El reconocimiento facial es una de las tecnologías que más ha tendido a la masificación en los últimos años, en parte gracias a su inclusión en los dispositivos móviles. Los sistemas de reconocimiento facial se basan en una serie de algoritmos capaces de detectar caras en cuestión de segundos.
A pesar de que esta tecnología supone un gran avance en muchos sentidos, su uso indiscriminado puede traer problemas de privacidad para millones de personas. Actualmente, ya es posible acceder a edificios o autorizar pagos mediante el reconocimiento facial, incluso nuestro móvil es capaz de detectar una cara en las fotos.
Y aquí reside uno de los mayores problemas, ya que una cara puede ser capturada y detectada por una cámara especializada en cualquier lugar; de hecho, muchas empresas y entidades ya utilizan esta tecnología para identificar consumidores frecuentes y público potencial.
En este sentido, expertos en seguridad digital y privacidad señalan varios problemas que pueden surgir, principalmente en relación a la vigilancia de estos datos y a la pérdida del anonimato.
Se estima que el FBI tiene una base de datos con las caras de la mitad de la población de Estados Unidos, y en Rusia se ha dado el caso de un sitio web que, utilizando el reconocimiento facial, publicó los rostros (con nombres) de los asistentes a manifestaciones a favor de opositores al presidente Vladimir Putin, vulnerando así derechos fundamentales de todo ciudadano.
Además, huelga decir que estos sistemas pueden ser hackeados por ciberdelincuentes y que esto pone todavía más en riesgo la seguridad y privacidad de esta información.
También a través de Facebook, que ya utiliza el reconocimiento facial para generar etiquetas automáticas en las fotografías, una persona puede ser identificada sin demasiadas complicaciones tan solo accediendo a la fotografía de su perfil.
Peligro de invadir la privacidad
De hecho, un grupo de investigadores de la Carnegie Mellon University, en Estados Unidos, ha desarrollado un software capaz de recopilar una gran cantidad de datos personales mediante una sola fotografía de cualquier persona; el resultado de su experimento fue que de 25.000 fotografías extraídas de perfiles de Facebook de estudiantes de la universidad, el software de reconocimiento facial identificó correctamente al 31% de los estudiantes después de tres rápidas comparaciones.
Queda claro que la tecnología del reconocimiento facial puede invadir indiscriminadamente la privacidad de cualquiera y puede poner en riesgo la confianza de la sociedad en la tecnología, así como también puede llegar a violar derechos fundamentales como la libertad de expresión.
Para atajar estos problemas, una de las cuestiones más urgentes sería regular el uso de esta tecnología, tanto por parte de las autoridades mundiales como por las millones de aplicaciones comerciales que utilizan el reconocimiento facial con fines lucrativos.
En cualquier caso, no cabe duda de que la tecnología del reconocimiento facial llegó para quedarse, aunque todavía quedan aspectos por resolver.