Qué tan importante será la neuroseguridad en el futuro

Gran parte de los avances tecnológicos de los últimos años permiten prever un futuro cercano marcado por la neurotecnología, con interconexiones entre dispositivos y el sistema nervioso de las personas para mejorar sus capacidades mentales e incluso reparar daños cerebrales. Maravilloso, siempre que se ponga sobre la mesa la necesidad de fortalecer la neuroseguridad para proteger la información que guardas en tu mente.  

¿En qué consiste la neuroseguridad? 

Se trata de un campo similar a la ciberseguridad, pero enfocado en proteger la integridad y confidencialidad de la información almacenada en el cerebro, con el fin de garantizar la privacidad mental de los usuarios de dispositivos neuronales. 

Importancia de la neuroseguridad en este contexto de desarrollo neurotecnológico 

La neurotecnología se refiere a la disciplina y campo de investigación que abarca las tecnologías desarrolladas para monitorear y entender el cerebro, así como para controlar algunas de sus funciones e incluso reparar daños neuronales.

El primer gran avance de la neurotecnología fue el escáner de resonancia magnética para obtener imágenes cerebrales, pero en los últimos años, gracias al desarrollo de la inteligencia artificial y otras tecnologías de vanguardia, ha avanzado de forma notable y podría suponer el próximo gran salto tecnológico de la humanidad. 

De acuerdo con Rafael Yuste, experto internacional en neurotecnología, habrá «una nueva revolución económica de tecnología digital basada en interfaces cerebro-computadora». 

Por el momento, ya se han desarrollado dispositivos que permiten la interacción directa entre el cerebro y un ordenador

Ejemplo de esto es el trabajo de Neuralink, la compañía de Elon Musk especializada en la comunicación informática-cerebral, que tendría proyectado a mitad de 2023 empezar a implantar en el cerebro de personas el chip para registrar y estimular simultáneamente la actividad neuronal. El objetivo es darle aplicaciones médicas como el tratamiento de trastornos neurológicos y lesiones graves de la médula espinal. 

De acuerdo con el mismo investigador, el metaverso es el siguiente paso en esa travesía o revolución tecnológica. En poco tiempo, vamos a estar conectados en entornos digitales, y las interfaces cerebro-computadora permitirán la interacción eficiente entre el mundo físico y virtual usando la mente.

neuroseguridad
Imagen de Pixabay.

Esta conexión cerebro-dispositivos tecnológicos (incluidos aquellos que se utilizarán para entrar al metaverso y explotar todo el potencial de las realidades digitales) supone la gestión de un gran volumen de información almacenada en la mente de las personas (recuerdos, hábitos, ideas, aficiones, opiniones, etc.). Si no se garantiza la privacidad de la misma, personas inescrupulosas podrían leerla y utilizarla de forma indebida.

La privacidad mental, un tema de derechos humanos

Grandes compañías ya están trabajando en el desarrollo de técnicas para potenciar la neuroseguridad y hacer frente a las neurovulnerabilidades. Por ejemplo, Kristin Lauter, jefa de investigación en IA para la Costa Oeste de EE. UU. en Facebook, habla de la criptografía como solución y el desarrollo de algoritmos robustos que no se puedan romper; mientras que Google propone el aprendizaje federado, una técnica en la que sería imposible sacar información extraída por los dispositivos neuronales.  

Aunque Yuste propone ir un poco más allá y plantea la neuroseguridad como un tema de derechos humanos. Dice que “no podemos dejar que las tecnológicas tengan la solución para todo”

La sociedad debería organizarse para que se cree un nuevo tratado universal para que los derechos humanos contemplen la neurotecnología y la seguridad de la información de la mente. Al fin y al cabo, desde su aparición, la normativa se ha moldeado para responder de forma eficaz a las realidades de cada época.   

En todo caso, estas nuevas tecnologías tendrán un alcance mucho más allá del derivado al entrar al metaverso con fines de entretenimiento. Además de ayudar a solucionar enfermedades de carácter neurológico, podrían tener aplicaciones en campos no clínicos como hogar inteligente, educación, neuromarketing, ingeniería militar, comunicación. Lo importante, siempre, es que se vele por los neuroderechos y la privacidad de las mentes. 

Imagen de Unsplash.

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