Todos conocemos términos como bitcoin y blockchain, las ventajas y problemas de estas nuevas tendencias digitales. Pero, ¿cómo se legisla, cómo funciona y en qué consisten realmente estas nuevas tecnologías? Sobre todo ello, hemos hablado con Jorge Ordovás, Ideation Manager en el área de Product Innovation de Telefónica.
A estas alturas todos hemos oído hablar ya de blockchain como un sistema que se apoya en una base de datos distribuida y con documentación encriptada, introduciendo un importante cambio de paradigma en la oferta de nuevos servicios. De hecho, prácticamente ya todos los sectores ven un blockchain una pieza fundamental para sus respectivos negocios.
Para conocer de primera mano qué es y en qué consiste, hemos hablado con Jorge Ordovás, Ideation Manager en el área de Product Innovation de Telefónica y responsable de identificar cómo aprovechar las tecnologías disruptivas para desarrollar nuevos productos y servicios a escala global. Además, Ordovás compagina su carrera con la enseñanza, ejerciendo de profesor en distintos cursos de posgrado de varias universidades y escuelas de negocio, especializados en blockchain, criptomonedas, medios de pago y transformación digital.
El objetivo final de blockchain es que entre distintos individuos, con intereses diferentes, se llegue a una confianza mutua sin necesidad de intermediarios para hacer transacciones digitales. Esta tecnología nace en 2009 para permitir el funcionamiento de criptomonedas como bitcoin. La función de bitcoin la podemos entender como un sistema de cambio de dinero online, en el que las transacciones que se generan dentro de un sistema son conocidas por todas las personas conectadas a la red. Por tanto, es necesaria «la creación de un libro de contabilidad digital para garantizar que una transacción, ya efectuada, no se pueda deshacer”, añade, y ese libro es precisamente lo que conocemos como blockchain.
Blockchain: libros de contabilidad digital
La tecnología de las criptodivisas depende de libros contables que poseen todos y cada uno de los individuos conectados a una red de blockchain. Estos libros pesan en torno a 150 gb y pueden incluir títulos inmobiliarios, préstamos, identidades o manifiestos de logística. Sirven para poner en marcha sistemas de intercambio de activos y registrar información de manera segura a través de una red b2b.
La mayoría de las personas dan soporte a estos libros a través de sus ordenadores y mediante un programa concreto. Ordovás aclara en este sentido que «estos programas incluyen una copia de la base de datos, consiguiendo con ello que existan miles de copias de seguridad en todo el mundo, y que permanezcan registradas todas las transacciones actualizadas a tiempo real». De esta forma, cada vez que se genera una nueva página de este libro contable, todas las personas que cuentan con esa versión de bitcoin en su ordenador pueden saber que se ha producido algún cambio.
Para usar bitcoins es necesario estar conectado al sistema de bloques, y sus transacciones deben ser visibles para que todo el ecosistema de la criptomoneda conozca su estado. «Bitcoin es open source, de modo que, desde que cambias su código abierto y consigues convencer a una serie de usuarios de su empleo, nace una nueva moneda virtual. Para cada criptodivisa existe un libro contable distinto en el que se registran las reglas de cómo y cuánto se tarda en confirmar los movimientos», asegura Ordovás.
Bitcoin público y privado
Actualmente existen, aproximadamente, más de 600 criptomonedas con distintos mecanismos de blockchain para cada una. «En base a los volúmenes movidos en los distintos mercados y las transacciones que se generan, hay una decena de monedas que tienen realmente sentido». Según Market Cap, si calculamos el precio de la moneda por el número de unidades en circulación, el bitcoin sería la moneda de mayor relevancia. Y añade que «existen otras como Ethereum, Ripple o Litecoin, que permiten otorgar una confirmación más rápidamente, o una mayor seguridad, o disfrutar de una serie de ventajas frente al uso de bitcoin».
La tendencia de las Initial Coin Offering son un equivalente al Initial Public Offering. Ordovás explica en este punto que, «antes, las startups no tenían la capacidad de poder financiarse a través de particulares, y la única alternativa eran los venture capital. Se debía convencer a un inversor institucional a cambio de una participación importante en una empresa, con las consecuencias que ello conllevaba». En 2017 eso ha cambiado, en palabras de Jorge Ordovás, «es posible utilizar la red de Ethereum para desarrollar programas y dotarles de dinero en forma de criptomonedas», es decir, una empresa puede crear su propio dinero digital.
¿Cómo? «una startup, por ejemplo, puede crear un programa al que se le va a otorgar la lógica de repartir participaciones en la empresa. De esta manera, se le puede dar un valor concreto, y cualquier persona podrá enviar dinero al programa. Si una empresa se revaloriza, los propietarios de esas participaciones pueden poseer ese rendimiento económico o determinar el rumbo de la empresa».
