Personas exponenciales: qué son y cómo reconocerlas

Hace ya algunos años Salim Ismail revolucionó el mundo empresarial y el ecosistema emprendedor con su concepto de organizaciones exponenciales, aquellas que medran a partir de un entorno abundante frente al paradigma hasta entonces imperante de escasez.

Y nada mejor que ejemplos para entender qué son este tipo de entidades, que eclosionan y se expanden en un mundo que ya es por defecto digital y, por lo tanto, ilimitado. Si hace algunos años solo algunos privilegiados conseguían abrirse camino en el mundo editorial (entorno de escasez), ahora cualquiera puede publicar, y en ocasiones con mucho éxito, en alguna de las numerosas plataformas de autoedición. Por ello, convertirse en autor ha pasado de ser privilegio para unos pocos a una posibilidad al alcance de cualquiera de nosotros. Las editoriales tradicionales han perdido su monopolio y han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos o desaparecer.

Pero para que las organizaciones exponenciales prosperen, hacen falta también personas exponenciales. Y no serlo puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre el crecimiento o la ruina. La mejor manera de entenderlo es con una anécdota muy conocida en el ámbito de la transformación digital.

Blockbuster vs. Netflix

Y es que, allá por el año 2000, Reed Hastings, fundador de Netflix, buscó a John Antioco, CEO de Blockbuster, para proponerle un nuevo modelo de negocio de alquiler de vídeo no presencial, que suponía transitar de la escasez de un elemento físico como las cintas de vídeo o los DVD a la abundancia ilimitada que permite el consumo audiovisual digital. Antioco se rio de la propuesta y le pidió a Hastings que se fuera de su oficina. Todos sabemos hoy cómo acaba esta historia, con un Netflix con un crecimiento rampante frente a un Blockbuster en quiebra trece años después de que se produjera este encuentro.

El impacto en las personas de la Cuarta Revolución Industrial

“Vivimos la mayor revolución tecnológica de la historia de la humanidad. Esta revolución es cuatro veces mayor en su impacto que la Revolución Industrial. Y acaba de empezar”, explica el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, quien aclara que esta enorme disrupción no la produce una única tecnología, sino la acumulación de varias -como el 5G, la Inteligencia Artificial o el IoT- que se retroalimentan entre sí.

Y en todo cambio de paradigma, se produce una asimetría. “Hay quienes comprenden, participan, lideran y toman ventaja de lo que la tecnología puede llegar a hacer, quienes asisten a su desarrollo y participan de algunos de sus beneficios, y quienes se quedan atrás”. Sobra decir que quienes sacan el mayor partido a esta situación son las personas exponenciales que, por cierto, ya existían antes de esta explosión técnica porque su relación y manejo de las nuevas tecnologías no es lo único que las caracteriza.

¿Qué es la exponencialidad?

El diccionario de la RAE define exponencial como aquel crecimiento que aumenta a un ritmo proporcional al valor de esa cantidad.

Para los más matemáticos, la fórmula del crecimiento exponencial es “C=nt”, según la cual “c” es la cantidad, “n” un número cualquiera y “t” el tiempo.

Pero la mejor manera de entenderlo es con un ejemplo. Así que imagina a un recién nacido, que pesase tres kilos al nacer y que aumentase exponencialmente de peso cada día. El segundo día, pesaría 6 kilos. El tercero, 12. Y si siguiéramos aplicando este aumento cada 24 horas, nos encontraríamos con un bebé de 96 kilos en su sexto día de existencia, antes de cumplir una semana. Un peso muchísimo mayor que el que tiene buena parte de la población adulta.

La exponencialidad aplicada a las personas

Si has leído hasta aquí, ya te habrás dado cuenta de que las personas exponenciales no tienen por qué ser extraordinarias o de altísimo rendimiento en todos los casos. Lo que sí han logrado es dar lo máximo de sí, de sus dones y capacidades, sean grandes o pequeñas.

personas exponenciales

Además, poseen y cultivan una gran mentalidad de crecimiento, es decir, que aman aprender. Piensan, asimismo, que sí tienen el control sobre sus talentos y habilidades y que estos se pueden desarrollar. Y, por supuesto, afrontan la incertidumbre y se abren a los retos.

No obstante, cuando aplicamos el concepto de exponencialidad a las personas nos adentramos en el terreno de lo intangible. ¿Cómo podemos saber si una persona ha multiplicado su rendimiento en un período dado? ¿A cuánto debe ascender ese período? ¿A un año, a cinco, a diez…?

Por eso, para identificar a las personas exponenciales, tenemos que buscar aquellas que expanden continuamente sus propios límites y pulverizan la frontera de lo posible. Porque solo ellas pueden gestionar ese entorno abundante, lleno de oportunidades y también de riesgos, en el que medran las organizaciones exponenciales.

En el próximo post, te hablaré de las principales características de las personas exponenciales. Humanos extraordinarios que son, en definitiva, como tú y yo. Porque ser exponencial está también al alcance de tu mano.

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