Diciembre: este es el mes en el que iniciará el juicio de ARM y Qualcomm, después de que esta última compañía acusara hace meses al fabricante de procesadores estadounidense de no negociar una nueva licencia tras la compra de una empresa llamada Nuvia. ARM, de hecho, ha dado un ultimátum a Qualcomm y ha advertido de que tienen 60 días para cancelar dicha licencia.
El juicio puede marcar a toda la industria de los semiconductores, sobre todo si tenemos en cuenta que Qualcomm es uno de los principales fabricantes de procesadores del mundo para smartphones, y que también fabrica procesadores para portátiles. Pero, ¿qué ha originado esta disputa? ¿Por qué dice ARM Holdings que Qualcomm debe renovar la licencia?
Todo comenzó en noviembre de 2021, después de que Qualcomm anunciara la compra de Nuvia. Se trata de pequeña compañía fundada por varios miembros que trabajaron anteriormente en el desarrollo de la serie A de los chips de Apple —los que se incluyen en los iPhone y iPad—, y cuyo objetivo es diseñar un núcleo propio para así poder crear procesadores más potentes y eficientes. De hecho, Nuvia, adquirida por Qualcomm por 1.400 millones de dólares, es una de las principales responsables del diseño de los actuales núcleos Oryon que Qualcomm incluye en sus procesadores.
Qualcomm aprovechó la compra de Nuvia para incumplir la licencia
En 2022, ARM inició una demanda a Qualcomm tras asegurar que esta violó sus licencias después de la compra de Nuvia, pues Qualcomm quiso transferir las licencias de la marca, en vez de negociar una nueva para este mismo cometido. ARM exigió que todos los diseños de chips de la marca estadounidense aventajados por la compra de Nuvia, que a su vez hicieron uso de la licencia que esta concedió a la startup antes de la compra, se destruyan, pero hasta ahora no ha habido ningún movimiento por parte de ambas compañías.
De hecho, y tal y como informa Reuters, Nuvia tenía una licencia de ARM para diseñar chips de servidor, pero tras la compra, Qualcomm reorientó parte de este equipo para desarrollar un procesador de portátil; exactamente el que se utiliza para los ordenadores con IA Copilot+ de Microsoft. La firma británica respondió alegando que el mencionado procesador es, en realidad, un descendiente técnico directo del chip de Nuvia, y canceló la licencia de estos chips, pese a que Qualcomm hizo caso omiso.
Qualcomm, por su parte, afirmó que el acuerdo de su licencia cubre el desarrollo de chips para PC, por lo que no estarían violando ninguna cláusula relacionada.
La batalla legal entre ARM y Qualcomm
Hace unos días, en plena celebración del Snapdragon Summit, el evento anual de Qualcomm para anunciar nuevos procesadores, ARM confirmó su intención de cancelar por completo su licencia. Esta, en concreto, permite fabricar chips con la arquitectura y bajo la propiedad intelectual de ARM. Se trata de un acuerdo llamado, “licencia arquitectónica”, y concretamente permite a Qualcomm hacer uso de la base de ARM para fabricar chips, sin necesidad de expedir una licencia por cada producto.
Qualcomm, por el momento, ha respondido alegando que el único objetivo de ARM es “aumentar las tasas de regalías” independientemente de los derechos de la licencia.
Esto es más de lo mismo por parte de ARM: más amenazas infundadas diseñadas para presionar a un socio de larga data, interferir con nuestras CPU de alto rendimiento y aumentar las tasas de regalías, independientemente de los amplios derechos bajo nuestra licencia de arquitectura. Con un juicio acercándose rápidamente en diciembre, la estratagema desesperada de ARM parece ser un intento de interrumpir el proceso legal, y su reclamo de rescisión es completamente infundado. Confiamos en que los derechos de Qualcomm bajo su acuerdo con ARM serán confirmados. La conducta anticompetitiva de Arm no será tolerada.
El juicio pretende aclarar la situación entre ambas compañías y servirá para conocer quién tiene razón en toda esta disputa legal y si ARM puede romper el acuerdo de licencia con Qualcomm por las supuestas prácticas que ha realizado la compañía. De ser así, el mercado de los smartphones y ordenadores portátiles podría verse sacudido, pues Qualcomm tendría que dejar de vender productos que suponen una gran parte de sus ingresos.