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Poniendo fin a los estereotipos: la historia de 4 mujeres reales de Telefónica

Según recoge el estudio Habla con ellas (2019) realizado por Punto de Fuga, las mujeres están cansadas de todas aquellas fantasías y estereotipos que se han desarrollado en torno a la figura femenina. Durante décadas hemos crecido en una sociedad llena de tópicos relacionados con todo tipo de personas y colectivos.

En el caso del rol de la mujer, existe la idea preconcebida de la mujer que trabaja, cuida a sus hijos y se encarga de la casa. Y, por el contrario, está mal vista aquella mujer que no quiere ser madre, que no quiere tener pareja, que no es una líder o, sencillamente, que no es perfecta.

A pesar de que, la sociedad ha avanzado en lo referido a este tema, aún queda mucho trabajo por hacer en materia de igualdad de género. A continuación, os contamos 4 historias reales de mujeres de Telefónica que han roto roles y han seguido su corazón para convertirse en las mujeres que son ahora. Historias diferentes, mujeres distintas, pero que tienen en común un objetivo: su felicidad.

Cristina Ceballos: rompiendo tópicos

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Cristina Ceballos, 48 años, jefa de proyecto en la Jefatura de Arquitectura TI.

Cuando hablamos de estereotipos hacemos referencia a ideas que son asumidas sobre actitudes, rasgos y aptitudes en las personas. Estas ideas son interiorizadas en nuestro día a día a través de un proceso de aprendizaje que se repite y se entiende como “normal”. Sin embargo, cada vez hay más personas que deciden dar un paso más allá y rompen con los prototipos o roles establecidos.

La vida de Cristina nos enseña y transmite que esos estereotipos se pueden romper y que lo único que importa es la felicidad de cada uno. Ella estudió ingeniería técnica de telecomunicaciones, donde reconoce que no eran muchas mujeres, pero que ella y sus compañeras se desenvolvían con total normalidad. Desde hace 23 años forma parte de Telefónica como jefa de proyecto en la Jefatura de Arquitectura TI.

Cristina estuvo casada durante veinte años con un hombre con quién tuvo dos hijos. Durante aquellos años, ella era quién llevaba la carga fuerte de la casa (comidas, extraescolares, cuidados de los niños, etc.). “Me di cuenta de que mi rol de vida me estaba limitando”, comenta. Desde que tuvo a sus dos hijos, intentó educarlos en igualdad y animaba a su hija a que fuera lo que ella quisiera. Enseñanzas que no se correspondían con su vida y uno de los motivos por los que decidió romper con esa relación.

Al tiempo, decidió estudiar disciplina positiva -una enseñanza que se basa en el respeto mutuo y amabilidad, educando para el futuro -. “Veía que me faltaban herramientas para educar a mis hijos como yo quería”, cuenta. Así, poco a poco, empezó a compartir artículos en un grupo de Workplace, red social de la compañía, donde empezaron siendo 3 personas. Luz Rodrigo, jefa en el área de Comunicación Interna Global, fue la persona que conectó a Cristina con las personas clave para poder impartir este tipo de talleres a otros compañeros de Telefónica con el fin de ayudarlos y de poder compartir experiencias.

Mientras todo esto sucedía, comenzó a pasar más tiempo con su mejor amiga, Elsa. Ella se convirtió en su mayor confidente y llegó un momento en el que pensó: “qué persona más maravillosa, si fuera un hombre sería perfecto para este momento presente”, recuerda. Sin embargo, su corazón y su decisión eran más fuertes que lo preestablecido por la sociedad o el que pudieran decir. Aunque, Cristina reconoce que los juicios más fuertes fueron suyos.

En 2018, Cristina y Elsa iniciaron una relación: “decidí seguir a mi corazón”, cuenta. Y un año más tarde, nació Mateo, hijo biológico de Elsa y de corazón de Cristina. Ambas tuvieron que casarse para que Cristina pudiera adoptar y dar sus apellidos al pequeño. “Ahora me veo en el rol de acompañante”, confiesa.

Lo bonito de romper con estereotipos o con ideas preconcebidas es el aprendizaje interno que realizan esas personas y las enseñanzas que transmiten al resto. Porque son referentes a seguir por la sociedad, sobre todo, para aquellas personas que no se deciden a dar el paso para atreverse a hacer lo que realmente les hace felices. Cristina confiesa que arriesgarse ha sido una de las cosas más bonitas que le han pasado en la vida.

Elena: una solidaridad extraordinaria

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Elena Rodríguez, 46 años, jefa de Medios

Elena define a la mujer real como aquella “a la que le suceden millones de cosas”. Con el auge de las redes sociales se ha reforzado la idea de demostrar que todas las personas debemos tener una vida ultra perfecta. Cuando la realidad es que no es así. La realidad es que, en la vida, detrás de esa persona con la que compartimos correos, hay luchas que desconocemos.

