Los expertos aseguran que mejoran el sentido de pertenencia y favorecen el clima laboral, sirven para generar y compartir conocimiento, crean entramados de ayuda mutua y estimulan sinergias, fomentan el liderazgo distribuido y son útiles para atraer y retener talento, entre otras bondades. Son las redes sociales corporativas.
En la sesión “Talento, personas y equipos” del ciclo de debates “Empresa 2020” de Espacio Fundación Telefónica ya se apuntó que el e-mail y las intranets parecen haber agotado su ciclo y había que pasar de una organización correocéntrica a otra en red. Pero las redes sociales corporativas más que un cambio de herramienta suponen un cambio de cultura en las organizaciones: ir de intranets estáticas con una estructura cerrada y ordenada en base a mil compartimentos -algunos de ellos crípticos- a un nuevo espacio de relación flexible, que permite compartir el protagonismo interno habitualmente reservado a los directivos, y donde puede surgir una conversación interdepartamental espontánea. Ayudan a sacar provecho de la “inteligencia colectiva”.
El planteamiento es mucho más acorde con las nuevas generaciones de “nativos digitales” que se van incorporando al mercado laboral y respecto a lo cual ya se predice que impondrán una nueva mentalidad, más democrática, en la forma de comunicarse dentro de las organizaciones, que animará a la implantación de estructuras de mando menos piramidales y más cooperativas, y en las que primará el conocimiento y no tanto la categoría profesional.
Ventajas de una red social corporativa
Las ventajas de implantar una red social corporativa son múltiples porque ayudan no sólo con contenidos, sino con contactos, conversaciones y colaboración. “No es lo que sabes, sino a quién conoces”, como se explicaba en la revista PULSO.
Porque encontrar la información precisa depende de hallar a la persona adecuada para suministrarla. Los knowled geworkers cada vez resuelven más dudas mediante búsquedas en su red de contactos. Los empleados pueden hacer de las redes sociales corporativas una herramienta estratégica para impulsar el valor de sus empresas.
Según McKinsey, su uso óptimo puede duplicar el valor potencial de una empresa e incrementar la productividad laboral hasta un 25%. Y Millward Brown sostiene que en Europa el 81% de los negocios de gran crecimiento ya las usan. Además, el 75% de los directivos opina que estas redes cambiarán las estrategias, ya que permiten coordinar las ideas de un equipo geográficamente disperso (79%) y mejoran la productividad (76%) y la capacidad de encontrar información o expertos con la rapidez necesaria para la toma de decisiones (72%).
Aprendizaje y gestión del conocimiento de las organizaciones
Respecto a la importancia de este tipo de redes para las estrategias de aprendizaje y gestión del conocimiento de las organizaciones también se ha hablado mucho y es evidente que pueden contribuir enormemente. En este sentido, es muy interesante el post de Virginio Gallardo, en el que sostiene que los entornos sociales más eficientes para el aprendizaje no son entornos creados para aprender.
Según George Siemens y su teoría del conectivismo, el aprendizaje parte de la diversidad que surge de conectar personas (nodos) y de la calidad de sus conexiones, donde la toma de decisiones es en sí misma un proceso de aprendizaje.
Las comunidades diseñadas para mejorar procesos, reducir costes, incrementar ventas o analizar nuevos productos serán las comunidades donde los profesionales aprenderán más porque el aprendizaje que se fomentará en el futuro no separará aprendizaje y trabajo, ni aprendizaje teórico y tomas de decisiones reales.
“Aprenderemos como aprendíamos cuando éramos niños experimentando, compartiendo y creando de forma colaborativa, equivocándonos y corrigiendo, para conseguir objetivos”, señala Virginio Gallardo.
Por si todas las ventajas que hemos ido desgranando no fueran suficientes, hay un factor que parece que está favoreciendo la implantación de este tipo de redes: el auge del cloud computing. Según Forrester Research, el negocio mundial de software para crear y gestionar redes sociales corporativas crecerá un 61% anual hasta facturar aproximadamente 6.400 millones de dólares en 2016. Y hay quien augura que en menos de cuatro años las redes sociales corporativas serán la principal herramienta de comunicación de las empresas.
Pero, ¿cuál es la situación en España? Según el estudio “¿Cómo aprovechan las empresas españolas las oportunidades de las redes sociales corporativas?” de IOR Digital de mediados de 2012, su uso en nuestro país es aún incipiente. Sólo un 25% las utilizaba y el 83% de ellas las tenía desde hacía menos de dos años, si bien casi la mitad de las empresas que todavía no la tenían ya tenían previsto implantarla.
El éxito no depende de la tecnología
Algunas conclusiones interesantes de este documento son que el éxito de las redes sociales corporativas no depende de la tecnología, sino de las personas; que hay una gran dispersión respecto a la herramienta tecnológica usada; que la participación de las personas es esencial y la falta de un plan de comunicación y gestión del cambio es una receta para el fracaso; que son las áreas de Marketing y Comunicación (61%) junto con RRHH (44%) las que con mayor frecuencia han tenido la iniciativa de proponer este tipo de redes; que los departamentos que están sacando más provecho de su uso son Marketing/Producto/Servicios (62,5%), RRHH (50%) y Comunicación (43,8%); y que entre los objetivos que se persiguen con ellas están mejorar la imagen de la organización y la comunicación en primer lugar, seguidos de otros como mejorar la atención al cliente, anticipar los cambios de mercado o fomentar la innovación.