En un esfuerzo por combatir la contaminación marítima, la Agencia Europea de Seguridad Marítima (AESM) ha implementado un innovador programa de drones conocidos como ‘sniffers’ u ‘olfateadores’. Estos drones son capaces de medir in situ las emisiones de los barcos que navegan por las aguas europeas, tanto en alta mar como en puertos.
Desde el inicio del año, estos aparatos han realizado más de 200 mediciones de gases en tres operaciones clave, brindando a las autoridades una herramienta crucial para monitorear y reducir la contaminación.
Cómo operan los drones ‘sniffers’
Los ‘sniffers’ operan de manera simple pero efectiva. Estos drones vuelan directamente hacia la pluma de gases que los barcos emiten durante la combustión de combustible. Al atravesar esta estela oscura y tóxica, los drones recolectan muestras de gases que son analizadas por sensores a bordo. Estos sensores se enfocan principalmente en detectar óxidos de azufre y nitrógeno, dos de los principales contaminantes emitidos por los buques. Lo que hace únicos a estos drones es su capacidad de operar en diversas condiciones climáticas y de terreno, despegando desde buques o tierra firme, lo que les permite acceder a áreas difíciles y realizar mediciones precisas sin poner en riesgo a un piloto humano.
Leendert Bal, jefe del departamento de Seguridad, Protección y Vigilancia de la AESM, explicó que, tradicionalmente, la inspección de buques se realizaba una vez que estos llegaban a puerto. Sin embargo, con el uso de drones, ahora es posible capturar datos en tiempo real mientras los barcos están en alta mar, permitiendo a las autoridades detectar de inmediato cualquier incumplimiento en las normativas de emisiones.
Tipos de drones utilizados por la AESM
Para llevar a cabo estas mediciones, la AESM utiliza diferentes tipos de drones. Los helicópteros de tamaño medio, de aproximadamente 200 kilos, se emplean en rutas marítimas, mientras que los cuadricópteros ligeros, de unos 15 kilos, son utilizados en puertos. Además, la flota de respuesta a vertidos de petróleo de la AESM cuenta con once cuadricópteros que pueden desplegarse rápidamente desde los buques. Los helicópteros pueden permanecer en el aire durante unas seis horas, aunque su alcance está limitado a unos 40 km debido a la necesidad de volar a baja altura. Los cuadricópteros, por su parte, pueden mantenerse en el aire durante unos 50 minutos. Una vez que los drones completan sus mediciones, los datos se envían al sistema de intercambio de información Thetis de la Unión Europea, que genera un informe de emisiones en sólo 30 minutos.
En lo que va del año, los ‘Sniffers’ han llevado a cabo operaciones en el Canal de la Mancha, en colaboración con Francia y Bélgica; en el Mar Báltico, a bordo de la patrullera Potsdam de la policía federal alemana; y en el Puerto de Barcelona, bajo la supervisión de la Dirección General de la Marina Mercante. Además de medir emisiones, estos drones pueden equiparse con cámaras electroópticas para obtener pruebas fotográficas, detectar vertidos o realizar vigilancia, así como con cámaras infrarrojas para analizar incendios o localizar personas en peligro, lo que amplía sus capacidades de monitoreo y respuesta.
El impacto de la contaminación marítima y los desafíos regulatorios
La creciente preocupación por la contaminación marítima es un problema global. Aproximadamente el 80% del transporte mundial de mercancías se realiza por mar, lo que contribuye con el 13% de las emisiones anuales de óxidos de nitrógeno, el 12% de las emisiones de óxidos de azufre y el 3% de los gases de efecto invernadero. Según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la contaminación marítima fue responsable de unas 265,000 muertes prematuras en 2020, y se espera que la demanda de comercio marítimo crezca un 40% para 2050.
La normativa sobre emisiones es particularmente estricta en lo que respecta al azufre, debido a su alta toxicidad. La Unión Europea y la Organización Marítima Internacional han limitado su contenido en combustibles marinos al 0.5%, y al 0.1% en las zonas de control de emisiones (ECAs). Aunque los drones de la AESM no pueden confirmar directamente el incumplimiento de estas normativas, sus mediciones ayudan a las autoridades portuarias a seleccionar los buques que deben ser inspeccionados más a fondo.
Sin embargo, el uso de drones en Europa enfrenta desafíos regulatorios. Actualmente, no hay drones certificados para operar en el espacio aéreo europeo, y cada vuelo requiere permisos específicos de la Agencia Europea de Seguridad Aérea, que a menudo incluyen limitaciones como la segregación del espacio aéreo. Además, más allá de las 12 millas náuticas, en aguas internacionales, se aplica el Convenio sobre Aviación Civil Internacional de 1944, que no fue diseñado para esta tecnología moderna.
Un avance significativo en la lucha contra la contaminación marítima
A pesar de estos desafíos, el programa de drones ‘Sniffers’ de la AESM representa un avance significativo en la lucha contra la contaminación marítima, proporcionando una herramienta poderosa para mejorar la calidad del aire y proteger la salud pública y el medio ambiente en Europa.