Siempre ha habido mujeres en tecnología, aunque fuese en minoría. Muchas de ellas alcanzaron retos increíbles, pero de forma anónima o, incluso, detrás de algún nombre masculino, permaneciendo ocultas para el resto. Pudieron ser referentes para fomentar la llegada de más mujeres, "pero nadie las visibilizaba y estábamos acostumbrados a que así fuese. Parecía que este mundo era exclusivo de y para hombres. Sin referentes cercanos, se pierden las ganas de acceder a un sector que puede resultar incierto, cambiante, competitivo. Este es el motivo por el que nace la brecha digital de género", confiesa María Pilar Cantarero una de las #MujeresHacker de Telefónica.
En el marco de la Semana de la Mujer, desde Telefónica queremos resaltar la importancia de la diversidad y la inclusión como valores imprescindibles. Pilar Cantarero, es un ejemplo de valía, talento y compromiso con la ruptura de estereotipos respecto a las mujeres y el ámbito tecnológico.
Su lema y propósito: #WomenInTech
Pilar forma parte del equipo de LUCA, la unidad de datos de Telefónica que ofrece soluciones de Inteligencia Artificial y Big Data a empresas y organismos. Es Program Manager y trabaja con los equipos de desarrollo coordinando las versiones de los productos y buscando la eficiencia en los procesos, gracias a mecanismos de mejora continua bajo un marco de cultura ágil. Ingeniera por vocación, se rodea de un equipo multidisciplinar con importantes referentes femeninos como Elena Gil.
Involucrada en proyectos con los que se quiere romper la brecha de género. Si le preguntas qué iniciativa es la que más le identifica, ella confiesa que #WomenInTech es la etiqueta que le define de la cabeza a los pies. Y elige una etiqueta usada en redes sociales, porque, además de ser una mujer comprometida con la educación, tiene una activa vida en las plataformas sociales desde donde también deja claro que no hay que ponerse límites.
Su trayectoria deja claro que su vida ha estado desde siempre vinculada a la tecnología. Desde joven le fascinaban las antenas y los protocolos de radio, por lo que se especializó en ‘3G’ programando redes UMTS. Era el momento en el que comenzaba a despegar esa tecnología y todo el mundo soñaba con tener un smartphone. Sus primeros pasos en el mundo tecnológico tuvieron lugar en el campo de las redes y la homologación de terminales, luego pasó a la certificación de software de dispositivos y terminó involucrada en el mundo del desarrollo software a mayor escala.
Además de su desarrollo profesional, durante estos años ha participado activamente en distintos eventos, e incluso desde las redes sociales para alentar a las más jóvenes a apostar por las competencias tecnológicas. Una de esas iniciativas ha sido #GirlsWhoCode, donde Pilar encontró un buen modo de facilitar el acceso a niñas y jóvenes dentro del sector tecnológico para que la programación no fuese una barrera de entrada.
Además, es mentora en diversos programas en la Universidad Carlos III de Madrid, forma parte de #Technovationgirls, es embajadora de #IAmRemarkable de Google, y acerca la programación a los colegios de la mano de 11defebrero.org.
En su dilatada carrera profesional, también ha tenido la gran oportunidad de colaborar con Adalab, un bootcamp de programación donde el contenido técnico comparte protagonismo con el desarrollo de las soft-skills que tan olvidadas están en formaciones técnicas o universidades.
En este programa, Pilar forma a otras mujeres como front-end developers mediante un curso intensivo que está siendo todo un éxito. «Esas habilidades son el valor diferencial para que las alumnas cuenten con las herramientas necesarias que las permitan adaptarse mejor a un sector complejo». Pilar está convencida de que, con proyectos como este, el ámbito científico y tecnológico podrá cubrir la alta demanda de perfiles tecnológicos y disminuir la brecha de género. Actualmente en este sector, las mujeres todavía están por debajo del 15,6% de inserción, según se cita en el Libro Blanco publicado el año pasado.
