España tiene 27,5 GW de potencia instalada de energía eólica en tierra firme. Es el quinto país del mundo en el ranking. Solo por detrás de China, Estados Unidos, Alemania e India. Son datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Y la cifra es sin duda positiva. Pero ¿qué ocurre con la eólica marina en España? ¿Qué supondría para el país desplegar ese tipo de instalaciones de forma masiva? ¿Cuáles son los retos a tener en cuenta?
En la Unión Europea se apuesta fuerte por esta fuente de energía renovable. Según los datos oficiales, la potencia actual instalada en aguas europeas es de 12 GW que deberían aumentar hasta los 60 GW en 2030. Pero existe un reto: las instalaciones actuales de cimentación fija requieren una profundidad de 50 metros. Algo que en las aguas españolas no es del todo posible. ¿La solución? Alternativas como la eólica marina flotante.
En la actualidad existen varias plataformas flotantes para obtener energía a partir de eólica marina y, por consiguiente, fomentar la sostenibilidad en la generación de energía. Por el momento, eso sí, son experimentales. Destacan la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN), la Plataforma de Energía Marina de Vizcaya (BiMEP) o la Zona experimental de aprovechamiento de energías marinas de Punta Langosteira (La Coruña).
La hoja de ruta española
Para potenciar la implementación de energía eólica marina en España, el Gobierno español publicó a finales de 2021 una hoja de ruta para el Desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar. Un documento de libre acceso con 124 páginas y que explica de dónde venimos y hacia dónde queremos llegar en lo que se refiere a obtención de energía renovable en aguas españolas.
El Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) de 2021-2030 prevé que las energías renovables supongan al menos el 42% del total de consumo de energía final (incluyendo diésel, gasolina, electricidad, etc.) y el 74% en el sector eléctrico. Para lograrlo, se desarrollarán acciones de eficiencia energética para reducir el consumo. Y, por otro lado, también se pretende desplegar 59 GW adicionales de generación renovable eléctrica durante esta década.
Los retos de la eólica marina en España
Si todavía no hay desplegada una red de plataformas eólicas marinas en España se debe a varios condicionantes. La eólica terrestre está más consolidada y su instalación es menos costosa y se amortiza antes. El despliegue de eólica terrestre ya forma parte del paisaje de Castilla y León, Aragón, Galicia, Castilla La Mancha o Andalucía, por citar las comunidades con más potencia instalada.
El segundo condicionante es la poca profundidad de los fondos marinos. De ahí que, hasta la invención de propuestas flotantes, España no haya sido una opción viable donde instalar plataformas eólicas marinas. El siguiente paso sería implementar un marco regulatorio que facilite la instalación de esta eólica flotante en auge.
Un tercer condicionante es que hay que tener en cuenta también ciertos aspectos de las costas españolas. Como, por ejemplo, que para 2030, el 30% de la superficie marina debe estar protegida. En la actualidad, la cifra es del 12%. Así que es necesario hacer compatible la generación de energía con la protección de las más de 11.000 especies con las que cuentan los hábitats marinos españoles.
Y, para terminar, la implantación de eólica marina en España debe tener en cuenta también las zonas de pesca con artes tradicionales que intentan sobrevivir en aguas españolas y que tienen de por sí muchos impedimentos para seguir adelante.
Los próximos pasos de la eólica marina en España
El pasado mes de octubre de 2022 se presentó el Libro Blanco de la Industria Eólica Marina en España. Se trata de un documento de 114 páginas que se puede consultar desde este enlace en PDF. Ha sido confeccionado por la Asociación Empresarial Eólica (AEE), que mostró al público dicho libro aprovechando su Congreso Eólico Marino, celebrado en Bilbao en esas fechas.
Entre lo mucho que se habló en dicho congreso y de lo que podemos extraer de este documento oficial, hay 15 proyectos de eólica marina presentados a consulta pública. A partir de ahí, las autoridades pertinentes deberán estudiarlos y analizar su impacto y si es posible llevarlos a la práctica. A poder ser, de manera consensuada con todos los actores implicados para evitar los conflictos que se están dando con la eólica terrestre.
Asociaciones como SEO Bird/Life, por ejemplo, piden que haya una planificación previa en la que participe la ciudadanía y en la que se tenga en cuenta el impacto ambiental y, sobre todo, el beneficio social y económico en el territorio en el que se instalarán. Precisamente, ese es el principal conflicto con la eólica terrestre. Se concentra en determinados territorios castigados por la despoblación y que no encuentra ningún beneficio directo en las instalaciones energéticas.
Si todo se hace bien y se cumplen las promesas de la Asociación Empresarial Eólica, el impacto de la eólica marina en España se traducirá en más de 7.500 empleos entre 2025 y 2030, 17.400 entre 2045 y 2050 y una aportación al PIB de 2.000 millones de euros anuales entre 2025 y 2030. Por ahora, España forma parte del proyecto europeo de I+D+i para modernizar las tecnologías renovables marinas. De manera que, cuando llegue la ocasión, las plataformas eólicas que se instalarán en aguas españolas serán las más punteras hasta el momento.