Este nuevo mecanismo de inversión consigue que se levanten rondas de cientos de millones de dólares en tan solo unos minutos. Sin embargo, existen una serie de indicaciones a tener en cuenta según Ordovás. «Una de las contrapartidas es que la Comisión de Bolsa y Valores ha considerado que las ICO están incumpliendo la legislación en Estados Unidos, y por ello, se ha limitado el volumen de empresas que están utilizando este tipo de financiación.
En España lo que está sucediendo es que muchas empresas, con un recorrido o una base de usuarios concreta, utilizan esta estrategia como fuente de financiación alternativa, en lugar de solicitar un crédito o lanzar una nueva ronda de inversión.
¿Qué empresas? El responsable de Ideation Manager en el área de Product Innovation de Telefónica propone Tutellus como ejemplo, «se trata de una plataforma de aprendizaje colaborativo online que plantea un sistema blockchain aplicado a sus servicios. Profesores y alumnos emiten participaciones en forma de tokens dentro de su plataforma cuando los alumnos se instruyen o cuando los profesores imparten clases».
Tendencias de seguridad y legislación
Desde el plano tecnológico, en un sistema de blockchain, la información generada no se puede cambiar. Ordovás hace mención en este punto a la legislación de la cadena de bloques, «si de por sí esta tecnología no nos permite que se modifique la información, no se puede exigir que sea borrada una vez registrada. Esto no impide que, desde el punto de vista legal y regulatorio, todo lo que podamos hacer encaje dentro de un marco jurídico concreto, tanto si se generan legislaciones específicas como si encajan dentro del marco vigente».
En Europa, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea plantea que recibir dinero en bitcoins es como recibir dinero en moneda extranjera. Por ejemplo, en España, se solicita desde Hacienda toda la información a las empresas que aceptan este tipo de pago: cuántas transacciones se generan con este medio de pago basado en las criptomonedas, quién está realizando las compras, a qué precio, dónde custodian estas empresas sus criptomonedas, etc.
En un entorno relacionado con distintas partes, con procesos complejos, y en los que tradicionalmente necesitamos integrar información y documentarla, utilizamos una base de datos descentralizada en la que todos podemos registrar información y disponer de ella. Con blockchain facilitamos la interacción en un sistema donde los actores no están perfectamente definidos.
Ordovás reconoce en este escenario que existen dos grandes aproximaciones: blockchain pública y blockchain privada/semiprivada. «La primera se utiliza especialmente para criptodivisas. Mientras que la segunda está formada por actores privados que poseen distintos nodos en la red. Estos son los que garantizan que la información no se puede modificar, sin embargo, ninguna es propietaria de la base de datos, y se necesita el consenso de todos los integrantes de la red para garantizar que la información permanece sin modificaciones».
A pesar de la confianza aportada por los usuarios que componen una red blockchain, Ordovás hace hincapié en que esta tecnología presenta vulnerabilidades. «En las redes públicas dependemos del número de nodos que estén conectados, a mayor número y mayor capacidad, más difícil es deshacer una transacción. Se necesita ser parte de la red y tener un poder de computo importante dentro de ella para poder influir de alguna manera. Nunca se podría robar dinero a alguien, pero, en cambio, es posible modificar la información o impedir que alguien reciba dinero. En las redes privadas son las empresas privadas las que tienen que garantizar la seguridad de la red».
En este contexto, Telefónica se ha unido a Alastria, la primera red nacional multisectorial del mundo que emplea blockchain, y tiene como objetivo habilitar y acelerar la transformación digital de los distintos sectores industriales o empresariales.
David Val, director de innovación de producto en Telefónica, nos explicaba hace unos meses las novedades que aporta Alastria a la integración de blockchain en España: «Se trata de un blockchain permisionado, donde las transacciones se podrán ejecutar con mayor velocidad y donde los que van a operar la infraestructura de esta cadena de bloques van a ser compañías reputadas».
Generar eficiencia en procesos y facilitar el lanzamiento de nuevos servicios
Esta tecnología nos va a permitir generar eficiencia en los procesos y facilitar el lanzamiento de nuevos servicios. Para ello, las empresas están creando consorcios o asociaciones que desarrollen blockchain y generen ecosistemas para generar nuevos servicios. Una de las soluciones más conocidas es hyperledger, iniciativa auspiciada por la fundación Linux, en la que se idean una serie de componentes software para desarrollar blockchain dentro del sector privado».
Finalmente, Ordovás concluye realizando una proyección sobre el futuro de blockchain y la evolución de esta tecnología en los próximos años. «Nos encontramos en un momento en el que, prácticamente, todos los sectores ven ya blockchain como una pieza fundamental para su negocio».