La Inteligencia Artificial mejora nuestra forma de viajar

A veces, cuando pensamos en Inteligencia Artificial tendemos a imaginar robots andando por la calle o desempeñando nuestras tareas en la oficina. Pero la IA es mucho más. Quizá nunca nos lo hayamos preguntado, pero ¿cómo contribuye la Inteligencia Artificial en el transporte?

La IA es la responsable de poner a nuestro alcance vehículos autónomos, por ejemplo. Esto es uno de los puntos más innovadores dentro del mundo del transporte y los viajes. Lo mejor de todo es que no hace referencia únicamente a coches que se conduzcan solos, sino a un modelo de vehículo mucho más seguro y optimizado.

No cabe duda de que la evolución de los vehículos inteligentes avanza con pasos agigantados. La última novedad es el proyecto desarrollado entre Telefónica, SEAT, DGT, Ficosa y Aerum, basado en coches conectados y en el Internet de las Cosas (IoT).

Esta iniciativa tiene como objetivo prevenir accidentes. Se trata de una tecnología que proporciona a los conductores una conducción asistida que aumenta su seguridad. Estos reciben, de manera anticipada, avisos sobre obstáculos en la carretera para poder evitarlos.

Otra de las ventajas que aporta la IA al campo del transporte es la creación de apps. Estas, a través de los datos de localización de los dispositivos, son capaces de aportar mucha información tanto al usuario como a empresas. Por ejemplo, permiten predecir y analizar el estado del tráfico, para que los conductores puedan tomar el camino con mejores condiciones.

Más allá de los coches y el tráfico terrestre, la Inteligencia Artificial también pone su granito de arena en el transporte aéreo. Aunque a muchos les suene a algo muy lejano, hasta hace poco los billetes de avión se imprimían en papel. Ahora, gracias a los dispositivos móviles, podemos llevarlos en nuestra wallet.

Los aviones quieren dejar de ser los responsables del 3% de las emisiones CO₂ que emite el ser humano

Por ello, el mundo del transporte aéreo, beneficiándose de las posibilidades de la IA, ha puesto en marcha la construcción de aviones eléctricos. Aunque es cierto que este proyecto se resiste un poco todavía, puesto que se necesitarían baterías muy grandes. Dicho con otras palabras: un avión comercial tiene una capacidad de 25.000 litros de combustible y para que uno eléctrico pudiera funcionar correctamente se requieren baterías de 500 toneladas. Y, sin embargo, la carga máxima de un avión comercial es únicamente de 80 toneladas.

Puede parecer algo del futuro, pero la Inteligencia Artificial ya está influyendo mucho en nuestra forma de viajar. Las posibilidades cada vez son más y mejores.

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