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Mª Teresa Herrero: «Las matemáticas nos ayudan a conocer cómo se está propagando la COVID-19»

Sin lugar a dudas, pasión es el término que mejor define a Mª Teresa Herrero, Gerente de Estrategia y Gestión de Red en Telefónica España. Desde hace más de diez años trabaja con las redes de la compañía, nadie mejor que ella para representar y explicar que lo que verdaderamente «pasa por las redes de Telefónica no son voz ni datos, es la vida de las personas».

Hace un año, cuando todos estábamos confinados en nuestras casas, Teresa decidió estudiar el comportamiento de la COVID-19. A pesar de que se tratan de temas totalmente distintos, existen ciertos paralelismos entre la propagación del virus y las redes. Ella se dio cuenta y decidió aprovechar toda su experiencia para comprender cómo estaba evolucionado la pandemia, qué efectos estaban teniendo las medidas aplicadas y hasta qué punto esta situación era alarmante.

Todo ello, tras horas y horas de trabajo, decidió plasmarlo en varios artículos con el objetivo de ayudar a todas aquellas personas que no son virólogas, epidemiólogas, profesionales sanitarios, etc., a entender qué es lo que está pasando. Siendo esto algo esencial, ya que llevamos meses sumergidos en una pandemia donde aún no entendemos por qué es tan mala noticia que haya una cepa más contagiosa o por qué los brotes de Castilla y León son más explosivos que los de la Comunidad de Madrid.

En esta entrevista a Think Big nos ayuda a comprender el comportamiento del virus a través de las matemáticas.

¿Por qué decidiste sumergirte en el estudio de la COVID-19?

«Llevaba muchos años estudiando sistemas complejos –cualquier ecosistema natural que está interaccionando entre sí– con la ayuda de modelos matemáticos para poder analizar cómo son las relaciones, cómo evolucionan, etc. Todo ello, por supuesto, aplicado al análisis de redes, porque mi unidad es responsable de hacer un análisis sobre cuál es el estado de la red para detectar en qué sitios hay que hacer ampliaciones o hacer predicciones sobre cómo va evolucionar la demanda.

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Fuente: Jack Sloop

Por ello, cuando apareció la COVID-19, en lo que se refiere al análisis de datos geográficos, observé paralelismos con fenómenos que he estudiado en el ámbito de la red. Principalmente, porque hay que estudiarlo desde el punto de vista geográfico, observando grandes diferencias de unas zonas a otras. Además de crecimientos exponenciales como los que estamos viendo con la propagación de la pandemia.

Esos paralelismos me llevaron a pensar que a lo mejor lo que había aprendido estudiando las redes, lo podía aplicar para comprender mejor la COVID-19

¿Cómo nos ayudan las matemáticas a comprender el efecto de la COVID-19 en la sociedad?

«Las matemáticas nos pueden ayudar a comprender la propagación, por ejemplo, cuando empieza a subir mucho la incidencia por qué es, qué puede haber detrás de ese incremento, a dónde puede llegar. En sí, las matemáticas nos ayudan en el aspecto epidemiológico, es decir, en el aspecto sobre cómo se está propagando la enfermedad

¿Qué aspectos son clave en la propagación del virus?

«Un punto esencial a entender, que a veces nos cuesta, es cómo nos ha cambiado la vida a lo largo de este último año. En el sentido de que hemos cambiado nuestros hábitos y aun así seguimos teniendo una incidencia significativa. Lo que realmente me impacta es hasta qué punto hemos recortado nuestras relaciones, hábitos, etc., y a pesar de todo ello, la enfermedad sigue teniendo tanta presencia.

Otro aspecto que se está mirando mucho, es que el sistema sanitario no colapse, porque es uno de los mayores problemas que estamos teniendo y que, además, me gustaría estudiar en un futuro. Este colapso se da a dos niveles: en atención primaria y en atención hospitalaria. El ten con ten que tiene que buscar la sociedad es: sí, esto nos ha tomado por sorpresa y sí es una sobrecarga para el sistema sanitario, por lo tanto, a ver cómo logramos gestionar esta sobrecarga sin desatender otras dolencias.

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Fuente: Bancos de arcilla

Por ejemplo, uno de los aspectos que me llamó la atención de la situación de Castilla y León es la concentración tan grande que tienen de casos que da lugar a que la gestión de la atención primera sea muy complicada. En el caso de Madrid, generalmente, se mantiene un nivel estable, aunque siempre hay picos, por lo que los sanitarios pueden organizarse.

Esto en la área de logística en la red lo vivimos a menudo, es decir, lo ideal sería que los clientes se repartieran por todas las estaciones base y no se empeñaran en ir todos a la misma. En los centros de atención primaria sucede algo similar, digamos que Madrid al haber equilibrado todas las zonas en los centros de atención primaria puede poner un sobreesfuerzo para hacer PCRs y poder encajarlo en el día a día. El problema de Castilla y León es que al tener picos tan grandes, a los centros sanitarios les llegan auténticas avalanchas según avanza la ola. Por eso, es mucho mas difícil hacer frente a la enfermedad en Castilla y León que en Madrid, porque se les concentra más la demanda de servicios médicos.

