La minería es una de las actividades humanas que más impacto causa en el planeta. Especialmente las minas a cielo abierto. Pero dos grupos de economistas coinciden en apuntar a que la minería espacial podría ser económicamente viable, y deseable, en el futuro. Un futuro que, viendo la crisis climática que padecemos, debería ser sostenible.
Pero en el actual panorama económico, nadie quiere soltar el pie del acelerador. Durante la pandemia vimos tímidos gestos de que otra manera de concebir la sociedad y la economía eran posibles. Pero cuando todo volvió a la normalidad, parecía que nada hubiéramos aprendido. La buena noticia es que cada vez hay más empresas que apuestan por un modelo más sostenible. Pero es inevitable que la transición hacia este modelo implique a sectores poco sostenibles como la minería.
Incluso si queremos depender de las energías limpias y de las baterías para electrificar el transporte, son necesarias materias primas como litio, níquel, cobalto, aluminio, manganeso, cobre, cadmio o hierro. Y aunque es posible rescatar y reutilizar estos materiales de viejos aparatos, máquinas y dispositivos, todavía es necesario extraer gran parte de ellos de la propia tierra. O no. ¿Y si la minería espacial pudiera jugar un papel importante en el futuro?
La exploración espacial vista como una inversión
Si la primera carrera espacial, la que protagonizaron Estados Unidos y Rusia, tenía más que ver con la política que con la economía, esta segunda carrera espacial que vivimos en el siglo XXI sí está más centrada en la economía, pese a que la hegemonía política está muy presente también. Estados Unidos y la antigua URSS querían ser los primeros en llegar al espacio. No importaba que fuera un simple paseo lunar o colocar a un ser humano en órbita. Pero en los próximos años, las misiones espaciales de NASA, ESA, Roscosmos y de las agencias espaciales china e india quieren colonizar la Luna. Y entre los muchos motivos, se encuentra la minería espacial.
Para empezar, en la superficie de la Luna se han detectado recursos como silicio, hierro, magnesio, calcio, aluminio, manganeso y titanio, entre otros. Y como hemos visto en artículos anteriores, es un buen punto de partida para enviar naves al espacio. Con menos consumo de combustible que haciéndolo desde la Tierra. La exploración espacial es la clave, pero la minería espacial está en un segundo plano.
El asunto no es nada nuevo. Hace mucho que se habla de ello. Y aunque queda mucho para que sea algo viable, surgen voces que respaldan la minería espacial como punto de apoyo para que la exploración espacial sea rentable. Y, por tanto, beneficie económicamente a todo el planeta. Es el caso de dos grupos de economistas. Uno repartido en tres instituciones: la Universidad de Tor Roma Vergata, la Universidad de Maryland y el Middlebury College. Y el segundo grupo, con miembros de la Escuela de Minas de Colorado y el Fondo Monetario Internacional. Sus trabajos teóricos han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences. Aquí uno. Y aquí el segundo.
Crecimiento económico y minería espacial
Nuestro sistema económico se basa en el crecimiento. Es decir, que las empresas deben crecer y crecer. Fabricar más, crear más productos, satisfacer una mayor demanda del consumidor. Y así sin un techo ni un final a la vista. O así dictan las teorías y así parece que funciona el sistema. Centrados en la minería, en la actualidad vivimos una situación de agotamiento de recursos. Desde hace décadas, científicos y economistas advierten de que cada vez es más complicado disponer de determinadas materias primas. En algunos casos, se ha visto la necesidad de recuperar esas materias que ya fueron utilizadas en su día. Precisamente, la economía circular promueve dejar a un lado la expansión constante en busca de nuevos recursos y centrarnos en los que ya tenemos. Reducir el consumo y reciclar y reutilizar lo que ya tenemos.
Pero hay quien apuesta por la minería espacial como alternativa. Curiosamente, sería más sostenible porque dejaríamos de extraer recursos de la Tierra para hacerlo de cuerpos celestes como los asteroides. Con ayuda de la exploración espacial se abre un horizonte sin fin en el que la minería espacial puede contribuir a un futuro más prospero. Y de paso, más sostenible y menos contaminante.
Cobalto, níquel, platino… Los asteroides pueden contener toda clase de materiales que podrían ser recolectados y enviados a la Tierra. Hoy es teoría. Pero en las próximas décadas podría ser factible. Ya disponemos de cohetes reutilizables y están en marcha varias misiones para asentarnos en la Luna. Y aunque el coste inicial puede ser elevado, la alternativa es peor. “La transición de energía limpia podría conducir a aumentos sustanciales en la demanda de ciertos minerales críticos, pero el aumento de la actividad minera necesaria para satisfacer estas demandas también aumentará la degradación ambiental en la Tierra”.