La adaptación de la tecnología a las producciones ha dado un paso al frente, consiguiendo llegar al punto de que Disney será capaz de amoldar las películas a los gustos de la mayoría. ¿Cómo? a través de un algoritmo que mide las reacciones de las personas mientras se exponen a una película: risas, llantos, sonrisas, sustos...
Disney es probablemente una de las compañías internacionales a las que más cariño tiene la gente. Disney evoca infancia, emociones positivas, ilusión y fantasía. Es una fábrica de sueños «hechos realidad». El castillo de Disney World es una de las construcciones más reconocidas de la historia, y siempre se ha enmarcado como el logotipo más reconocido de la marca “Disney” a nivel global. Se suele decir que un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido, y esta frase resume a la perfección la esencia de esta gran marca. Nunca debes dejar ir al Peter Pan que llevas dentro.
Para Disney no existen barreras. Ha sido capaz de dedicarse tanto al entretenimiento como a la comunicación, llegando a producir muchas películas, y creando canales de televisión, emisoras de radio, parques temáticos etc. Un sinfín de medios para favorecer el entretenimiento de sus seguidores y para afianzar a los que quizás no lo sean.
¿Qué más se le podría pedir a esta marca? Puede que nada, pero ellos no dejan de preocuparse por sus fans, y quieren adaptarse a sus necesidades. Es una marca que nunca deja de crecer, es ambiciosa e inconformista. Disney es una de las pocas marcas querida por los más jóvenes y por los más mayores, sin distinción y sin tapujos.
Y en este escenario, la adaptación de la tecnología a las producciones ha dado un paso al frente, consiguiendo llegar al punto de que Disney será capaz de amoldar las películas a los gustos de la mayoría. En definitiva, logrará hacer películas que gusten pase lo que pase. Esto no es una novedad para la marca, ya que sus películas suelen entusiasmar de por sí, pero, ahora, con el empleo de la tecnología la precisión siempre será mayor.
Para conseguir este reto, ha desarrollado un algoritmo que mide las reacciones de las personas mientras se exponen a una película. Puede detectar risas, llantos, sonrisas, sustos y muchas reacciones más que permiten cuantificar si una película funciona o no. De esta manera, es posible analizar y valorar los sentimientos y sensaciones de los espectadores y mejorar el contenido para conseguir «que sea a gusto de todos», gracias a los datos que les aporta inteligencia artificial y el Big Data.
A partir de las reacciones obtenidas, realiza un estudio de correlación de datos para determinar cuál es el sentimiento de esa audiencia ante determinado estímulo. Hasta el momento, estos sensores solo se han instalado en salas de cine, pero podrían extenderse a los parques Disney para medir reacciones y estados de ánimo en tiempo real. No es la primera vez que los estudios de Hollywood recurren a la tecnología para estudiar las reacciones y sentimientos de su audiencia. Esta técnica novedosa fue aplicada a 150 proyecciones de nueve grandes películas, como “Big Hero 6”, “El Libro de la Selva” y “Star Wars: El despertar de la fuerza”.
¿Te imaginas este sistema de cámaras de infrarrojos en otros lugares como tiendas de ropa? Podrías estar probando un pantalón nuevo mientras que la IA analiza tu reacción para mejorar los productos. Lo mismo podría suceder en teatros, restaurantes o museos. La tecnología es capaz de lograr cosas increíbles que conseguirán hacer de este mundo algo mejor, sin duda. Lo más complicado es que sea a gusto de todos. Pero si Disney se empeña, raro será que no lo consiga.