El grupo francés de automoción ha decidido reutilizar las baterías de sus coches eléctricos para crear tres acumuladores gigantes en Europa.
El proyecto de Renault no solo es ambicioso sino que entra dentro de la filosofía ecológica que destila el coche eléctrico. El fabricante ha puesto en marcha su programa 'Advanced Battery Storage'. El objetivo más inmediato es crear al menos tres sistemas de acumulación de energía en Europa con baterías usadas.
Renault tiene buenos mimbres para llevar a cabo su propósito, pues su modelo eléctrico Zoe tiende a comercializar su batería como un préstamo. Es decir, la marca retiene la posesión de este componente y ofrece un programa de intercambio al cliente, cuando el coche ve reducida su autonomía con el tiempo.
Esto hace que la compañía tenga a su disposición una nutrida cantidad de baterías antiguas. Y en lugar de reciclarlas ha decidido reutilizarlas. Su plan es construir acumuladores gigantes en lugares cercanos a plantas de energías renovables. Así se aprovechan los picos de generación de la solar y la eólica, mientras se cubren las necesidades durante las horas valle.
La comparación con la batería gigante de Tesla en Australia es irresistible. En esta ocasión, Renault contempla desplegar 60 MWh de capacidad , que podrían cubrir las necesidades de una localidad con 5.000 habitantes. El programa pretende juntar más de 2.000 baterías usadas para hacerlo y empezará sus trabajos en 2019.
La automoción, ligada a la industria del ion-litio
Ambos factores van de la mano. La fabricación de coches eléctricos tiene como uno de sus componentes principales la batería. Y las compañías quieren aprovechar el desarrollo y los recursos dedicados al ion-litio en otros campos. El más evidente es el de la acumulación energética a escala doméstica o industrial.
Los fabricantes de coches tienen dos opciones. Pueden externalizar la producción de baterías, con lo que serían altamente dependientes. Si no quieren dar este paso solo les queda desarrollar tecnología propia , con alianzas y una buena inyección económica. Esto es lo que están haciendo algunos de ellos.
Tesla ha sido el pionero y lleva ventaja en este terreno fangoso. Su asociación con Panasonic ha permitido crear su gigafábrica y crear su negocio de baterías domésticas. Pero Daimler también ha invertido 500 millones de euros en la puesta en marcha de su propia fábrica de baterías. Audi ha creado su división Smart Energy Network, destinada a vender acumuladores domésticos y desarrollar placas solares.
Nissan , como Tesla, también explora los paneles solares dentro de su recién creada división Nissan Energy Solar. Es un paso audaz, que pretende abrir un mercado natural para los nuevos fabricantes de coches. Hay que tener en cuenta que la ingeniería de un motor eléctrico es mucho más sencilla que la de uno de combustión. Y en los nuevos modelos la batería marcará en buena medida el precio del vehículo. Por tanto, abaratar el coste del ion-litio resulta fundamental y, para eso, nada como escalar la producción.
Imágenes: Renault