La razón geométrica por la que los muebles de tres patas no cojean la encontramos en la geometría euclidiana
La gran mayoría de mesas y sillas que utilizamos de forma habitual tienen cuatro patas o puntos de apoyo sobre el suelo, y a pesar de tener aparentemente la misma longitud, alguna siempre acaba cojeando. Pero no, no siempre se debe a un defecto de diseño o fabricación. Basta con que el suelo tenga un ligero desnivel para que pierda la estabilidad de sus cuatro puntos de apoyo y empiece a balancearse sin remedio. Llegados a este punto, ¿te has preguntado alguna vez porque los muebles de tres patas no cojean?
La razón es bien sencilla, pero para explicarlo tenemos que recurrir a los axiomas de la geometría euclidiana. Sabemos que un plano es una superficie bidimensional formada por un número infinito de puntos de coordenadas «X» e «Y» situados a la misma cota o «Z». Pues bien, según Euclides bastan tres puntos para definir un plano como resultado de la unión de dichos puntos con rectas. Esto significa que la mínima expresión de un plano o superficie es un triángulo.
Extendiendo este principio al caso de una mesa normal con cuatro puntos de apoyo sobre una superficie más o menos regular, tres de estas patas apoyaran en el suelo al mismo tiempo sobre un mismo plano, atendiendo al postulado de Euclides. Pero, basta que la cuarta pata apoye sobre un plano distinto para que el mueble pierda la estabilidad y empiece a cojear, por mínimo que sea dicho desnivel.
Sin embargo, esto no ocurrirá nunca en los muebles diseñados con tres patas. En un objeto de tres patas, 2 de ellas cumplen la función de posicionar el objeto en un mismo eje o dirección. Mientras que la tercera pata, tenga o no la misma longitud, se encarga de estabilizar el objeto adaptándolo al desnivel de suelo. Lo cierto es que las tres patas siempre tocarán el suelo a la vez, definiendo un único plano con la certeza de que nunca llegará a cojear. Es pura lógica.
Otra cosa es que, fruto del apoyo de las tres patas sobre un único plano, la superficie del tablero de la mesa quede horizontal o no con respecto al plano del suelo. Pero en cualquier caso, no se producirá el exasperante balanceo del tablero de la mesa con el riesgo incluso de que se desparramen los objetos depositados sobre su superficie.
¿Por qué no se diseñan más muebles de tres patas?
Paradójicamente, los objetos de tres patas transmiten al espectador cierta sensación de inestabilidad. Pero este aspecto visual es solo una cuestión psicológica, ya que como hemos podido ver, queda matemáticamente demostrado que cualquier objeto con tres apoyos es mucho más estable que cualquier otro. Evidentemente, se trata de una cuestión puramente cultural que afecta en gran medida en como diseñamos los objetos.
Quizá este aspecto haya llevado a utilizar este recurso funcional en cierto mobiliario de diseño, donde se busca conjugar a partes iguales la forma y la función del objeto diseñado. De hecho, existen numerosos ejemplos de clásicos del diseño del siglo XX donde ya se utilizaba este criterio, como el taburete Stool 60 de 1933, diseñado por el arquitecto Alvar Aalto para Artek, o el sillón CH07 de 1963, diseñado por Hans Wegner para Carl Hansen. También está presente en diseños más actuales como la curiosa mesa de centro de tres patas, diseñada por Ding 3000 en base a tres patas de madera atravesadas entre sí.
Imágenes | vía Artek, Carl Hansen y Ding3000