El trabajo en equipo no es sólo una opción
Para Pilar, en el mundo tecnológico, mayoritariamente ocupado por perfiles masculinos, las personas y el trabajo en equipo que lo forman son la clave. «Una cultura de trabajo que facilite la comunicación y la colaboración de quienes están involucrados en un proyecto es vital para que el equipo funcione motivado y no se frustre». Para ella, la meta es conseguir un «desarrollo sostenible». Por ese motivo, en sus sesiones formativas, trabaja con «Scrum», un novedoso método que se apoya en un conjunto de buenas prácticas para trabajar en equipo, donde las alumnas se ‘auto-organizan’, el ritmo de la clase es adaptativo, y en el que «equivocarse es bienvenido».
Cuando le preguntas qué consejos daría a un niño o niña que quiera dedicarse a la tecnología, lo tiene claro: «Que se ‘empape’ de tecnología cuanto antes, que se informe bien de los distintos recorridos formativos, que busque un mentor o mentora, y se fije un objetivo». Es madre de una niña pequeña y le encantaría que fuese ingeniera como ella. Pero, ¿qué ocurriría si se da cuenta de que la tecnología no es para ella? Pilar insiste en la importancia de que las niñas descubran, investiguen, experimenten, prueben las disciplinas tecnológicas como otras que les puedan interesar para que, al final, se sientan con libertad de decidir lo que ellas realmente quieren ser, sabiendo «que no hay profesión imposible».
La diversidad, tan promovida y hasta en algunos casos manida, proporciona una perspectiva distinta sobre qué hacer y cómo hacerlo. «Nos permite crecer como equipo, como empresa, como sociedad y como personas». Pilar asegura que para que estas disciplinas aporten verdadero valor, «cuanto mejor esté representada en ellas la sociedad, mayor impacto tendrán en la misma».
Pero no todo ha sido fácil para ella, y recuerda que, después de casi 20 años de profesión, se ha encontrado diversos obstáculos por ser mujer. Cuando se graduó en la universidad, y durante su máster, había solo dos mujeres en su promoción. «En todas las empresas donde he trabajado siempre hemos estado en minoría. Por esta razón, y porque he ido conociendo a mujeres que lo merecían todo, cada vez tenía más ganas de seguir y de dar más para cambiar las cosas: para demostrar que las limitaciones vienen impuestas y que realmente podemos ejercer cualquier rol sin techo alguno». Si algo nos queda claro de esta charla, es que Pilar es una luchadora, y que cuando se topó con esos obstáculos, los convirtió en oportunidades de superación. Así es como ha encontrado su sitio. Es mujer y madre y, que le valoren por su trabajo y le animen a seguir avanzando, es la razón para levantarse cada mañana.
Forma parte del movimiento #MujeresHacker de Telefónica, una iniciativa promovida por Chema Alonso, para visibilizar a las ‘mujeres tech’. «Ser hacker es desafiar al sistema para hacer ver dónde falla con el fin de cambiarlo y mejorarlo», dice con firmeza.
Telefónica, es una de las compañías comprometidas con romper el ‘techo de cristal’ y terminar con la brecha de género en un sector, como es el suyo, en el que lo masculino ha dirigido y protagonizado siempre los avances y la gestión. Cada año, la compañía realiza un evento organizado y conducido por sus #MujeresHacker, para acercar a las niñas al trabajo que se realiza en Telefónica, haciéndolas partícipes de las nuevas tecnologías y la invocación. El último evento Girls Inspire Tech fue el pasado mes de enero, y Pilar, por supuesto, participó activamente impartiendo un taller de Big Data. Como cierre de esta entrevista, nos confiesa uno de sus sueños: «Espero que, en breve, tengamos en Telefónica a las futuras #MujeresHacker que revolucionarán la tecnología».
En BlogThinkBig.com, con motivo del Día de la Mujer 2020, hemos tenido el placer de hablar con más protagonistas que forman parte de Telefónica como Laura Castela, Laura y Verena, Raquel Fernández, Miguel Arias y Fernando Jérez.
Fotografía: Valentín Suárez.
