La tecnología OLED es clave para entender el funcionamiento de las pantallas plegables. Aunque ya son un éxito total, todavía hay problemas que solucionar para conseguir un terminal que no termine teniendo problemas.
Es innegable. Desde que aparecieron, se convirtieron en una de las protagonistas indiscutibles de la industria tecnológica. De hecho, ya te contamos cómo las pantallas plegables fueron el centro de atención en el Mobile World Congress 2019, donde las grandes compañías sorprendieron por sus arriesgados lanzamientos. Pocos meses después del MWC19, la compañía china Xiaomi anunció su novedoso modelo plegable y, acto seguido, se unieron Samsung y Motorola.
Es una tecnología en la que se ha estado trabajando durante años y que, después de muchos rumos y pruebas, parece que se ha asentado en el mercado durante la primera mitad de este 2020. Sin embargo, todavía hay algunas dudas sobre las pantallas plegables. Sobre todo, después de algunos fiascos y problemas como los del Samsung Galaxy Fold, que vio cómo retrasaba su lanzamiento tras detectarse una falla. Pero, fallos a parte ¿cómo funcionan? ¿Cómo consiguen que no las pantallas plegables no se rompan?
Adhesivo óptico y tecnología OLED
Sería imposible crear un smartphone capaz de doblarse si utilizamos los clásicos paneles LED o LCD. Por ello, la clave de las pantallas plegables es la tecnología OLED, aunque una pantalla pueda doblarse, hace falta un adhesivo óptico que conecte todas las capas del sensor táctil y los circuitos eléctricos sin que se rompan al doblarse.
Las pantallas OLED de los smartphones plegables se componen de seis capas de plástico en la parte superior (sello) y seis en la parte inferior (sustrato), dos terminales y dos capas de moléculas orgánicas. Estas capas de moléculas orgánicas permiten pantallas más delgadas, livianas y flexibles. Además, son más brillantes y utilizan menos energía.
Vulnerables a la humedad y golpes
Sin embargo, la tecnología OLED y las pantallas plegables también tienen puntos débiles. La vida útil de los diodos OLED es mucho menor a la vida útil de las pantallas LED o LECD. Además, son mucho más vulnerables a la humedad, lo que ha complicado el lanzamiento de más de un terminal.
Otro punto débil es que, como no llevan cristal, el plástico es bastante más débil, por lo que los teléfonos con pantallas plegables son más fáciles de rayar. Además, en muchas ocasiones tras haber doblado el dispositivo miles de veces, la tensión termina pasando factura a los materiales y creando fallos.
Sin duda, es una tecnología a la que se le puede sacar muchísimo partido, pero quizá todavía tenemos que esperar un par de generaciones para ver el terminal perfecto.