La realidad virtual está entrando en nuestras vidas a pasos lentos pero seguros. El sector de los videojuegos es posiblemente su cara más visible. Pero áreas como el entretenimiento, la moda o la salud ya se están beneficiando de sus muchas posibilidades. La tecnología actual ya permite ofrecer experiencias inmersivas con gran calidad de imagen y sonido. Pero falta algo más, y para eso están los trajes hápticos.
Ya hablemos de metaverso, realidad virtual, de realidad aumentada o de realidad extendida, empresas de todo el mundo trabajan para crear experiencias para hacernos la vida más fácil. Telepresencia, formación mediante roleplaying, realizar tareas peligrosas o delicadas a distancia, diseñar actividades inmersivas de divulgación o entretenimiento… La lista no tiene fin.
Uno de los aspectos en los que la realidad virtual puede mejorar mucho tiene que ver con la integración del usuario en la actividad. Más allá de imagen y sonido envolventes, hay otros sentidos que facilitarían una experiencia más realista. De ahí el avance en chalecos y trajes hápticos. Una tecnología que promete sentir con todo el cuerpo o interaccionar como si estuviéramos realmente ahí.
Ver, oír y, sobre todo, sentir
La tecnología háptica es básicamente aquella que nos permite sentir o percibir aquello que tenemos a nuestro alrededor. El concepto háptico tiene que ver con el tacto, uno de los sentidos que todavía tienen mucho que decir en el campo de la realidad virtual. Y gracias a chalecos y trajes hápticos, estamos cada vez más cerca de experimentar en nuestras carnes aquello que vemos y oímos a través de gafas y cascos de realidad virtual.
La importancia del tacto radica en que amplía la información que percibimos con nuestros sentidos. Pongamos de ejemplo los trajes hápticos de OWO, una empresa con sede en Málaga. Sus trajes, chalecos o chaquetas pueden reproducir más de 30 sensaciones diferentes. Disparos, heridas, picaduras, puñetazos, agarres, insectos, empujar o levantar objetos, una caída libre, conducir rápido o al ralentí, un soplo de viento…
Los trajes hápticos de OWO ya están a la venta y están pensados para sentir videojuegos concretos en torso, espalda o brazos. Imagina conducir, saltar al vacío o ver una película de una manera que va más allá de ver y oír. Experimentando sensaciones sin el peligro que conllevaría realizar esa actividad en la vida real. Algo que enriquece con creces la realidad virtual y que, más allá del videojuego o el consumo de películas o música, puede dar paso a campos como terapias inmersivas o formación mediante prácticas virtuales.
Trajes hápticos, guantes y sillas
Partiendo de que la tecnología háptica se basa en pequeños sensores distribuidos estratégicamente, más allá de chalecos y trajes hápticos tan finos como una prenda normal y corriente, ya existen otras propuestas como guantes hápticos que pueden realizar dos funciones. Por un lado, facilitar la interacción con el medio virtual facilitando el agarre, empuje o manipulación de objetos que no existen realmente pero que forman parte de una experiencia inmersiva. Por otro lado, los guantes hápticos pueden servir para controlar la actividad como si fueran un periférico más.
En ámbito de elementos hápticos, también podemos encontrarnos con sillas hápticas. Pensadas para el mundo de los videojuegos, su propósito es darle una vuelta al concepto de inmersión y dar al usuario respuestas en forma de vibraciones integradas en lo que vemos y oímos en ese momento. Un ejemplo es la silla háptica de Cooler Master, que juega con distintos niveles de vibración. Al tiempo que ofrece ajustes y diseño ergonómico como una silla de juego actual. La silla incorpora su propia batería y permite conectar, por un lado, auriculares, y por el otro el sonido de la consola u ordenador. La silla convierte las ondas de sonido de ultrabaja latencia en vibraciones para proporcionar experiencias táctiles en tiempo real.
El futuro que está por llegar
En Reino Unido, la empresa Teslasuit ya ofrece un prometedor traje háptico y un guante háptico que pueden servir a campos tan distintos como la formación, la investigación científica o el videojuego. Su precio es bastante alto, pero su cometido es también ambicioso. Sirve tanto para proporcionar retroalimentación háptica como para realizar capturas de movimiento y biometría. Un combo perfecto que va más allá del mero entretenimiento. También puede ayudar en campos como la medicina.
Así, el traje háptico de Teslasuit ofrece sensaciones realistas para experiencias de realidad virtual o realidad aumentada, mediante electroestimulación muscular. En segundo lugar, permite capturar la posición y movimientos del cuerpo para crear una representación digital. Y, finalmente, permite monitorizar señales vitales para realizar análisis en tiempo real o estudios avanzados relacionados con la salud.
En la práctica, sus creadores afirman que su Teslasuit ya forma parte de más de 50 instituciones de investigación de todo el mundo. En campos como proyectos aeroespaciales, automoción, medicina, defensa, deportes y ciencias del comportamiento. Otro campo en el que los trajes hápticos como éste tienen mucho que decir es el entrenamiento con realidad ampliada. Por ejemplo, para pilotos de carreras, pilotos de aviación, bomberos y demás profesionales involucrados en rescates o actividades de riesgo.