La tragedia del Hindenburg es posiblemente uno de los hechos históricos que más han aparecido mencionados en la literatura, en el cine y en la televisión. El 6 de mayo de 1937, el zepelín Hindenburg, orgullo de la flota de dirigibles de la Alemania nazi, estallaba en el cielo de Nueva Jersey, en Estados Unidos. De los 97 pasajeros, fallecieron 35 personas en el dirigible y un trabajador de tierra. Esas 36 víctimas propiciaron el final de los zepelines, un medio de transporte aéreo que tenía un futuro prometedor.
Hoy, los dirigibles o zepelines forman parte de la ficción. Los hemos visto en futuros alternativos de la ciencia ficción y en un pasado reciente. Pero fueron muy reales. Los zepelines, dirigibles o globos dirigibles, son naves autopropulsadas y con capacidad de maniobra. Se definen también como aerostatos, es decir, aeronaves que flotan gracias a un recipiente provisto de un gas más ligero, como los globos aerostáticos, que siguen gozando de gran popularidad en atracciones y vuelos cortos recreativos. El zepelín, en cambio, cayó en el olvido.
El Hindenburg, por ejemplo, fue el dirigible más imponente. Fabricado con duraluminio, es decir, una aleación de aluminio y otros metales, llegó a recorrer más de 300.000 kilómetros transportando a casi 3.000 pasajeros. Cruzó el Atlántico diecisiete veces, conectando Europa con Estados Unidos. Uno de sus récords consistió en sobrevolar el océano Atlántico dos veces en cinco días. Pero utilizar hidrógeno como gas de flotación en vez del más inocuo helio lo condenó al desastre. Todavía no sabemos si fortuito o provocado. De ahí que todavía haya reticencias en el uso de hidrógeno como combustible alternativo.
Los zepelines: del pasado al futuro
Pero no todo está perdido para los amantes de los dirigibles. Sin ir más lejos, el cofundador de Google, Sergey Brin, lleva años enfrascado en un proyecto que quiere devolver estas máquinas voladoras para que surquen los cielos. De una manera sostenible y, especialmente, más segura. E incorporando todas las novedades técnicas y de aeronáutica que el ser humano ha descubierto en estas décadas en las que el zepelín era algo olvidado.
A través de su empresa de investigación y desarrollo LTA Research, Sergey Brin ha diseñado y puesto en marcha un dirigible con el nombre de Pathfinder 1 o Pathfinder One. Con múltiples usos en mente, como la ayuda humanitaria o la búsqueda de un medio de transporte alternativo y sostenible, el Pathfinder rescata los zepelines y los devuelve a su lugar. Éste, en concreto, tiene 120 metros de longitud y 20 metros de ancho. Y una velocidad máxima de 60 nudos, que equivale a 111 kilómetros por hora. Precisamente, el acrónimo LTA de LTA Research significa Lighter Than Air Research, es decir, Más Ligero que el Aire.
Este zepelín del siglo XXI se empezó a idear en 2018, y su construcción se ha venido realizando desde 2021 entre el segundo hangar de Moffet Field, en Mountain View, California y el hangar Goodyear Airdock de Akron, Ohio. Para funcionar utiliza baterías eléctricas y propulsión híbrida. En concreto, 14 unidades de propulsión eléctrica y 24 baterías. Y su armazón está fabricado con vigas impresas de fibra de carbono. Su peso de carga máxima es de 28 toneladas. Y sus emisiones de carbono serán próximas a cero, siendo así un medio de transporte a tener en mente para el futuro. En cuanto al gas que emplea para flotar es una combinación de helio e hidrógeno.
Las revolucionarias ballenas voladoras
Otro proyecto de gran envergadura relacionado con la resurrección de los zepelines se encuentra a camino entre Francia y Canadá. La empresa francocanadiense Flying Whales, ballenas voladoras, quiere revolucionar el transporte de mercancías empleando dirigibles. Su uso también estaría destinado a la ayuda humanitaria y a logística para salvar las distancias y llegar a puntos recónditos o de difícil acceso.
Su principal baza es el dirigible LCA60T, con una capacidad de 60 toneladas y la posibilidad de almacenar 180.000 metros cúbicos de helio. Mide 200 metros de largo y 50 metros de diámetro. Y puede transportar cargamento de 96 metros de largo por 8 de alto y 7 de profundidad. Lo mejor de todo: puede alcanzar una velocidad de 100 kilómetros por hora (54 nudos).
Y no hay dos sin tres. En Reino Unido, la empresa Hybrid Air Vehicles lleva una década desarrollando un zepelín híbrido de nombre Airlander 10. Con una capacidad para 100 pasajeros, si todo va bien podría realizar viajes comerciales en 2026. Toda una declaración de intenciones en la recuperación de los zepelines como un medio de transporte aéreo acorde a los tiempos que corren. Podría volar durante 5 días seguidos y tiene una capacidad de carga de 10 toneladas. Como en los dos casos anteriores, estos dirigibles son híbridos eléctricos, de manera que su emisión de CO2 se reduciría hasta el 90%.