Llega Halloween y toca pasar miedo, aunque existe explicación científica de por qué nos gusta experimentar una "situación terrorífica".
Se acerca Halloween, una de las festividades más terroríficas del año, donde disfrutan los más pequeños de la casa con sus disfraces. Pero también los que no son tan pequeños.
Zombis hambrientos poseídos por el mal, monstruos que persiguen a un grupo de chicos en busca de venganza… Estas escenas les sonarán a muchos, ya que forman parte de infinitas películas de terror. Este tipo de cine, al igual que las novelas terroríficas, es capaz de producirnos una sensación de miedo, tensión o pánico, que a la vez nos puede gustar (aunque no siempre).
¿Por qué sucede esto? La respuesta está en la ciencia
No, esto no es obra de un científico loco como sucede en las películas. El verdadero motivo de que nos pueda llegar a agradar pasar miedo está en la ciencia.
El miedo es un mal inevitable, o mejor dicho, es una emoción necesaria, pero en su justa medida. Experimentar un exceso de miedo puede producir trastornos como la ansiedad, pero en caso contrario puede producir tendencias temerarias.
Por lo tanto… ¿quién es el culpable de que vivamos situaciones de estrés ante el miedo? La respuesta es la amígdala central. Esta se encuentra en el cerebro de todos los seres vivos, y es una zona muy sensible ante las situaciones de miedo y ansiedad.** Sabiendo quién es la causante de nuestros miedos, a nivel físico, vayamos al nivel psicológico.
Un subidón de adrenalina
Muchas personas pueden disfrutar ante situaciones de terror. Esto se debe a la hiperactivación física. Quienes se divierten viendo una película de miedo o estando en una atracción terrorífica de un parque temático es gracias a una descarga de adrenalina que segrega nuestra amígdala.
¿Alguna vez habéis experimentado la sensación de que el corazón se «os iba a salir por la boca», de tener el «estómago encogido», o de tener «los pelos de punta»? Pues esto también es gracias a nuestra amígdala.
Aparte de estas reacciones fisiológicas, también libera catecolaminas, un neurotransmisor donde se hallan la adrenalina y la dopamina. Esta última es la responsable de vivir sensaciones de euforia y, en este caso, de que algunas personas se sientan excitadas después de una situación de peligro.
Se trata, en definitiva, de activar las hormonas extremas y conseguir, así, la sensación de tensión controlada.
Sacar nuestro lado terrorífico ¿e infantil?
Algunos teóricos afirman que las historias de miedo permiten liberar sentimientos inmorales, que residen en nuestro subconsciente. Por ejemplo, algunas personas pueden empatizar con sensaciones negativas a través de situaciones o personajes de determinados filmes.
Otra teoría concluye que sentir curiosidad entre el mundo de los vivos y de los muertos nos acerca al universo infantil. En otras palabras, esta creencia confirmaría que a muchas personas les divierte el terror porque les permite regresar a esa etapa de su vida.
¿Truco o trato?
Con motivo de Halloween en Movistar Plus puedes encontrar un amplio catálogo con las mejores películas de este género. Pásalo de miedo con alungas como El resplandor, REC o El exorcista. Así que ya sabes, prepara tus palomitas y disfruta de una noche terrorífica.