Esta jefa de Medios, en el área corporativa de Telefónica, proviene de una familia de telefónicos. En 1997, cuando estaba en segundo de Marketing, comenzó a trabajar en el call center del 1004 para pagarse los estudios. Así, poco a poco logró hacerse un hueco en la compañía, comenzando en lo más bajo hasta situarse en una jefatura.

Durante aquellos años, llevó el presupuesto de Fundación Telefónica, siendo el inicio de su pasión por ayudar a los demás. Pero la vida, en ocasiones, nos presenta desafíos que no esperamos. Hace 7 años a Elena le diagnosticaron una enfermedad que le obligó a poner en pausa su vida.

Durante aquella etapa, hubo una noche en la que tuvo muchos dolores y en la que sus hijos la llamaban. Por lo que, ella se levantó de la cama y fue a sus respectivas habitaciones. Al rato, cuando regresó a su cama, lo hizo pensando en aquellos niños que estaban enfermos, como ella. “Me dolía mucho el pensar que hay pequeños que están pasando por esta situación”, cuenta. “Cuando ves mal a tu hijo, te duele más a ti, y yo quería ayudar a esas familias”, prosigue. En ese momento, Elena se prometió que, si conseguía salir de aquella situación, ayudaría a otras personas.

Al poco de incorporarse al trabajo, tuvo la mala suerte de que se rompió una pierna. Durante su baja laboral, un día estaba echando un ojo a Twitter, cuando vio que una fundación solicitaba WiFi para el área infantil de varios hospitales. En ese momento, Elena confiesa que se le pasaron por la cabeza dos cosas. La primera, era la oportunidad de hacer realidad la promesa que se hizo aquella noche. Mientras que, la segunda: “sentía que esa acción tenía que llevarla a cabo Telefónica”.

Acto seguido comenzó a hacer lo posible para ayudar a esa gente. Así fue como contactó con José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, que por aquel entonces no ostentaba ese cargo. Tanto él como Rafael Fernández de Alarcón, director de Marca y Patrocinios de Telefónica, pusieron a Elena en contacto con las personas clave de la compañía para ayudarla con su objetivo e ilusión.

Con el tiempo y tras ir de hospital en hospital con muletas, consiguió instalar WiFi en las áreas de infantil de tres hospitales madrileños y en el de Zaragoza. ¿Por qué esto es tan importante? Se trata de una puerta a otra realidad para aquellos niños que padecen alguna enfermedad y para padres que necesitan seguir trabajando. “La mayoría de los padres que tienen un pequeño con una enfermedad pierden el trabajo”, explica Elena. Todo ello, se aprobó por tres años y se ha ido renovando con el paso del tiempo, “ahora estamos en pleno momento de renovar este compromiso para poder seguir ayudando a todas estas personas”, cuenta.

En paralelo surgió Pulseras de Colores, una entidad fundada por ella y por otras dos mujeres que nació en 2019. El objetivo que persiguen es dar una nueva vida a los libros. Para ello, hacen mercadillos y con el dinero que obtienen lo donan a proyectos relacionados con familias que tienen niños enfermos. “Yo realmente creo que muchos granitos de arena pueden hacer algo grande; y que, si todo el mundo pudiera hacer un poco por ayudar a los demás, todo sería distinto”, afirma Elena.

Sonia Borondo: el éxito de ser tu misma

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Sonia Borondo, 34 años, ingeniería de preventa y especialista en Contact Center.

Culturalmente, una de las características que está arraigada en la personalidad de las mujeres es el sentimiento de culpabilidad por no llegar a todo (trabajo, familia, amigos, etc.). A marchas forzadas, Sonia aprendió que lo importante, también, es ella y que el mundo no se va a acabar si no responde una llamada o contesta un mensaje.

Sonia es ingeniera de preventa, aunque reconoce que cuando era pequeña quería ser profesora, “pero mi familia me animó a estudiar una ingeniería”, recuerda. Hace 3 años, dejó su ciudad natal, Madrid, y comenzó una nueva vida, junto a su pareja, en Mallorca. Ella se define como una persona muy sociable, inquieta y que no le teme a nada.

En verano de 2020 se localizó un bulto en el pecho. Más tarde, en enero de 2021, le diagnosticaron cáncer de mama. “Me levantaba por las noches y no me lo creía. Sueles pensar que estas cosas no te van a pasar a ti”, cuenta.

