El preocupante deshielo del Ártico ha llevado a una empresa llamada Real Ice a desarrollar una innovadora técnica denominada «AquaFreezing«, con el objetivo de revertir el proceso y restaurar el hielo en esta región vital para el clima mundial. La situación es alarmante: algunos científicos predicen que para 2030, el Ártico podría quedarse sin hielo durante los veranos, lo que tendría consecuencias catastróficas para el planeta. Con esta técnica, Real Ice busca evitar este desastre climático mediante el uso de drones submarinos y un método que no introduce elementos ajenos al ecosistema.
El desafío del deshielo en el Ártico
El hielo ártico no solo es crucial para la fauna local y las comunidades humanas que dependen de él, sino que también desempeña un papel clave en el equilibrio climático mundial. El deshielo contribuye al aumento del nivel del mar y altera el efecto albedo, que ayuda a reflejar la luz solar hacia el espacio, manteniendo la Tierra más fresca. Sin este manto de hielo, el planeta absorbería más calor, acelerando el cambio climático.
En respuesta a este escenario alarmante, Real Ice está probando su técnica de AquaFreezing, que consiste en perforar el hielo marino existente y bombear agua de mar sobre la superficie. Este agua se congela rápidamente al entrar en contacto con el hielo, incrementando su grosor y fortaleciendo la plataforma helada. Además, el agua inunda las bolsas de aire en la nieve que cubre el hielo, lo que ayuda a convertir la nieve en hielo sólido, aumentando aún más la estabilidad de la capa helada.
¿Cómo funciona AquaFreezing?
La técnica de Real Ice no utiliza químicos ni elementos externos; simplemente aprovecha las propiedades del agua marina y la mecánica de los drones submarinos para hacer crecer el hielo. El control de todo el sistema está a cargo de un sofisticado algoritmo de inteligencia artificial, el Disturbance Observer Robust Control Algorithm, que monitorea las condiciones en tiempo real y ajusta las operaciones para garantizar que el hielo crezca de manera estable.
Durante las pruebas en la Bahía de Cambridge, Canadá, los resultados han sido prometedores. Un pozo piloto logró aumentar el espesor del hielo en 50 centímetros, mientras que se observó un crecimiento natural de 25 centímetros adicionales en la parte inferior. Estos resultados sugieren que el método de Real Ice puede ser una solución efectiva para frenar el deshielo del Ártico y, de esta manera, ganar tiempo mientras se toman medidas globales más contundentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Críticas y desafíos
A pesar del entusiasmo de la compañía, no todos los científicos están convencidos de la viabilidad de este enfoque. Las críticas se centran en los posibles riesgos asociados con la geoingeniería. Un punto de preocupación es la acumulación de salmuera, el agua con alta concentración de sal que queda después de que el agua de mar se congela. Esto podría debilitar la capa de hielo a largo plazo, aunque Real Ice asegura que han tomado medidas para gestionar este problema.
Julienne Stroeve, del University College London, ha expresado sus dudas sobre el proyecto. Según ella, la escala necesaria para que este método tenga un impacto real es inmensa, y el consumo de energía que requeriría sería prohibitivo. Además, advierte que centrarse en estas soluciones tecnológicas podría desviar la atención de los esfuerzos más importantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que es la verdadera solución al cambio climático.
Un proyecto ambicioso
A pesar de las críticas, Real Ice sigue adelante con su plan de escala masiva. La compañía propone el uso de 500.000 drones submarinos para cubrir un área de un millón de kilómetros cuadrados de hielo marino y generar 500 kilómetros cúbicos de nuevo hielo cada invierno. Estos drones, diseñados en colaboración con el Instituto de BioRobótica de la Escuela Superior Sant’Anna de Pisa, serían capaces de operar de manera autónoma, perforando el hielo y bombeando agua de mar de forma continua.
El coste del proyecto se estima en 6.000 millones de dólares anuales, una cifra considerable que Real Ice espera financiar a través de créditos de refrigeración o la colaboración de gobiernos y organismos internacionales, como las Naciones Unidas. Por ahora, la empresa planea realizar nuevas pruebas a gran escala en la Bahía de Cambridge para seguir afinando su técnica y demostrar que el AquaFreezing puede ser una solución viable para enfrentar el deshielo del Ártico.
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