Otro punto a tener en cuenta es que Madrid tiene grandes centros hospitalarios. Concretamente, si eres de la capital y no hay plazas en el hospital Ramón y Cajal, te llevan a La Paz. En cambio, en Castilla y León si no hay plazas en el hospital de Segovia, te mandan a Valladolid. Más o menos esta situación se puede extrapolar, también, a las redes.

Ahora mismo, todo el mundo está clamando contra las ciudades porque es donde hay mas contagios. Mucha gente postula el fin de las urbes porque la gente puede teletrabajar. En cambio, tenemos que tener en cuenta que las ciudades son más eficientes para prestar servicios y lo estamos viendo. En Madrid hay mas contagios, pero es una comunidad que puede organizar mas fácilmente los recursos para atender a las personas que en otras comunidades que están más dispersas. Es otra de las cosas que se estudia en teoría de la complejidad, cómo un sistema muy grande a veces es mucho más eficiente.»

En referencia a todo lo que nos cuentas, ¿todo depende del progreso de la ola en cada zona?

«Efectivamente. Una de las cosas que he estudiado, ha sido la llegada de la ola a distintos sitios. En Madrid hemos tenido barrios que han entrado en la segunda ola a finales de agosto, barrios donde lo complicado ha llegado a finales de octubre u noviembre. En este caso, tú tienes relaciones con tu entorno, pero cuando entra el paciente cero en ese espacio a las cuatro o cinco semanas tienes una ola. Mientras que en otro sitio ha llegado en otro momento, esto se ve muy bien en las zonas rurales de Soria.

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Fuente: Mika Baumeister

También, hay un gran componente de aleatoriedad y esto es algo que nos cuesta comprender. Un buen ejemplo es Portugal que al inicio de la pandemia fue uno de los países que mejor gestionó el avance de la ola, mientras que a principios de este año estaban muy mal. Por lo tanto, el factor suerte es determinante. Aquí en España sucedió algo parecido con las Islas Baleares, donde al inicio de la crisis no tuvo muchos casos, mientras que ahora se enfrentan a una ola fuerte.

La aleatoriedad es clave porque se trata de un fenómeno de crecimiento exponencial, por tanto, como tengas dos o tres casos de supercontagiadores, la curva se dispara y es incontrolable, mientras que si no los tienes, la situación se controla mejor. Razón por la que las olas se producen en distintos momentos y distintos sitios.»

¿Por qué nos seguimos enfrentando a nuevas olas?

«Porque sigue quedando mucha gente sin contagiar, ahora mismo estaremos en un 15% de la población española que ha pasado la enfermedad y llevamos un año con tres olas.

En este aspecto, he hecho un simulador de la propagación de la enfermedad que me ayuda a entender el progreso de la pandemia. He hecho simulaciones hasta mayo del 2022, poniendo diversas condiciones. Por ejemplo, hay 200.000 personas, cada una de ellas con su familia, trabajo, etc., de esa muestra contagio al 1%. Aquí se dan dos casos: personas que continúan con su vida normal hasta que comienzan a aparecer síntomas, acuden al centro médico a hacerse una PCR y se ponen en cuarentena y, por otro lado, los asintomáticos, que son el 70% de los casos, que siguen con su vida normal.

En este sentido, he hecho simulaciones donde aparece un ola en mayo y casos donde no hay otra hasta septiembre. Como decía el componente de aleatoriedad es enorme. La curva poco a poco irá reduciéndose, aunque no es algo que vaya a desaparecer de repente. Hay repuntes porque nos seguimos relacionando y en el momento en que nos vemos, la curva incrementa

Mª Teresa Herrero
Captura simulador. Fuente: Mª Teresa Herrero

Como comentas, las relaciones con contactos cercanos incrementan el número de casos. ¿Cómo van a cesar los contagios, si seguimos relacionándonos?

«Sí, es muy complicado porque se trata de una enfermedad muy contagiosa. Te pongo un caso: somos 100 personas, todos hemos quedado con otras personas a parte, concretamente, 4. Por lo general, todos estamos siendo prudentes, pero uno de ellos baja la guardia y de los 400 que nos hemos juntado ese sábado, dos se contagian y al existir un crecimiento exponencial, la curva no tarda en dispararse.

Esta situación es muy compleja, porque aún queda mucha gente sin contagiar, por esa razón, es tan importante la vacunación porque existe mucha gente que es potencial portadora del virus

A raíz de las simulaciones, ¿por qué crees que es difícil estudiar este virus?

