Laura Castela, forma parte del equipo impulsor del campus 42 Madrid, la escuela de programación más innovadora del mundo. De su trabajo destaca que en la realización de un proyecto como este se mezclan muchas cosas: gestión de personas, seguimiento presupuestario, relación con empresas e instituciones interesadas en 42, organización de eventos... Pero si hay algo que realmente le gusta de su día a día es "hacer que las cosas sucedan y transformar los 'noes' en 'síes'".
Laura Castela es puro nervio e inspiración. Cuando nos sentamos frente a ella para que nos cuente más sobre su trabajo en uno de los proyectos más disruptivos del ámbito educativo actual tiene muy clara cuál es su aportación al proyecto. «Impregnar a una iniciativa tan tecnológica y digital, como 42, de una cultura humana, cercana y empática donde los valores sean un pilar fundamental y las personas están en el centro de la toma de decisiones». Esa es la esencia de su trabajo: gestionar una comunidad diversa de estudiantes, compañeros de Telefónica, empresas del ecosistema, instituciones, etc., donde todo el mundo pueda aportar su granito de arena, disfrutar de 42 y, a su vez, sumarse a la innovación educativa.
Espíritu inquieto y ganas constantes de aprender
Si algo describe a Laura es que no tiene miedo al cambio; como profesional, se ha reinventado varias veces. Con 32 años se ha dedicado al cine, a la comunicación, ha trabajado en una de las Big Four, ha dedicado mucho tiempo al voluntariado y a labores sociales, ha dado clases, ha estudiado dos carreras y siete másteres. Y es que, como Laura afirma, «en un mundo tan cambiante y rápido como en el que vivimos, ya nadie puede escapar al famoso Life Long Learning«. Para ella, la clave de reinventarse es «encontrar lo que te gusta y se te da bien. Cuando lees, investigas y estudias sobre temas que te interesan, dejan de ser ‘algo que hay que hacer’ para convertirse en ‘algo que quieres hacer’. «Ahí surge el verdadero aprendizaje». Nadie dice que esto sea fácil, «cultivar la actitud como motor del cambio es una de las cosas más importantes», asegura.
En su caso, ha pasado por distintas etapas profesionales muy diferentes entre sí, siempre de la mano de diversos estudios que le han ido abriendo puertas y dando oportunidades. Pero, para ella, lo más importante siempre han sido sus constantes ganas de aprender, de saber más, de seguir creciendo. Esa mirada curiosa con la que se enfrenta al mundo.
Cuando salió de la universidad y dejó el ámbito de la comunicación para pasar al mundo de la educación, siempre tuvo clara su aptitud para ‘contar historias’. Hoy, cuando echa la vista atrás, recuerda que en esa etapa le faltaba saciar su vocación social que hoy tiene cubierta en 42. «No sabría decir si fue eso lo que me animó a seguir indagando otros caminos profesionales o realmente fue pura inquietud. Pero no cambiaría ninguno de los pasos que di hasta llegar aquí».
A Laura le apasiona el teatro y lo considera una herramienta valiosa para lograr el desarrollo de valores y competencias sociales. Entró en escena en el colegio y lo hizo como un juego, pero, poco a poco, se ha convertido en parte de su ADN. «El teatro enseña valores como la responsabilidad compartida, la lealtad, la implicación, la generosidad, la humildad… competencias como el trabajo en equipo, la escucha, la capacidad de hablar en público, el autoconocimiento, la gestión emocional… cosas muy valoradas en la vida en general, tanto en el mundo laboral como en la vida personal», recalca con mucho énfasis.
Es indudable que el mercado laboral cambia a un ritmo vertiginoso y existe una nueva empleabilidad que demanda dos tipos de competencias: las hard skills (habilidades más técnicas y digitales) y las soft skills (transversales como la comunicación, liderazgo, trabajo en equipo, flexibilidad al cambio, etc.). Actualmente, es muy difícil permanecer ajeno de las hard skills porque lo analógico queda muy lejos. «Hemos cambiado los cuadernos por tablets, todo nuestro entorno es digital. Sin embargo, en el trabajo y desarrollo de las soft skills aún queda mucho trabajo por hacer».
Si tuviera que dar consejo a una joven que no tiene muy claro a qué dedicarse, antes de responder se queda en silencio y medita, porque Laura es de las personas que piensa que hay que probar y equivocarse: «Los mayores aciertos surgen después de grandes fracasos». Aun así, les diría que encuentren algo que les apasione y que se atrevan a intentarlo: «Que se lancen a la piscina, como en 42 Madrid«. Y que se apoyen en su entorno y en todos los recursos que tienen a su alcance: «Somos unos afortunados. Hoy por hoy, existe información sobre cualquier cosa, y está disponible para cualquier persona. Que se aprovechen de eso».
Para terminar la entrevista le pedimos que imagine la posibilidad de encontrarse en 2020 con una ‘Laura Castela’ recién salida de la Universidad y le recomiende qué hacer. Sin dudarlo, nos dice: «Que no tuviera prisa, a veces hay que parar a “afilar el hacha” para seguir, poner la cámara lenta y reflexionar. Pero, sobre todo, que se atreviera a ‘más’ y que se fuera más tiempo a vivir fuera de España». Ella lo hizo durante un tiempo, pero piensa que se quedó corta porque aún le queda mucho mundo por ver y recorrer. También destaca la importancia de aprender otros idiomas, conocer otras culturas y distintas formas de trabajar. «Vuela, pero con efecto bumerán. Vete lejos, pero vuelve». Nos confiesa lo importante que es para ella estar cerca de su familia con ese brillo en la mirada que hace de Laura una persona con valores muy arraigados y muchas ganas de seguir creciendo.
Laura es una de las mujeres que forma parte del equipo Telefónica una de las empresas en nuestro país que mantiene un firme compromiso con la diversidad.
En BlogThinkBig.com podrás encontrar más entrevistas con motivo del Día de la Mujer 2020. Vinka Samohod, directora de Transformación Digital en Telefónica Perú y Wayra Perú, y también a Miguel Arias, director global de Emprendimiento de la compañía. ¡No te las pierdas!
Fotografía: Valentín Suárez.