La experiencia de Sonia es una lección de vida. “En mi situación lo normal sería conformarse, pero ese no ha sido mi caso”, confiesa. Durante la etapa que estuvo en tratamiento, más decaída, con menos energía… Consiguió levantarse y seguir hacia adelante. Entrando a formar parte del Top 100 jóvenes de Telefónica y comenzando varios programas de liderazgo empresarial e intraemprendimiento. Gracias a los cuales, “ahora sé hacia dónde quiero ir”. A la par de ello, tuvo que hacer frente a una de las decisiones más importantes de su vida. Al tratarse de un cáncer hereditario y, dentro de los tipos de cáncer, el más agresivo, se sometió a una mastectomía bilateral.

Durante aquel tiempo con el tratamiento de quimioterapia, Sonia perdió el pelo. Tras estos meses y hablando con otras mujeres comenta que “el miedo a mirarse en al espejo, no nace de ti, nace del prejuicio de la sociedad”, porque “tú vas a estar bella estés como estés. Hay que asumirlo y vivirlo”.

En nuestra conversación con ella, nos hemos empapado de su luz, su sonrisa y positividad, porque hay personas que transmiten magia y Sonia, es una de ellas. “Las cicatrices me recuerdan que solo tenemos una vida y hay que disfrutarla al máximo, independientemente, de las cartas que nos haya dado el destino”, cuenta. A lo que añade que, si hiciera una lista de cosas buenas y malas, “ganarían las buenas sin dudarlo”.

Carmen: de Lima a Madrid luchando por un sueño

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Carmen Herrera, 40 años, experta de Marca.

El concepto de #MujerReal hace referencia, también, a aquella mujer que se atreve a romper con lo normativo de su alrededor. Este es el caso de las mujeres que deciden viajar solas o cruzar el océano en busca de un sueño por cumplir, como es el caso de Carmen. Por un lado, se incentiva a la mujer a descubrir el mundo por ella misma, mientras que, a la par, tiene que hacer frente a comentarios sobre peligros y riesgos.

Carmen vivía con su familia en Perú, donde era jefa de Publicidad con tan solo 29 años. Sin embargo, aunque de puertas hacia fuera pudiera parecer que estaba cumpliendo todas sus metas; en el fondo, sentía que necesitaba explorarse viviendo ajena a lo que conocía. “Dentro de mí siempre tuve la ilusión de estudiar y vivir en otro país”, cuenta.

Así, en 2011 dio el paso y aterrizó en Madrid para cursar un máster. Sus ganas e ilusión por vivir fuera de su ciudad natal y conocer el mercado español, fueron el motivo por el que estuvo dos años viviendo de becas en diferentes compañías. Comenta que uno de sus profesores le sugirió que, si quería encontrar un trabajo, necesitaba bajar su perfil del curriculum vitae. “Pasé de ser jefa de Publicidad a becaria. Pero no conocía el mercado español y necesitaba ir poco a poco”, explica Carmen.

Una vez pasaron esos dos años volvió a Lima, donde estuvo trabajando un año y medio como subdirectora en una agencia. Pero ella sentía que su lugar estaba en Madrid, razón por la que regresó. En 2016 inició su carrera laboral en Telefónica, compañía de la que quería formar parte desde que vivía en Perú y tras su continua constancia, lo consiguió. Comenzó supliendo una baja y ahora es Experta de Marca. “Me fui ganando el respeto de mis compañeros día a día, gracias a los proyectos en los que estuve involucrada”, recuerda. Uno de estos fue el cambio de identidad de Telefónica efectuado en abril del 2021.

Su espíritu perseverante, también se ve reflejado en su reciente maternidad. Tras cuatro años intentando quedarse embarazada, hace tres meses dio a luz a Sebastián. Tanto ella, como su marido son extranjeros y no cuentan con un apoyo familiar en Madrid, aunque sí de amistades. Cuenta que realmente echa en falta a su familia para ayudarlos y para ver crecer al bebé. “Es duro pensar que tendremos que dejarlo en la guardería siendo tan pequeño, cuando me incorpore al trabajo”, confiesa.

Aunque reconoce que es más sencillo compartiendo el rol de madre con su pareja y “formando parte de una compañía donde el hecho de ser madre no haga sombra a tu vida laboral”. Porque como cuenta Carmen, la maternidad es muy bonita, pero también hay aspectos no tan bonitos de los que la gente no habla. “Ahora voy a ser madre y mujer trabajadora y hay que normalizar que no pasa nada por no llegar a todos lados”.

Sé lo quieras ser, pero, sobre todo, sé tú

Cristina, Elena, Sonia y Carmen representan a toda una sociedad de mujeres, de personas, que pueden ser lo que ellas quieran. Durante mucho tiempo hemos vivido inmersos en roles y estereotipos que han convivido durante generaciones entre nosotros. Hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos alzar la voz para normalizar que está bien ser diversas, que está bien no ser perfectas y que está bien no alcanzar las expectativas.

La historia de estas 4 mujeres nos enseña que cada persona tiene su propia esencia y que, como tal, podemos ser lo que nos propongamos.

Imagen de cabecera por Julia Romero.

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