«El virus tiene la capacidad de mutar y cuando lo hace adquiere nuevas habilidades. Aunque gran parte de las mutaciones genéricas suelen malograr la cepa, hay casos que confieren ciertas «ventajas». Un ejemplo, es la cepa británica que se ha vuelto más contagiosa y no sabemos por qué o la cepa brasileña que ha mutado su ARN (ácido ribonucleico, molécula similar al ADN) y ahora con las PCRs habituales no se detecta.

En principio, la COVID-19 no muta tanto como el virus de la gripe. Una de las cosas que mencionan los virólogos es que el virus de la gripe tiene un ARN muy pequeño y, por tanto, cambia mucho. Por eso, todos los años hay que poner una vacuna distinta.

En cambio, el virus de la COVID-19 tiene un ARN muy largo y, por ende, varia poco. Fíjate, cada persona es como un tubo de ensayo en el que se está reproduciendo. De manera que, con tantísimos contagiados hay miles de tubos de ensayo donde el virus está contagiando y puede cambiar. Es tan difícil de frenar por esa variabilidad que introduce poco a poco.

mª teresa herrero
Fuente: Mat Napo

Y, finalmente, hay que tener en cuentas que las armas de la medicina contra un virus son pocas. En el caso de las bacterias contamos con muchos antibióticos, mientras que para los virus no hay ningún tratamiento que acabe con ellos. Por ejemplo, cuando surgió el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) se tardó mucho tiempo en encontrar un antirretroviral (tratamiento para la personas con esta enfermedad), ya que los virus están en el límite entre lo vivo y lo no vivo y, por tanto, es muy difícil luchar contra ellos.»

Según el simulador que utilizas, ¿qué incidencia nos depara en el futuro?

«Con el simulador lo que hago es intentar reflejar lo que veo que está ocurriendo y hacer escenarios de ‘que pasaría si‘. Por ejemplo, he introducido el efecto de la vacunación para simular cuándo la vacunación comienza realmente a ayudarnos o cuándo la inmunidad nos empieza a ayudar.

Entonces, ¿puede haber más olas? Sí. En el momento en el que nos relacionamos la curva comienza a crecer. Creo que no van a ser tan fuertes, porque cada vez hay más personas que hacen de freno a la propagación de la enfermedad, bien por haberla pasado o por estar vacunadas. A medida que haya mas gente que pueda hacer de freno, la curva se irá atenuando. Localmente pueden llegar a ser muy fuertes en algunos sitios. En general ha pasado la enfermedad un 15% de la población, pero quizás, hay un pueblo de la sierra de Madrid que no lo ha pasado y de repente llega alguien con el virus que hace que la curva suba.»

A partir de tus estudios, ¿piensas que el cierre perimetral de algunas comunidades puede frenar la expansión del virus?

«En general, lo que se intenta hacer es restringir oportunidades de que la gente se encuentre para que no se propague más el virus. Claro, si hay una comunidad aislada y te viene alguien de fuera infectado, la situación se va a complicar. Pero también hay que ver hasta qué punto puedes tener a esa comunidad aislada.

La epidemiología es muy complicada, porque puedes proteger a una población evitando que entren contagios nuevos. Pero una vez abres el cierre perimetral esa población va a ser más vulnerable y va a haber más contagios, porque el porcentaje de personas que han pasado la enfermedad es menor y se tendrá que ir equilibrando.

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Fuente: airfocus

Aunque a corto plazo te protege, claro. Cuando surgió la cepa británica todo el mundo quería cerrar las fronteras para que no entrase ningún vuelo procedente de Reino Unido. Sin embargo, para cuando nos quisimos dar cuenta de que existía esta nueva variante ya llevaba mucho tiempo dentro de los países y se habían cerrado las fronteras, cuando ya estaba aquí.

Además, toda esta situación que estamos viviendo, está alimentando mucho el sentimiento de miedo hacia «el otro». Se está hablando mucho sobre el aislacionismo y es que esta situación socialmente está siendo, también, muy dura. Aquí, el factor suerte es muy grande y te quita de cualquier incertidumbre, porque no puedes estar seguro de nada y esto genera miedo entre las personas.»

¿Qué ha sido lo más relevante qué has aprendido durante estos meses de estudio?

«Me parece muy interesante cómo de distinta está siendo la propagación en zonas rurales y urbanas. Por ejemplo, podemos ver que hay zonas que están muy aisladas entre sí, es decir, cuando voy a pintar en la gráfica la incidencia en los pueblos de Soria, puedo observar que la COVID-19 llega a cada uno de ellos en un momento distinto. Mientras que si miro la situación de Palencia, todo se va dando al mismo tiempo.

De manera que, solo con ver la incidencia puedes hacerte una idea de qué provincias de Castilla y León son zonas rurales aisladas y cuáles están más relacionadas con la capital. Esto, sin duda, ha sido uno de los aspectos que más me han llamado la atención.»

Imagen de cabecera: Mika Baumeister.

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