, ese proyecto hizo que cruzase el océano para vivir una nueva experiencia en Canadá, donde vive desde hace seis años. Nos referimos a la película de animación, «Capitán Calzoncillos: su primer peliculón«.
Este film llegó a su camino justo cuando había acabado con el cortometraje de Alberto Mielgo, siendo su primera gran producción. Como comentábamos, la animación es un proceso muy lento, pero a la vez, es muy satisfactorio. Tras horas y horas de trabajo estos profesionales pueden compartir su proyecto con su familia, amigos, compañeros, etc., y, además, tienen la oportunidad de ver la cara de las personas que están disfrutando de ese contenido por primera vez. Jordi confiesa que, este proyecto siempre tendrá un lugar único en su corazón.
Aunque reconoce que, se siente satisfecho por todo lo que ha logrado, quiere seguir aprendiendo y en un futuro empaparse más con la técnica del 2D. Sus logros laborales han sido la recompensa de años de trabajo, que demuestran que es posible alcanzar los sueños cuando nos rodeamos de las personas adecuadas. El camino de Jordi está compuesto por numerosas conexiones que le han ayudado a seguir luchando por sus sueños y, también a arriesgarse en cada proyecto.
Para terminar esta entrevista, le preguntamos qué consejo le daría a una persona que se está iniciando en el mundo de la animación. Y lo tiene claro cuando dice, «si yo he llegado hasta aquí ha sido por mi trabajo e ilusión. Cualquier oportunidad que te llegue, tienes que aprovecharla, porque al final todo llega«.
Imagen de cabecera por Nikotxan.